Perfume: la historia de un asesino

Perfume: la historia de un asesino

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Presentado por
  • Titulo original: Perfume: the story of a murderer
  • Dirección: Tom Tykwer
  • Género: Drama-Suspenso
  • Protagonistas: Ben Whishaw - Dustin Hoffman
  • País: Alemania-Francia-España Año: 2006
  • Duracion: 2h27'
  • Elenco: Alan Rickman - Rachel Hurd-Wood
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Basada en una novela del escritor alemán Patrick Süskind considerada infilmable, Perfume es la historia de Jean-Baptiste Grenouille (Ben Whishaw), un joven con extraordinario sentido del olfato que se obsesiona con la creación de un perfume irresistible. En su búsqueda de la esencia perfecta se convierte en asesino de jóvenes mujeres, causando el pánico y su persecución en la Francia del siglo XVIII.

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En los siguientes canales

  • Film & Arts

    • Jueves 28 de Marzo

      • 23:00

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Una estupenda reconstrucción histórica y un atractivo tratamiento visual son los principales valores de esta interesante aunque irregular adaptación al cine de una novela prestigiosa.

El cazador de aromas

Uno de los recuerdos literarios más lindos que tengo de mi infancia (junto a todo Mafalda, el Dailan Kifki de María Elena Walsh y algunas novelas cortas de misterio de Enid Blyton) es un libro de la argentina Elsa Bornemann, de la colección Cuentos del Jardín, titulado “El Cazador de Aromas”. El protagonista era un chico que poseía un olfato extraordinario y era capaz de determinar cualquier tipo de aroma, incluso si venía de lejos. Los otros chicos del barrio se divertían tapándole los ojos con una venda y desafiándolo a reconocer el olor de distintas cosas, desde una barra de chocolate hasta un frasco de esmalte. Por supuesto, siempre adivinaba, aunque eso no evitaba que fuera objeto de burlas. Al final, su talento inusual le permitía detectar el origen de un incendio y alertar a los bomberos, con lo cual se convertía en héroe.

Puede pensarse que Perfume, la novela de Patrick Süskind, es una versión extrema y para adultos de aquel cuento. Por cierto que el contexto es otro, y también la naturaleza del personaje protagónico. Porque Jean-Baptiste Grenouille es un ser que creció sabiéndose desechable: su madre literalmente lo tiró a la basura el día de su nacimiento, sus compañeritos de orfanato quisieron asfixiarlo, y sus diferentes “tutores” (por llamarlos de alguna manera) lo vendieron por algunas monedas. En definitiva, es un alma torturada. Su talento olfativo lo hace único pero también diferente en una Francia pre-revolucionaria donde la vida humana valía poco, al menos entre las clases bajas de donde surgió Grenouille. Por eso su contacto con el perfumista Baldini será una forma de ganar respetabilidad, al menos por un rato. Sin embargo, a Grenouille no le interesa escalar posiciones sociales ni ganar dinero en su oficio, sino perfeccionar el arte de capturar aromas de la misma manera que los perfumistas capturan la esencia de una flor determinada. El problema es que se obsesiona con capturar el aroma de jóvenes mujeres, para lo cual primero tiene que matarlas.

Sin haber leído la novela de Süskind es muy posible adivinar que parte de su fascinación radique en la manera cómo el escritor logró transmitir la relación entre el personaje y los aromas. Durante muchos años hubo interés en trasladar la historia a la pantalla, pero incluso un director tan arriesgado como Stanley Kubrick consideró que era una empresa imposible. El alemán Tom Tykwer (Corre Lola Corre) no estuvo de acuerdo y, con la complicidad del productor y co-guionista Bernd Eichinger (hombre detrás de algunas de las mayores superproducciones del cine europeo, como La Casa de los Espíritus o La Caída) se atrevió a representar en imágenes la búsqueda aromática de Grenouille. El resultado es realmente interesante en todo su tramo inicial, desde el nacimiento de Grenouille hasta su partida hacia Grasse, a donde va recomendado por Baldini a perfeccionar su arte. Por momentos uno puede captar –o al menos imaginar- toda una gama de olores, desde los más desagradables hasta los más exquisitos, en gran parte gracias al formidable trabajo del fotógrafo Frank Griebe y de la complejísima dirección de arte de Uli Hanisch.

En la segunda mitad el interés decae un poco, incluso con algunos pasajes directamente aburridos, en la medida en que comienza la cacería de un asesino en serie (eso es, después de todo, Grenouille). Y, finalmente, no puedo decir qué efecto produce en el lector esa escena en la plaza pública (quienes hayan leído la novela o visto la película sabrán de lo que estoy hablando), pero a los ojos de un espectador cinematográfico desprevenido se trata de un desenlace increíble (y no lo digo como un elogio); la escena luce demasiado obvia y exagerada como representación del efecto que la obra cumbre de Grenouille tiene en las demás personas. Quizá no siempre una imagen vale más que mil palabras…

Como toda gran producción carga con algunas concesiones necesarias para el éxito: a pesar de ser una co-producción entre Alemania, Francia y España, la película está hablada en inglés e interpretada por actores anglosajones. Uno de ellos es Dustin Hoffman, cuya interpretación de Baldini parece pertenecer a otra película, quizás una comedia. Lo que sí sobresale hasta el final es la composición del inglés Ben Whishaw, cuyo Grenouille, según se ha dicho, es físicamente mucho más agraciado que la descripción que hizo Süskind del personaje. A pesar de que falta mayor profundidad en el examen de su personalidad torturada, Whishaw logra que Grenouille ingrese al salón de la fama de los asesinos en serie más atractivo, junto a Hannibal Lecter y Patrick Bateman.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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