En primera plana

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Presentado por
  • Titulo original: Spotlight
  • Dirección: Tom McCarthy
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Mark Ruffalo - Michael Keaton
  • País: Estados Unidos Año: 2015
  • Duracion: 128'
  • Elenco: Rachel McAdams - Liev Schreiber - John Slattery - Stanley Tucci
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: Netflix
  • Tipo: Película
Presentado por

Ficha

Resumen

Cuando el tenaz equipo de reporteros de The Boston Globe ahonda en los alegatos de abuso a menores dentro de la Iglesia Católica, descubre en su investigación el encubrimiento llevado a cabo durante décadas por parte de las altas esferas de organizaciones religiosas, legales y gubernamentales de Boston, desatando una ola de revelaciones alrededor del mundo. Basada en la historia real de la investigación ganadora del Premio Pulitzer. Oscar a la mejor película de 2015.

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Trailer

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  • Sony Movies

    • Miércoles 13 de Marzo

      • 17:55

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Al mejor estilo de Todos los hombres del presidente (1976), de la cual es digna heredera, Spotlight se concentra en el trabajo periodístico, en la investigación pura y dura, en busca de una verdad que merece salir a la luz.

Santa Omertá

Boston. Una de las ciudades más antiguas de Estados Unidos y célebre por sus prestigiosas universidades, con una población mayoritariamente cristiana (57%). Es tal vez la única de las grandes ciudades del país que hemos visto retratada, al menos en el cine, como una verdadera comunidad, donde más allá de las diferencias sociales y económicas parece haber un verdadero sentido de pertenencia no sólo al lugar sino entre las personas. Más que una ciudad, casi como una gran familia. Claro que como en toda familia, grande o pequeña, se esconden secretos y se dan complicidades tácitas. Y tarde o temprano, como suele ocurrir, los secretos se exponen y las complicidades se quiebran, dando lugar a crisis tan dolorosas como sanadoras.

Tal vez quien mejor ha dado a conocer este sentido de pertenencia a esa comunidad secretamente disfuncional sea el bostoniano Dennis Lehane, autor de las novelas llevadas al cine como Río místico (2003, director Clint Eastwood) y Desapareció una noche (2007, director Ben Affleck). Y algo de eso hay detrás del silencio que se guardó durante décadas en torno a las denuncias de abusos sexuales a menores por parte de clérigos de la Iglesia Católica, una de las instituciones de mayor peso en Boston. Eso queda claro cuando el propio equipo de Spotlight (la sección de investigación dentro del diario The Boston Globe) se abstiene de comentar aún a sus compañeros de trabajo que tienen los secretos de la Iglesia bajo la lupa.

Gracias a esos secretos extendidos y perpetuados, a esa suerte de omertá entre religiosos al mejor estilo de la mafia siciliana, fue que un sacerdote como John Geoghan pudo abusar de más de 130 chicos a lo largo de 30 años (aunque condenado finalmente sólo por uno). ¿Qué hicieron sus autoridades cada vez que había una denuncia en su contra? Sacarlo de su puesto bajo "licencia médica", someterlo a tratamiento psiquiátrico en instituciones privadas financiadas por la propia Iglesia, y ubicarlo en otra parroquia sin mención alguna de sus antecedentes. Y, por supuesto, mantener la denuncia en secreto, lejos de los tribunales, y acallar a las víctimas y sus familias con sumas de dinero que, por supuesto, jamás alcanzarían para curar las profundas heridas emocionales dejadas en las víctimas (incluidas la culpabilización y la vergüenza). El resultado era, obviamente, más abusos, más denuncias, más arreglos privados, más silencio, más heridas.

El mayor mérito de los periodistas de Spotlight fue sacar a la luz esta conspiración de encubrimientos, y revelar que el de Geoghan era apenas un caso entre decenas; sólo en Boston se confeccionó una lista probable de 87 sacerdotes que habrían cometido abusos sexuales (aproximadamente un 6% del total), y en cuyos casos el patrón de respuesta de sus autoridades había sido el mismo: no hacer la denuncia, tratamiento, cambio de parroquia, compensar a las víctimas con dinero. Es decir que Geoghan era apenas la punta de un iceberg inmenso, cuyas bases se extendían por todo el país y el mundo entero.

Al mejor estilo de Todos los hombres del presidente (1976, Alan J. Pakula), de la cual es digna heredera, Spotlight - la película - se concentra en el trabajo periodístico, en la investigación pura y dura, generalmente tediosa, construida a base de interrogantes, reuniones, entrevistas, intercambios de información, archivos, taxis, ascensores, llamadas telefónicas, puertas que se abren y se cierran... Rastrear hechos, en definitiva, en busca de una verdad que merece salir a la luz. Lo que todo buen periodista debería hacer en su horario de trabajo, en definitiva. Es por todo esto - mucho más que por el tema de fondo, el de los abusos y su encubrimiento, que ya se conoce - que Spotlight resulta tan relevante en estos tiempos: porque mientras la frivolidad y la desinformación ganan cada vez más espacio en los medios, nos recuerda que el periodismo ejercido con honestidad y responsabilidad es ante todo un servicio público, y que como tal se debe al bien de la comunidad - aún cuando ésta no quiera oír ni saber - antes que a intereses corporativos.

Como Pakula en la gran película sobre el caso Watergate, el director Tom McCarthy (Visita inesperada, Ganar ganar) hace aquí lo mejor que puede hacer: desaparecer detrás de la historia y narrarla con precisión clásica, sin adornamientos ni efectos de ningún tipo. Esto convierte a Spotlight en un raro ejemplo de cine comercial actual que recuerda a parte del Hollywood de los años '70, quizás la última gran década del cine norteamericano. Buenas películas sobre temas importantes que afectan a gente común, sin poner a un director por delante ni presentar héroes todopoderosos que salvan el día, y a la chica y al mundo, colmando las expectativas catárticas de la audiencia.

En ese sentido, Spotlight es una película lineal que, salvo por una breve introducción ambientada precisamente en los años '70, narra los hechos de manera directa, sobria, sin excesos melodramáticos ni sensacionalismos de ningún tipo (considerando lo delicado del tema). No hay grandes discursos ni fuertes escenas emocionales, de esas que aseguran al menos una nominación al Oscar; apenas una breve explosión de Mike Rezendes (Mark Ruffalo) producto de un disgusto con una decisión de su jefe Walter Robinson (Michael Keaton), quien se consideraba a sí mismo más bien un "jugador/entrenador". Tampoco hay héroes perfectos; los periodistas aquí retratados también cometen errores, como queda claro en el mea culpa que realiza Robinson sobre el final de la película.

Lo que hay, sí, son personajes reales haciendo su trabajo de manera creíble y meticulosa, y esto es resultado de un trabajo actoral sólido en su conjunto, sin fisuras de ningún tipo, donde quizás destaquen la enérgica composición de Ruffalo (una vez más) y la sorprendente sobriedad de Liev Schreiber (notable en el rol del parco editor Marty Baron), pero donde todos están muy bien, incluyendo al casi desconocido Brian d'Arcy James (Matt Carroll) y al siempre efectivo John Slattery como Ben Bradlee Jr. Bradlee era secretario de redacción del Boston Globe e hijo del legendario Ben Bradlee, el editor en jefe del Washington Post que supervisó la investigación de Bob Woodward y Carl Bernstein que llevó a la renuncia del presidente Nixon (tal como lo cuenta Todos los hombres del presidente). Hasta en ese detalle no del todo casual pareciera que Spotlight dialoga con aquel brillante antecedente, ubicándose con comodidad en el podio de las mejores películas sobre periodistas.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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