La luz incidente

La luz incidente

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  • Titulo original: La luz incidente
  • Dirección: Ariel Rotter
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Erica Rivas - Marcelo Subiotto
  • País: Argentina-Francia-Uruguay Año: 2015
  • Duracion: 95'
  • Elenco: Susana Pampín - Elvira Onetto - Rosana Vezzoni - Roberto Suárez
  • IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Desde que murió su marido, Luisa (Erica Rivas) no logra rearmar su vida. Pero cuando un hombre desconocido irrumpe en su vida con inesperada vehemencia y le propone reconstruir todo, Luisa debe enfrentarse a un proceso de duelo que hasta el momento, sistemáticamente, ha evitado. La Luz Incidente es un relato sobre el errático inicio de una relación sentimental y la necesidad imperiosa de una primera luz que suceda a la oscuridad.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: A través de una historia simple a primera vista, se va tejiendo una obra fascinante desde la elegancia y la sutileza de sus formas pero a su vez arrolladora e inquietante en relación a las emociones y a los sentimientos que transmite.

La delicadeza en tiempos violentos

Cuando Ariel Rotter, el director de esta película, estaba trabajando en un documental acerca de su familia, se fue enterando de algunos datos que desconocía en profundidad, relacionados a un suceso trágico ocurrido en su entorno familiar cuando era un niño. Fue tanta la conmoción que abandonó el documental y se puso a pensar decididamente en esta película, que supuso un proceso interno no demasiado fácil para el cineasta.

Si bien los hechos que se cuentan se corresponden sólo parcialmente con lo acaecido en aquel momento, lo que a Rotter más le interesaba poner sobre la mesa tenía que ver con algunos estilos de vida y mandamientos sociales - en especial en relación a la mujer - que eran moneda corriente en la década del 60, época en la que está ambientada la historia. Lo primero que hay que decir es que la película cumple largamente con ese cometido, y lo logra a través de un exquisito y demoledor ejercicio cinematográfico.

Luisa, una mujer de clase acomodada de unos 30 años, hace poco tiempo que perdió a su esposo y a su hermano en un accidente de tránsito. Su duelo y su dolor son evidentes, y si no fuera por el apoyo de su madre y su empleada doméstica, le costaría mucho atender a sus dos pequeñas hijas mellizas. En determinado momento aparece en su vida Ernesto, un "solterón" (para usar un término de aquellos años) para quien la tragedia que asoló a esa familia puede significarle una oportunidad de llenar una vida que se adivina bastante monótona.

A través de esa historia, simple a primera vista y que podría ser la anécdota de cualquier telenovela melodramática de la tarde, se va tejiendo una obra fascinante desde la elegancia y la sutileza de sus formas, pero a su vez arrolladora e inquietante en relación a las emociones y a los sentimientos que transmite.

Con un estilo que recuerda al buen cine argentino de las décadas del 60 y 70 (Leopoldo Torre Nilsson quizás sea la referencia más clara), el cine de Rotter parece más cercano al de Lucrecia Martel (La ciénaga, La mujer sin cabeza) que al de Juan José Campanella (El secreto de sus ojos), y a los uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll (Whisky) que a la dupla Mariano Cohn y Gastón Duprat (El hombre de al lado, El ciudadano ilustre). Su cámara y la exquisita fotografía de Guillermo Nieto sacan un notable partido del blanco y negro, y hasta daría la impresión de que sobre la marcha van buscando - y encontrando - la toma y el plano que mejor exprese lo que está viviendo, en especial, el personaje de Luisa.

Sus sutiles miradas, sus llantos muchas veces ahogados, reflejan toda la desolación y el dolor de una mujer que no puede procesar su duelo de acuerdo a su real sentir. Es posible sí que necesitara un amigo íntimo con quien matizar y compartir su dolor, pero cuando esa posibilidad trae como en cascada un posible nuevo casamiento y un nuevo padre para sus hijas, Luisa parece no tener otro camino que dejarse acompañar por una persona dispuesta a tomar el lugar que dejó otro. Es que a ese pretendiente amable, seguramente "buena persona" y empalagosamente presente, no le interesa demasiado lo que Luisa sienta por él. A manera de un sutil chantaje, insiste en lo beneficioso que sería para todos que formaran una nueva familia. Y Luisa, y también el espectador, va teniendo la sensación de que resignarse quizás sea el único camino posible.

Son de verdad impactantes las labores de Érica Rivas - en un registro totalmente distinto al que se le conoce, por ejemplo en Relatos salvajes - y de Marcelo Subiotto, un actor poco conocido que aquí demuestra vigor y convicción en un rol para nada sencillo y que le cae estupendamente. Pero más allá de esas notables actuaciones, de la delicada y a la vez imponente fotografía, y de la deliciosa banda sonora liderada por el trompetista Mariano Loiácono, lo que transforma a esta película en una obra mayor está en ese transitar elegante y sutil desde el estilo y las formas. Es esa también la llave que permite entrever clara y dramáticamente toda la violencia contenida que ese dolor soterrado puede llegar a generar en una persona que, aparentemente, no tiene escapatoria ante una realidad que no es precisamente la que elegiría.

Y por si fuera poco, la luz. Cuando aparentemente todo vuelve a la calma y ya con "las cosas en su lugar", tomamos conciencia de la luz. La luz como guía y como evidencia de la realidad. Para quienes eligen verla, sentirla, ya al final de la historia, la verdadera realidad.


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

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