Violación de domicilio

Violación de domicilio

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Presentado por
  • Titulo original: Breaking and entering
  • Dirección: Anthony Minghella
  • Género: Drama-Thriller
  • Protagonistas: Jude Law - Juliette Binoche
  • País: Estados Unidos-Reino Unido Año: 2006
  • Duracion: 120'
  • Elenco: Robin Wright Penn - Martin Freeman - Ray Winstone - Vera Farmiga - Rafi Gavron
  • IMBD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Will (Jude Law) y su amigo Sandy (Martin Freeman) administran una floreciente empresa de paisajismo en Londres. Este estudio de última generación llama repetidamente la atención de una banda de ladrones local. Will, harto ya de una nueva violación de la propiedad privada, persigue a uno de los jóvenes integrantes de la banda, Miro (Rafi Gavron), y así llega al apartamento que éste comparte con su madre Amira (Juliette Binoche), una refugiada de Bosnia. Will se hace amigo de Amira para continuar investigando el delito, pero la amistad entre ellos toma un giro inesperado. Con su vida en crisis, Will se embarca en un impredecible viaje hacia el lado más oscuro de la ciudad y de sí mismo.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un drama urbano muy contemporáneo que explora superficialmente ciertas realidades sociales, pero que presta más atención a las crisis domésticas de sus personajes. Podría haber sido mucho más interesante.


Telón de fondo

Después de ganarse cierta reputación como adaptador de novelas en la mejor –y también más impersonal- tradición del cine de qualité made in Hollywood (El Paciente Inglés, por la que ganó el Oscar; El Talentoso Sr. Ripley, de Patricia Highsmith; la insoportable y folletinesca Regreso a Cold Mountain, de Charles Frazier), Anthony Minghella regresa a su Inglaterra natal con un guión original propio. Breaking and Entering (algo así como “rompiendo y entrando”) es un drama urbano muy contemporáneo sobre cierto caos reinante en una ciudad como Londres, del cual son prueba el puñado de personajes que aquí interactúan de maneras no del todo predecibles. Es como si Minghella hubiese querido tocar un poco todos los temas posibles: crisis matrimonial y familiar, cambios en el paisaje urbano, refugiados e inmigrantes, delincuencia, redención…



Las tramas y subtramas se acumulan, no siempre de forma convincente, aunque hay que admitir que el director logra mantener la atención del espectador. En medio de ese entramado hay lugar para pequeñas historias y personajes interesantes, como esa prostituta extranjera que interpreta Vera Farmiga (la psicóloga de Los Infiltrados). Pero se quedan por ahí, y la trama principal transita por lugares más tradicionales y menos interesantes. Lo que le sale mejor a Minghella es su retrato de King’s Cross, ese barrio londinense donde cohabitan florecientes empresas con tugurios habitacionales poblados por inmigrantes que llegaron escapando de la guerra o la pobreza. Se trata de pintar una realidad de la que no es ajena casi ninguna gran ciudad del mundo desarrollado, pero que el cine británico no había mostrado tan bien desde aquellas películas de Stephen Frears (Mi Bella Lavandería, 1985; Sammy y Rosie van a la cama, 1987). Pero se queda por ahí, como telón de fondo, más como escenario donde se desarrollan dramas humanos que como espacio urbano en proceso de cambios que afectan el comportamiento de sus habitantes.

Se le podría haber inyectado una mayor tensión social, a la manera de lo que hizo Spike Lee en el Brooklyn de Haz lo Correcto (1989), pero Minghella está más interesado en conflictos particulares como los del arquitecto Jude Law, cuya vida familiar se viene desgastando progresivamente a causa de una hijastra adolescente y autista y de una compañera (no están casados) que reclama mayor dedicación a lo que pasa en casa. La serie de robos que sufrirá su oficina es apenas la gota que derramará el vaso, y la ineficacia policial (¿qué hace un actor como Ray Winstone totalmente desaprovechado en ese pequeño papel de detective?) lo impulsará hacia una suerte de justicia por mano propia de insospechadas derivaciones, algunas de las cuales (como la relación entre él y la inmigrante bosnia que interpreta Juliette Binoche) resultan bastante forzadas. Sobre el final, una serie de previsibilidades y conductas moralizantes no hace más que reforzar la idea de que Minghella puede ser un buen director de cine pero no es, por ahora, un autor demasiado interesante.

Ante un guión tan irregular es imposible no sentir que los actores hacen lo que pueden, o que están tan bien como el material se los permite. Nadie está mal, pero tampoco lo suficientemente bien como para causar una impresión que permanezca más allá del recuerdo de esta película.

 


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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