Dos días, una noche

Dos días, una noche

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  • Titulo original: Deux jours, une nuit
  • Dirección: Jean-Pierre Dardenne -Luc Dardenne
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Marion Cotillard - Fabrizio Rongione
  • País: Bélgica-Francia-Italia Año: 2014
  • Duracion: 95'
  • Elenco: Pili Groyne - Simon Caudry - Catherine Salée - Batiste Sornin
  • Sitio oficial IMBD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Sandra, una mujer que está a punto de ser despedida de su trabajo, tiene tan solo un fin de semana para tratar de convencer a sus compañeros de trabajo de renunciar a sus primas para que ella pueda continuar trabajando. Una crisis que se transforma en todo un desafío para Sandra, quien intenta recuperarse de una severa depresión. Por este trabajo Marion Cotillard fue candidata al Oscar 2015 como mejor actriz.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Una película incómoda, dolorosa y por momentos frustrante, como lo es ni más ni menos la situación que atraviesa su protagonista (una estupenda Marion Cotillard). Pero es también esperanzadora y luminosa.

Trabajo de hormiga

Quiere la casualidad que esta reciente película de los hermanos Dardenne se estrene en Uruguay en medio de conflictos y movilizaciones sindicales, en pleno proceso de elaboración de un presupuesto gubernamental que, por más justo que pretenda ser, va a afectar - para bien o para mal - a decenas de miles de trabajadores.

Sandra, la protagonista de Dos días, una noche, está en la antítesis de ese tipo de movilización colectiva: la suya es una acción solitaria, en un ambiente laboral al que aún no ha llegado (o en el que se ha desmantelado) la sindicalización, por tanto cada trabajador se encuentra solo defendiendo sus derechos y su fuente laboral. O intentando apelar por su propia cuenta, como hace Sandra, a la solidaridad y la comprensión del otro, algo que parece bastante difícil en estos tiempos... Pero el de Sandra no es sólo un conflicto social o laboral, es también un conflicto emocional, porque la decisión de dejarla sin empleo (votada por sus propios compañeros de trabajo a cambio de un bono adicional) la encuentra recuperándose de una severa depresión. La lucha de Sandra es, por tanto, una lucha con los propios demonios internos que la paralizan, que le han quitado su autoestima.

La película, que los hermanos Dardenne empezaron a elaborar hace varios años, se estrenó en Europa en los coletazos de una crisis económica que afectó a gran parte del continente. Y se sabe que en toda crisis económica quienes más sufren suelen ser los pobres asalariados, primeras víctimas de los recortes presupuestales de las empresas. Sandra es despedida porque, de acuerdo a los parámetros con que se mide el éxito o el fracaso hoy en día (no sólo en las empresas), no es lo suficientemente eficiente. Es un eslabón fallido en la cadena de producción, y como tal debe descartarse. Pero Sandra no es un eslabón, ni una máquina; es humana, y sus emociones la afectan y seguramente hayan afectado su rendimiento, aunque eso sea algo que no le importa ni a los patrones ni a unos compañeros de trabajo que son capaces de dejar en la calle a una de ellos a cambio de unos euros más con los cuales pagar las cuentas.

Y eso es lo interesante en el cine de los Dardenne: es difícil encontrar buenos y malos. Todos sus personajes son seres humanos fallidos, lo que es malo es el sistema en el que viven y trabajan. La propia Sandra dista de ser la perfecta heroína que una película de Hollywood sobre el mismo tema hubiese trazado (alguien imperfectamente perfecta como, por ejemplo, Erin Brockovich). Y aún así nos identificamos fácilmente con su necesidad vital de vencer sus miedos y sus inseguridades, de recorrer barrios y calles tocando timbres y golpeando puertas, tratando desesperadamente de convencer a sus pares de ser un poco más solidarios, menos individualistas, más compañeros, en definitiva. Claro que en esto tiene mucho que ver la sobria y al mismo tiempo emocional labor de Marion Cotillard, de cara lavada y fragilidad a flor de piel.

Hay quienes encuentran en su peregrinaje escasa sustancia para un argumento cinematográfico, que ciertamente funciona en base a alguna reiteración. Pero es que la película es eso: una sucesión de encuentros en los que una mujer, madre y esposa trabajadora y depresiva apela a la comprensión de sus compañeros de trabajo, uno a uno, para que no la dejen tirada en la calle. Y lo que hace tiene sus efectos, algunos de ellos conmovedores. Sinceramente, al lado de lo que la película tiene para decir sobre la deshumanización de los vínculos sociales y el individualismo contemporáneo, me parece un reparo menor si el argumento es reiterativo.

Sobre el mismo tipo de reiteración funcionaba una película tan bien recibida por el público como Erin Brockovich, precisamente, solo que apretando todos los botones convencionales que la hacían ciertamente efectiva. El cine de los Dardenne no oculta sus orígenes documentales y escapa de casi todo convencionalismo, incluyendo bandas sonoras extradiegéticas que le indiquen al espectador qué debe sentir en cada escena, o un final moralizante con discursos catárticos que hagan sentir bien tanto a la audiencia como al personaje. Dos días, una noche es una película incómoda, dolorosa y por momentos frustrante, como lo es ni más ni menos la situación que atraviesa su protagonista. Pero es también esperanzadora y luminosa, como lo es ese ámbito familiar - y unos pocos amigos y colegas - que la alientan a no sentirse derrotada antes de dar batalla.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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