300

300

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Presentado por
  • Titulo original: 300
  • Dirección: Zack Snyder
  • Género: Acción-Aventura
  • Protagonistas: Gerard Butler - Lena Headey
  • País: Estados Unidos Año: 2006
  • Duracion: 1h57'
  • Elenco: Dominic West - David Wenham - Rodrigo Santoro
  • Sitio oficial
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

300 es el crudo relato de la feroz Batalla de las Termópilas (año 480 a.C.) en la que el Rey Leonidas (Gerard Butler) y 300 espartanos pelearon a muerte contra Jerjes (Rodrigo Santoro) y su vasto ejército persa dando muestras de crueldad y valor inimaginables. Su valor y sacrificio inspiraron a toda Grecia a unirse en contra de su enemigo persa, delineando así el perfil de la futura democracia. La película le da vida a la aclamada novela gráfica de Frank Miller (Sin City: la Ciudad del Pecado) al combinar la técnica de captura del movimiento (live action) con escenarios virtuales que reproducen su visión única de este acontecimiento de la Historia Antigua.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Como adaptación de un cómic al cine, 300 es visualmente impactante. Pero una vez que uno se acostumbra queda sólo la historia, y allí no hay nada nuevo, original, ni sorprendente.

Todos los hombres del rey

El episodio de las Termópilas (del griego Thermopylai, “puertas calientes”) permanecía como un capítulo bastante ignorado de la historia antigua, al menos para el gran público. De pronto, y gracias a una película de Hollywood, todo el mundo habla de él. El mérito le corresponde en primer lugar a Frank Miller, uno de los nombres más importantes en la historia del cómic gracias a creaciones como Batman: el Regreso del Caballero Nocturno (1986), Sin City, de 1991 (llevada al cine en 2005 con similar fidelidad visual por Robert Rodríguez y el propio Miller en la co-dirección), o esta 300, en la que recrea la batalla entre el rey espartano Leónidas I y su reducido ejército contra las imparables fuerzas del rey persa Jerjes I. El propio historietista confesó que su inspiración vino de la película Los 300 Espartanos, de Rudolph Maté (1962), que vio cuando era chico seguramente en alguna sesión de matinée.

Ahora la historia regresa al cine pero inspirada básicamente por el estilo gráfico del propio Miller, en lo que debe ser una de las adaptaciones del cómic al cine visualmente más impactantes que se hayan hecho; como en Sin City, aquí también se han filmado actores en estudio con pantalla verde a la cual luego se agregaron fondos y efectos creados en computadoras. Es la consolidación de un tipo de cine para el cual la etapa de posproducción resulta definitoria. Pero no nos engañemos: 300 no es más que una película épica del montón que luce, eso sí, espectacular (y espectacularmente violenta). No se trata de poner en duda el talento de Miller; que su cómic sea considerado un clásico del medio no significa que el mismo asunto se traduzca naturalmente en una gran película. Sería tan absurdo como sostener que cada adaptación de Shakespeare al cine constituye necesariamente una obra maestra del séptimo arte, sólo porque su original lleva la firma de uno de los más grandes autores de todos los tiempos. Y es indudable que 300 –originalmente publicada en cinco números en 1998- es formidable como relato que funciona a la perfección como novela gráfica.

Llevado al cine, sin embargo, tiene poco para aportar de nuevo más allá de su asombrosa fidelidad visual. La historia básica (un puñado de hombres corajudos enfrentados a un enemigo superior e imbatible) no sorprenderá a nadie que haya visto y/o leído El Señor de los Anillos, Corazón Valiente, Troya, Gladiador, Enrique V… (podríamos continuar). Y al cabo de un rato de observar cada composición visual (los storyboards fueron realizados por el uruguayo radicado en Estados Unidos Richard Bennett) y su respectiva paleta de colores, uno va perdiendo progresivamente su capacidad de asombro (que es, en definitiva, lo que viene pasando con gran parte de la producción de Hollywood destinada a convertirse, en su primer fin de semana de estreno, en un éxito de taquilla).

En lo personal, una vez que entendí de qué venía la mano, no pude evitar fijarme en todo aquello que me molestaba: que se abuse de los efectos de sonido por el mero hecho de impresionar al público; que se insista con lo valientes que eran Leónidas y sus hombres con frases rimbombantes como “¡Esto es Esparta!”, o “¡No les den nada, quítenles todo!”, o mi favorita “¡Esta noche cenaremos en el infierno!”… (ya entendí la idea); que me tenga que creer que Rodrigo Santoro rapado, lleno de joyas y con los ojos pintados es la encarnación del mal (por cierto, es lógica la elección de un actor brasileño para encarnar a Jerjes, ya que el andrógino rey hace su aparición encima de un carro alegórico); y, lo peor de todo, que me tenga que importar la suerte de unos espartanos de mierda orgullosos de una sociedad militarizada que se deshacía de sus niños deformes o deficientes. Porque 300, en definitiva, es una glorificación de la violencia y del concepto de patriotismo y defensa de la libertad asociada con los valores más conservadores de Occidente (que es lo que al fin y al cabo representa Esparta). Probablemente no fue la intención de Miller, pero sí de esta película dirigida por Zack Snyder (El Amanecer de los Muertos) que exalta la perfección física y el sadismo de sus combatientes con recursos que el cómic no posee, como los ralentis o la intensa música coral (tipo Carmina Burana).

Yo no creo que Snyder esté sirviendo a los intereses de la administración Bush y su “guerra contra el terrorismo”, pero sería un poco ingenuo no reconocer que el cine –incluso y sobre todo el de entretenimiento- también es reflejo de su tiempo. Durante la guerra fría Hollywood combatía a invasores del “planeta rojo”, Rocky peleaba contra una máquina de matar en Moscú y Rambo le pateaba el trasero a los soviéticos en Afganistán. En este comienzo del siglo XXI, mientras Estados Unidos acusa a Irán de estar fabricando armas de destrucción masiva, un rey y su heroico ejército van a la guerra contra toda voluntad política para frenar el avance del imperio persa que llega desde Medio Oriente. Casualidad o no, sólo el tiempo dirá si 300 es -además de una película aburrida aunque visualmente impactante- un ejemplo de propaganda bélica.

PD: Esta película, calificada no apta para menores de 9 años, se estrenó el mismo día (viernes 30 de marzo) que El Viento que Acaricia el Prado, la película de Ken Loach sobre el movimiento independentista irlandés de comienzos del siglo XX, que fue calificada como apta para mayores de 18 años. Yo pregunto, ¿es joda? ¿Realmente alguien en la comisión calificadora del INAU cree que hay mas violencia en El Viento que Acaricia el Prado que en 300? Porque al no haber desnudos ni sexo en la película de Loach uno debe suponer que la prohibición a que la vean menores de 18 años se debe a sus niveles de violencia, donde lo más terrible que puede verse es una escena de tortura no explícita y algo de sangre. ¿Cuál es el criterio, entonces, para que niños y niñas de 9 años en adelante sí puedan ver 300, donde se ven asesinatos, mutilaciones, decapitaciones, cuerpos semidesnudos, escenas eróticas y monstruos deformes? Si uno fuera mal pensado diría que los censores del INAU no tienen objeción en que los adolescentes uruguayos vean un desfile de violencia explícita entre espartanos y persas de historieta, pero sí en que accedan a una reflexión realista sobre la historia irlandesa reciente…


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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