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Ficha

Resumen

Llewyn Davis (Oscar Isaac) se encuentra en una encrucijada. Con su guitarra a cuestas y protegiéndose del implacable invierno neoyorkino, lucha por convertirse en un músico de éxito, para lo cual deberá salvar obstáculos supuestamente insuperables, algunos de ellos creados por sí mismo. A expensas de amigos y de extraños, rascando el poco trabajo que encuentra, las desventuras de Llewyn le llevan de los bares del Village a un club vacío de Chicago, en una odisea por tocar ante el magnate de la música Bud Grossman.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Dos de los cineastas más originales y contra la corriente trabajando en la industria hoy en día no pueden ser - al menos no siempre - del gusto de una mayoría. Ciertamente no cuando presentan una obra tan cálida, poética y atemporal como Inside Llewyn Davis.

El viaje del (anti)héroe

No debería sorprender que Inside Llewyn Davis, una de las mejores películas de los hermanos Coen, no haya figurado entre las nueve candidatas al Oscar a la mejor película. Porque está bien que la dupla de cineastas haya sido aceptada por la Academia desde Fargo a esta parte (ganaron el Oscar al mejor guión original aquella vez, y Sin lugar para los débiles fue coronada como la mejor película de 2007), pero tampoco la pavada: dos de los cineastas más originales y contra la corriente trabajando en la industria hoy en día no pueden ser - al menos no siempre - del gusto de una mayoría. Ciertamente no cuando presentan una obra tan cálida, poética y atemporal como Inside Llewyn Davis.

Es posible reconocer aquí varios elementos característicos de la filmografía de los Coen, empezando por el absurdo que suele impulsar la trama (a veces con tintes más trágicos y sangrientos, como en Fargo o Sin lugar para los débiles, a veces con rasgos decididamente cómicos, como en El gran Lebowski o Un hombre serio); las referencias a los clásicos (en este caso las hay desde La Odisea, que ya había inspirado ¿Dónde estás, hermano?, hasta la escena de la música folk estadounidense en los años ‘60); y sobre todo una estilización muy precisa que contribuye a generar una atmósfera única, a medio camino entre lo onírico y lo pesadillesco (Barton Fink, El hombre que nunca estuvo). Esta vez contaron para ello con el formidable aporte del director de fotografía francés Bruno Delbonnel, en sustitución de su habitual colaborador Roger Deakins (que se encontraba filmando La sospecha), y de su frecuente director de arte Jess Gonchor.

Y sobre todo, un puñado de personajes increíblemente delineados que a veces bordean la caricatura pero que encierran, a su modo y al de los Coen, una reconocible humanidad. Empezando por el protagonista, el propio Llewyn Davis (una labor consagratoria del guatemalteco Oscar Isaac), un joven cantautor con ganas de forjarse una carrera solista, inspirado en Dave Van Ronk (la portada del disco que da título a la película es una cita textual de la de "Inside Dave Van Ronk", de 1964). Su viaje lo lleva desde el sótano del Gaslight Café, en el Greenwich Village (un sitio emblemático donde tocó gente como Bob Dylan, Bill Cosby, Paul Clayton, Bruce Springsteen, José Feliciano y el mismo Van Ronk, entre muchos otros) hasta el club The Gate of Horn en Chicago, donde aspira a encontrarse con el manager Bud Grossman (F. Murray Abraham), un personaje ficcional forjado a partir del verdadero Albert Grossman, quien fuera representante de artistas como Dylan, Janis Joplin o Peter, Paul and Mary.

Uno quiere que le vaya bien a Llewyn Davis, básicamente porque sus canciones son muy buenas y porque, aun a pesar de sus propios traspieses, parece un buen tipo. Pero el camino hacia el éxito nunca fue fácil. No todo el mundo puede ser Bob Dylan. A Llewyn le sucede un poco de todo, como indica la tradición del viaje del héroe (o, en este caso, el antihéroe), muchas veces producto de su propio temperamento, otras por el solo hecho de cruzarse con gente muy variopinta como su ex amante Jean (Carey Mulligan), el inmenso John Goodman y su chofer silencioso (Garrett Hedlund), que recuerda al psicópata impredecible que hacía Peter Stormare en Fargo, o su propia y malhumorada hermana (Jeanine Serralles). Y todo regado por imágenes de bella melancolía en medio de un crudo invierno, muchas veces involucrando la presencia de un gato...

Inside Llewyn Davis es una hermosa película que debería resonar en todo artista que haya intentado recorrer su propio camino, mantener una voz propia aún contra las modas y las tendencias. Y esto vale tanto para músicos de guitarra a cuestas como para cineastas independientes, empeñados en filmar lo que les sale del alma y no lo que indica el gusto masivo, la Academia de Hollywood o los festivales. En definitiva, para cualquiera que haya tenido un sueño alguna vez y no se haya dado por vencido tras el primer intento.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy