Luz de luna

Luz de luna

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Presentado por
  • Titulo original: Moonlight
  • Dirección: Barry Jenkins
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Trevante Rhodes - Ashton Sanders
  • País: Estados Unidos Año: 2016
  • Duracion: 111'
  • Elenco: Alex Hibbert - André Holland - Naomie Harris - Mahershala Ali
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: Netflix
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Luz de Luna cuenta la difícil infancia, adolescencia y madurez de un chico afroamericano que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo y encuentra el amor en lugares inesperados. Al mismo tiempo, tiene que hacer frente a la incomprensión de su madre drogadicta (Naomie Harris) y a la violencia del barrio.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Lo interesante de Moonlight es que evita cualquier intento de representación social o de alegato. Se trata ni más ni menos que de la historia de una vida. Y allí radican su singularidad y su belleza.

Hacerse hombre

Barry Jenkins y Tarell Alvin McCraney tienen mucho en común. Ambos son afroamericanos, nacidos en Miami con un año de diferencia (el primero en 1979, el segundo en 1980). Crecieron en un barrio complicado y en familias disfuncionales, problemáticas, con padres ausentes y madres drogadictas. Según las estadísticas, las probabilidades y los estereotipos, podría decirse que ambos estaban condenados a una vida adulta difícil, incluso ilícita o demasiado breve (basta ver el documental Enmienda 13 de Ava DuVernay, disponible en Netflix, para entender de una vez por todas por qué ser negro y pobre en Estados Unidos es prácticamente una condena al delito, a la prisión o a la muerte). Pero no; ambos crecieron y encontraron en el arte una manera, su manera, de escapar a una vida marcada por el dolor, la subestima y los prejuicios.

Barry se convirtió en director de cine y Alvin en escritor y dramaturgo. Alvin escribió la obra "In Moonlight Black Boys Look Blue" (bajo la luz de la luna los chicos negros parecen azules) cuando estaba en la universidad, y aunque nunca se representó, más de una década después sirvió de inspiración a Jenkins para su segundo largometraje, Moonlight. El resultado es una de las películas imprescindibles del año.

A diferencia del documental de DuVernay, o de varias otras películas recientes como Talentos ocultos, Fences o El nacimiento de una nación, Moonlight no es - en principio - una película sobre el racismo. De hecho no se ve en pantalla a ningún personaje negro (casi la totalidad de los personajes lo son) sufriendo algún tipo de acoso o discriminación por parte de alguien blanco. Los conflictos que atraviesa el protagonista, desde el acoso (sobre todo el bullying) a la negligencia (sea materna o social) no tienen nada que ver con su color de piel. Es el mismo tipo de conflicto o trauma que podría sufrir cualquier chico de cualquier color, nacionalidad o estrato social. Aunque - y solo aunque - es muy posible que las experiencias personales de Jenkins y McCraney hubiesen sido otras si no hubieran sido chicos negros creciendo en un vecindario complicado de Miami en los '80.

Esto hace que cualquier historia de vida de alguien que no sea blanco en Estados Unidos inevitablemente esté afectada por un legado racista que tiñe casi todos los aspectos de esa vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Dónde vivo, quiénes son mis padres, qué hacen, si son adictos o no, quiénes son mis amigos y mis vecinos, qué probabilidades tengo de que la policía me arreste o me mate, qué probabilidades tengo de conseguir un trabajo decente, de elegir mi destino, de ser yo mismo...

Lo interesante de Moonlight es que evita cualquier intento de representación social o de alegato. Se trata ni más ni menos que de la historia de una vida, la vida de un chico negro contada en tres capítulos y etapas (infancia, adolescencia, juventud) del mismo modo que Boyhood (ese otro notable friso vital de Richard Linklater) contaba la vida de un chico blanco creciendo y madurando en los Estados Unidos de las últimas décadas. Hay una diferencia, además del color, que particulariza a Chiron de Mason: a Chiron le atraen los chicos, le dicen "marica" desde pequeño y el único contacto sexual que le conoceremos será con otro chico como él. Será un encuentro que lo marcará de por vida y definirá su identidad, aunque le cueste años reconocerlo.

Y sin embargo Moonlight tampoco es un film sobre ser gay, así como no es un film sobre ser negro. En todo caso es sobre crecer a los golpes, a tientas, sobre la ausencia del amor y la certeza del dolor, sobre la búsqueda del amor y la comprensión. Sobre las posibilidades de reinventarse, de perdonar, de olvidar o no, de hacerse hombre. Y lo hace con un sentido de la intimidad y un poder de identificación que trasciende etnias, preferencias sexuales y contextos sociales, y por eso mismo resulta tan fascinante como infrecuente. Y lo hace con absoluta poesía, sensibilidad, discreción y ternura. Y lo hace extrayendo brutales y honestísimas actuaciones de tres actores desconocidos (Alex Hibbert, Ashton Sanders, Trevante Rhodes) que encarnan demoledoramente a Chiron en sus tres etapas. Y construyendo en breves y hermosos momentos los vínculos que definirán su vida: ese modelo a seguir que compone Mahershala Ali, esa madre fallida que interpreta Naomie Harris, ese otro diferente e igual que reaparece con el rostro compasivo de André Holland.

Y allí, en todos estos aspectos y otros que vale la pena descubrir y atesorar, radican su singularidad y su belleza.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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