Cartelera

Ficha

Resumen

Roman Polanski obtuvo un Oso de Plata como mejor director en el Festival de Berlín por este thriller político, en el que Ewan McGregor interpreta a un escritor contratado para completar las memorias de un ex primer ministro británico (Pierce Brosnan), tras la misteriosa muerte del escritor original. A poco de asumir el encargo, comienza a descubrir evidencias de que el ex líder puede estar implicado en crímenes de guerra.

El material extra del DVD incluye una entrevista (muy básica) al director Roman Polanski, otra (mucho más ilustrativa) al escritor y co-guionista Robert Harris, y un vistazo a parte del proceso de realización de la película a modo de backstage. Es poco material, es cierto, pero al mismo tiempo la propia película es lo bastante satisfactoria como para no quedarse con ganas de reclamar nada más.

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un thriller político en el que Roman Polanski estuvo a punto de volver a sus mejores tiempos; solo le faltaron 35 minutos. El elenco, eso sí, es estupendo.

Cul de sac

El título de este comentario – en la traducción algo así como callejón sin salida - refiere a un filme de 1966, también de Roman Polanski, que tiene algunos puntos de contacto con esta historia, basada a su vez en una novela de Robert Harris, “El poder de la sombra”.

En esta oportunidad estamos ante un thriller político que comienza cuando un escritor no demasiado reconocido acepta - sin que su nombre aparezca y con el factor económico como principal motivación - dar los toques finales a un libro en el que un colega fallecido - teóricamente en un accidente - relataba las memorias de un ex primer ministro británico. La tarea toma un cariz más complicado y hasta peligroso cuando el político – con claras referencias a Tony Blair - es acusado de crímenes de lesa humanidad vinculados a las implicancias del gobierno británico en su alianza con Estados Unidos en la guerra de Irak.

La trayectoria como cineasta de Polanski podría tildarse de tan valiosa como irregular. En mi opinión, lo mejor de su trabajo se vio desde finales de la década del 60 hasta mediados de los 70. La divertida, genial y hasta inquietante parodia La Danza de los Vampiros (1967) – pocas veces me reí tanto en una sala de cine – y filmes totalmente distintos pero igualmente importantes como El Bebé de Rosemary (1968), Barrio Chino (1974), El Inquilino (1976) y, en menor medida, Tess (1979) además de consolidar su calidad de autor superan ampliamente su etapa posterior, donde quizás las consecuencias de épocas difíciles de su vida dieron lugar a filmes menores como por ejemplo La Novena Puerta (1999) y Oliver Twist (2005). Por esos tiempos, solamente El Pianista (2002) estuvo a la altura de lo más apreciado de su arte.

En este caso, en especial durante la primera hora y media del relato el resultado es entretenido y sumamente interesante. En esos pasajes estamos ante una narración clásica – con una influencia hitchcockiana asumida y en su máxima expresión -, concreta y austera en la que el realizador apela a elementos que dieron el sello distintivo a lo mejor de su obra. Diálogos sugestivos, un sutil uso de la iluminación – casi siempre difusa y con planos a contraluz – y una cuidada puesta en escena, son el marco adecuado para una anécdota en la que Polanski se encuentra a sus anchas al contar una historia de climas opresivos y agobiantes, y con una visión pesimista y fatalista de la realidad. Esta primera parte se desarrolla mayormente en el domicilio del político, ubicado en una isla paradisíaca de Estados Unidos. La suntuosidad es ostensible, tanto como la falta de calidez de una casa donde sus habitantes, más que disfrutar del lugar, parecen estar a merced del clima y de lo que el destino les depare.

Si este tono se hubiera mantenido en toda la película estaríamos sin duda ante un filme mayor en su género, pero lamentablemente la narración va decantando hacia registros menos efectivos. Al promediar la historia, y ya hacia el último tramo de película, el interés empieza a decaer. Con los roles bien definidos y cuando ya tenemos claro quién es quién, la tensión dramática cede y algunos baches narrativos le quitan credibilidad a una resolución que luce – a pesar de un ingenioso recurso final – un tanto alargada y predecible, lejos de tener el impacto de los mejores momentos.

El elenco merece un apartado especial: Ewan McGregor, en el rol del escritor, ofrece la mejor labor de su carrera. El gran Tom Wilkinson cumple de acuerdo a sus antecedentes; ser testigo de los tres minutos de Elli Wallach es todo un placer, mientras que la justificada fama de gran director de actores que tiene Polanski se ve plasmada en lo mejor que le he visto hacer a Pierce Brosnan y a un irreconocible (hasta en su aspecto) James Belushi.

Polanski estuvo a punto de volver por sus fueros, solo le faltaron 35 minutos. Esperaré con avidez la próxima, de repente, quién te dice.

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy