Ladrona de libros

Ladrona de libros

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Presentado por
  • Titulo original: The book thief
  • Dirección: Brian Percival
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Sophie Nélisse - Geoffrey Rush
  • País: Estados Unidos-Alemania Año: 2013
  • Duracion: 131'
  • Elenco: Emily Watson - Ben Schnetzer
  • Sitio oficial IMBD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Liesel (Sophie Nélisse) es adoptada por una familia de Münich, Alemania. Cuando su padre adoptivo (Geoffrey Rush) le enseña a leer, ella se propone una peligrosa tarea: salvar los libros prohibidos por los nazis antes de que desaparezcan para siempre. Su situación se complica cuando la familia decide refugiar a un joven judío en el sótano de su casa.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Uno de los aspectos más valiosos del filme es enfrentarnos a otro de los horrores de la guerra y el fanatismo. Y lo hace de manera sensible, de la mano de un muy buen elenco donde destaca la monumental labor de Emily Watson.

Cuando las palabras dan vida

A esta altura no resulta sencillo encontrar demasiadas novedades en la forma en que el cine trata historias relacionadas con el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Ladrona de libros no escapa a esa generalidad, pero sin embargo aporta una mirada sensible e interesante sobre el tema.

Basándose en un best-seller del escritor australiano Markus Zusak, el director Brian Percival - con antecedentes sobre todo en la TV - ubica el principio de la anécdota en la Alemania de fines de los años 30, cuando una niña es separada de su madre comunista y es dada en adopción a una pareja alemana no demasiado fanática del regimen nazi imperante. Sus padres adoptivos mostrarán dos caras distintas. La madre esconderá en un primer momento su gran corazón tras una fachada de dureza y rigurosidad, mientras que el padre, más atento y complaciente a los deseos de la niña, pronto descubrirá que la mejor manera de llegar a ella será - a pesar de ser analfabeta - compartiendo horas de lectura.

Uno de los aspectos más valiosos del filme es enfrentarnos a otro de los horrores de la guerra y el fanatismo. Una escena en la que tiene lugar una fogata inmensa y cuyo material combustible son miles de libros, además de brindar uno de los mayores picos dramáticos de la historia sintetiza a la perfección la idea de que no son solo vidas humanas lo que se pierde en las guerras en general, y en ésta en particular. La contraparte positiva - y es indudable que Percival acertó en cómo plasmar esa idea sin demagogia - es que esas mismas palabras que atiborran los libros también pueden ser fuentes de esperanza al extremo de, en algún momento, poder llegar a salvar alguna vida.

Otro gran acierto de este relato en general fluido es que, si bien nunca se minimizan los horrores de todo lo que se vivía por aquellos días, el tono pesimista no abruma; también hay espacio para que los niños jueguen, vivan las cosas propias de su edad, y para que los adultos maticen sus temores y presiones cantando y tocando sus instrumentos preferidos. La vida cotidiana de esos alemanes - al menos de los protagonistas de este filme - que en cualquier momento podían ir al frente o ser el blanco de los bombardeos de los aliados, hasta se permitían algunas tenues críticas al régimen; claro, siempre que la realidad no les recordara el momento de la historia que les tocó vivir.

Todos estos aspectos positivos se ven reforzados por una fotografía - a cargo del alemán Florian Ballhaus - que se mueve en una variedad de tonos que realzan la poesía que por momentos emana de la pantalla. La banda sonora - nominada al Oscar - es otra muestra del prestigio y el talento inacabable del ya veterano compositor y director de orquesta estadounidense John Williams; mientras que la reconstrucción de época es disfrutable e impecable.

Y qué decir de un elenco sin fisuras en el que sobresalen la soltura de Geoffrey Rush, la inocencia no exenta de profundidad de la niña Sophie Nélisse, en su debut estadounidense - la vimos hace poco en la excelente Profesor Lazhar (2011) - y la frescura de su compañero de andanzas Rudy, interpretado por Nico Liersch. Dejo para el final, a manera de mención especial, la monumental labor de Emily Watson como la madre adoptiva, con matices que pintan de cuerpo entero a una mujer que, pese a su aparente hosquedad, no logra disimular una gran sensibilidad.

Alguna caída de tensión, en especial en el desarrollo no demasiado redondo de algunos personajes laterales pero importantes en la trama - intuyo que en la novela eso no pasa - y la no siempre eficaz aparición de una voz en off que representa a la muerte, le impiden a esta entrañable película llegar al muy bueno, pero el planteo inteligente y las reflexiones que sin duda genera valen la pena.


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

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