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Resumen

Meteoro, el inolvidable corredor de carreras que –a bordo del Mach 5- fascinó a toda una generación de televidentes en la década del ’70, llega al cine con el rostro de Emile Hirsch y de la mano de los hermanos Andy y Larry Wachowski (creadores de la trilogía Matrix). ¿Hace falta decir más?

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Una versión que pretende conformar a todos: los fanáticos de la serie de antes y los niños y adolescentes de ahora. Lo logra a medias. En todo caso, un entretenimiento liviano y vistoso al que no habría que exigirle más que eso.

Sobredosis de adrenalina

Era de esperar ya viendo la sinopsis: la sensación general es la que uno tiene cuando se para por ejemplo frente a uno de esos Candy Sweet que hay en los shoppings, llenos de dulces de todas formas y colores brillantes, y de aromas artificiales y empalagosos. Hay experiencias peores, es cierto, pero uno puede salir de ahí mareado de tanto azúcar y saborizante.

Al principio pudo sorprender la decisión de los hermanos Wachowski al involucrarse en la versión cinematográfica de una serie animada japonesa de fines de los ’60. Pero no tanto si se recuerda que Matrix (1999) y sus secuelas se inspiraban en el cine de acción oriental –principalmente de Hong Kong- y que luego fusionaron la saga con la tradición del animé –como se conoce a la animación japonesa- en Animatrix (2003), un compilado de nueve cortometrajes animados (casi todos dirigidos por maestros del animé) que de alguna manera contaban la historia antes de Matrix. Lo que puede llamar más la atención es la elección de un asunto tan liviano, sobre todo después de V de Venganza (2006), que los Wachowski adaptaron (y co-produjeron) a partir de la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd y que tenía, en su denuncia de un sistema totalitario que reprimía a los marginados y disidentes, profundas semejanzas con la “guerra contra el terrorismo”.

Por eso los reclamos de mayor profundidad argumental, o de un “guión más interesante” (se supone que hasta el más inocente entretenimiento debería tener un guión interesante, aunque también es cierto que pocas veces es así) lucen algo fuera de lugar. Porque Meteoro (Mahha GoGoGo en el original) no era una gran historia dramática, era puro entretenimiento. Y si a quienes tenemos entre 30 y 40 años nos gustaba, al punto de no perdernos ningún episodio frente a la televisión, era porque éramos niños o adolescentes. No esperábamos ninguna profundidad psicológica en los personajes (no teníamos ni idea de lo que era eso), sólo queríamos oír el rebote del gato hidráulico, ver al Mach 5 saltar por los aires y confirmar que Meteoro salía victorioso otra vez. Es la misma razón por la que hoy casi todos corremos a verla al cine, porque esperamos reencontrarnos con algo de aquella fascinación que nos provocaba la serie cada tarde, después de la escuela.

¿Y la reencontramos? Bueno, en mi caso a medias, más bien poco. O sea, no es lo mismo. Los Wachowski se esfuerzan y ciertamente hacen maravillas al crear un mundo virtual (literalmente) en el cual insertar a sus actores, los cuales lucen, en general, como perfectas elecciones de casting. El problema es que la película intenta ser un producto para todo el mundo: para quienes veíamos el original por televisión y buscamos algo de aquella serie toscamente animada, y para los niños y adolescentes de ahora, quienes no habían escuchado hablar de Meteoro antes y a quienes hay que impresionar con personajes, situaciones y efectos visuales acordes a los que están acostumbrados a ver, a los que han moldeado –nos guste o no- su formación como público cinematográfico. Y al intentar ofrecer algo para todos termina no ofreciendo nada demasiado completo para nadie.

Sin embargo sería necio no reconocer que la película es mayormente entretenida, que los Wachowski logran que el atractivo visual (por momentos fascinante) se mantenga más o menos dosificado durante todo el metraje, y que el argumento –por más liviano y previsible que sea- es ni más ni menos que lo que tiene que ser una versión cinematográfica de Meteoro: velocidad, emoción, lazos familiares, rivalidad entre corredores, empresarios corruptos (con algún apunte sobre el poder y la avaricia de las corporaciones) y una cuota de romance. Y sobre todo mucho humor, porque si hay que admitir que los 129 minutos de la película son un poco excesivos también hay que decir que la diversión está asegurada, sobre todo para quienes no se pongan demasiado exigentes y se dejen llevar.

En otras palabras: no pases por el Candy Sweet si lo que buscás es el sabor fresco y natural de una manzana.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy