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Resumen

A los 19 años, Alicia (Mia Wasikowska) regresa al mágico mundo de su aventura de la infancia donde se reúne con sus viejos amigos y descubre cuál es su verdadero destino: ponerle fin al reinado de terror de la Reina Roja (Helena Bonham Carter). Tim Burton encuentra así, en los personajes de Lewis Carroll, territorio fértil para su imaginación visual.

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: La imaginación visual de Tim Burton encuentra terreno fértil en los personajes de Lewis Carroll, pero el resultado luce poco original y sorpresivo. Quien se destaca es Helena Bonham Carter como la irritable Reina Roja.

A través de la pantalla

Pocos proyectos de Hollywood habían generado tanta expectativa en los últimos años como este Alicia en el País de las Maravillas a cargo de Tim Burton. Los personajes y universos creados en palabras por Lewis Carroll parecían material ideal para la imaginación visual de un director que ha sabido conjugar como pocos la fantasía con lo tétrico. Y en cierta medida el resultado es todo lo llamativo y eficaz que cabía esperarse, y esto incluye las limitaciones de un trabajo por encargo concebido, entre otras cosas, para llevar gente al cine con la excusa del 3D y de una historia y personajes ya conocidos por generaciones no sólo de lectores sino de espectadores cinematográficos (la versión más célebre de Alicia sigue siendo la de Walt Disney, estrenada en 1951).

Y en lugar de cuestionarse si el irregular resultado es debido a que Burton se vendió a la Disney (algo poco probable en el caso de un artista que renunció a su cargo de animador precisamente en Disney, porque sentía que su creatividad se veía limitada, y que ha criticado públicamente a la compañía por discontinuar en su momento los proyectos de animación tradicional) lo que habría que preguntarse es si su talento como narrador se ha visto algo decaído últimamente. Porque sus películas más flojas no han sido únicamente trabajos por encargo, como la remake de El Planeta de los Simios que hizo para la Fox (2001); su más reciente Sweeney Todd (2007) dividió radicalmente a críticos y espectadores, entre quienes alabaron su talento una vez más y quienes pensaron (como yo) que aquello fue la película más soporífera en la carrera de Burton, un director conocido no precisamente por aburrir a su audiencia.

La versión Burton de Alicia – que se basa en el clásico libro de Carroll y su continuación, “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí” – no es necesariamente aburrida, pero sí poco sorprendente. Claro que hay un universo maravilloso, con criaturas y personajes bien logrados combinando diversas técnicas de animación. Pero también es cierto que hay algunas reminiscencias visuales de otras creaciones de Burton (como ese árbol tenebroso que recuerda al de Sleepy Hollow) que dan la sensación a cosa ya vista, a universo ya transitado. Lo cual no está del todo mal porque a la propia Alicia le pasa algo parecido. La protagonista - que no es aquí una niñita sino una adolescente algo rebelde e inconformista de 19 años que, en plena era victoriana, se encuentra al borde de un compromiso indeseado con un joven pelele – vuelve a seguir al conejo y a caer por su madriguera, y todo le parece un gran déjà vu, como un sueño recurrente que la acecha desde su infancia. Y tal vez ese concepto estuvo en la mente de Burton a la hora de crear paisajes que al espectador le parecen ya recorridos. O tal vez sea simple casualidad.

Pero ese no es el problema mayor de Alicia (la película) sino su previsible y trillado argumento, en el que la respuesta a aquel compromiso del principio se ve demorada hasta una resolución más que obvia, y en el que la aventura del personaje es básicamente la misma de todo héroe cinematográfico reciente, esté basado o no en creaciones clásicas: tener el coraje de enfrentar a las fuerzas del mal para salvar a sus amigos y a ella misma. El mismo tema de infinidad de aventuras, desde El Señor de los Anillos hasta Las Crónicas de Narnia. En ese sentido esta Alicia es un personaje más bien unidimensional, algo que no logra disimular la actuación monocorde de la australiana Mia Wasikowska (una joven actriz que había llamado la atención con su notable labor en la serie In Treatment).

Hay otros aspectos que no ayudan, como la insistencia (¿resabio de Sweeney Todd?) en musicalizar prácticamente cada escena de la película, o ese otro lugar común que es la presencia del talentoso Johnny Depp en cada proyecto de Burton; su Sombrerero Loco, que tiene sus momentos graciosos, es una combinación de Jack Sparrow con Michael Jackson (¿esos pasitos del final eran realmente necesarios?)

Pero otros que sí ayudan, y mucho: Helena Bonham Carter, otra figura repetida en las películas de Burton (de quien es pareja) compone una irresistible Reina Roja (no exactamente la Reina de Corazones del libro original, de la cual asume empero varios rasgos), una irritable villana de gran cabeza desproporcionadamente grande encima de un cuerpo desproporcionadamente pequeño. Y el diseño de producción y rasgos visuales del cine de Burton siempre es un regocijo para los ojos, si bien en este caso (como en otros) algunas imágenes pueden resultar algo perturbadoras para niños pequeños. No se la pasa mal, en definitiva, pero tampoco cumple todas las expectativas generadas.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy