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Ficha

Resumen

Esta versión cinematográfica del exitoso musical inspirado en canciones de Abba celebra las relaciones entre madres, hijas y posibles padres, los verdaderos amores perdidos y nuevos amores encontrados, y las posibilidades románticas de lo que puede suceder en una isla griega cuando el amor está en el aire y la música y el baile abundan.

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Una divertida y fresca comedia musical más allá de toda pretensión analítica. Para dejarse llevar por su ritmo, su falta de pretensiones y disfrutar como si estuviéramos en una fiesta en la que ya no hay que guardar la compostura.

Chiquitita dime por qué…

Tengo que confesar que al encarar el comentario de esta película se me generan unas cuantas dudas, algunas de ellas no sencillas de descifrar. La principal pasa por no poder explicarme del todo desde qué lugar esta sencilla, fresca y para nada creíble comedia musical llegó a provocarme determinadas sensaciones y emociones.

Mamma Mía! es un musical de gran éxito en Broadway. Creado por Catherine Johnson y dirigido por Phyllida Lloyd, está basado en canciones muy populares del grupo sueco Abba. Johnson y Lloyd son también las responsables de sus rubros -guión y dirección respectivamente- en la versión cinematográfica. Todo arranca cuando, ante su inminente casamiento, la hija de la dueña de un hotel ubicado en una deslumbrante isla griega quiere saber quién es su padre. Con el fin de lograr su cometido antes de la boda, elabora una original estrategia.

Desde varios lugares esta película no resiste el menor análisis. Para empezar, estamos ante una historia sin el menor atisbo de credibilidad, con mucho de cuento de hadas, y cuyo pulso narrativo no disimula para nada que la dirección está a cargo de alguien con poca experiencia en el tema. Escenas totalmente demarcadas, con canciones y coreografías en ocasiones metidas a fórceps, son el marco general por donde se va desarrollando una historia naif y predecible.

Si a todo esto le sumamos que nunca fui muy fanático de Abba -es más, en el momento de su mayor auge llegué a subestimar bastante ese estilo azucarado y pegadizo de hacer música- me pregunto por qué esta película llegó a entretenerme, a divertirme y a emocionarme, provocándome una especie de culposo placer. Porque realmente me divertí, por momentos hasta me emocioné, y las casi dos horas que dura el filme se me pasaron volando. ¿Donde estará el secreto?

Hecha esta confesión -con la que me saco un peso de encima-, creo que justamente la sencillez, la frescura, la espontaneidad y la falta de pretensiones con que se cuenta la historia tienen mucho que ver con el disfrute de la película. En su vertiginoso transcurrir nos va invitando a dejar sesudos análisis, a desabrocharnos el botón del cuello y a disfrutar de un colorido torrente de música y divertimento. Sinceramente resulta muy tentadora la idea de sumergirse por un rato en el paradisíaco marco de esta isla griega y a la vez dejarse llevar sin preocupaciones por simpáticas canciones acompañadas de coreografías que evocan a las celebraciones mitológicas helénicas.

Otro punto a favor son las actuaciones de las mujeres del elenco. En su mayoría tienen la simpatía y el desenfado adecuado, con una mención de honor para Meryl Streep que en este rol de ágil cincuentona hippie no parece ser la misma que poco tiempo atrás nos conmoviera en su papel de anciana en Pasión al Atardecer. Otra historia es un reparto masculino un tanto desacomodado en una historia con marcado perfil femenino. En especial Pierce Brosnan da la impresión de no haberse dado cuenta que ya no es James Bond.

Al cabo de esta reseña creo que he ido descifrando las sensaciones ambiguas que me dejó Mamma Mía!, teniendo que concluir en que el clima festivo y emotivo le ganó sin duda al lado analítico y cinéfilo. Al vencer esos prejuicios, esta película se deja disfrutar desde una emoción quizás prontamente olvidable, para nada rebuscada y con mucho de alegría y nostalgia. Es como cuando nos damos cuenta de lo bien que nos hizo ir a una de esas fiestas donde nos divertimos a más no poder y sin reflexiones profundas, nos dedicamos a disfrutar del jolgorio y la emoción del ambiente. Al irnos con la corbata en la mano seguramente lo haríamos tarareando “Mamma mía, how can i resist you…”

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy