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Ficha

Resumen

En este raro juego entre ficción y realidad, el actor belga de cine de acción Jean Claude Van Damme (JCVD) se interpreta a sí mismo: una estrella del cine de acción caída en desgracia, con serios problemas económicos y en plena lucha judicial por la custodia de su hija, que de repente se encuentra en medio de una situación tensa, con un grupo de delincuentes armados que mantienen a varios rehenes. La historia se cuenta desde varios puntos de vista, a través de los cuales vemos a Van Damme como rehén, mediador, o directamente sospechoso, algo que la policía cree por error.

Comentario de Cartelera.com.uy

El héroe caído

Probablemente no estaríamos recomendando una película de Jean-Claude Van Damme si no se tratara de un producto atípico, como es el caso. Detrás del curioso título que recuerda a una marca de electrodomésticos, pero que son las iniciales de la estrella de acción belga, se esconde un raro juego entre ficción y realidad en el que Van Damme se interpreta a sí mismo: una estrella del cine de acción caída en desgracia, con serios problemas económicos y en plena lucha judicial por la custodia de su hija, cuyo representante no puede encontrarle un buen producto en el cual trabajar (cuando algo peor no podía pasarle, ¡Steven Seagal se ha quedado con el rol al que aspiraba!).

De regreso en su país natal, ingresa a una oficina de correos a cobrar un giro y se encuentra en medio de una situación tensa, con un grupo de delincuentes armados que mantienen a varios rehenes. La historia se cuenta desde varios puntos de vista, a través de los cuales vemos a Van Damme como rehén, mediador, o directamente sospechoso, algo que la policía cree por error.

Esta situación límite es una excusa para poner en perspectiva la trayectoria y el estatus de un héroe de acción que - como se suele olvidar - es ante todo un ser de carne y hueso imperfecto y vulnerable. En una escena memorable, totalmente por fuera de la ficción dentro de la ficción, Van Damme habla directamente a la cámara (al espectador) en un emocional monólogo de seis minutos en el que expone toda esa vulnerabilidad, desde los altibajos de su carrera hasta sus múltiples matrimonios y su adicción a las drogas.

Además de ser una película de acción atípica, no exenta de extravagancia y sentido del humor, JCVD se presenta como una de esas raras películas en las que después de verla es imposible no mirar a su protagonista con otros ojos, como sucedió de alguna manera con Sylvester Stallone y su Rocky Balboa (2006).

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy