El gran truco

El gran truco

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Presentado por
  • Titulo original: The prestige
  • Dirección: Christopher Nolan
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Hugh Jackman - Christian Bale
  • País: Estados Unidos-Inglaterra Año: 2006
  • Duracion: 128'
  • Elenco: Scarlett Johansson - Michael Caine - Rebecca Hall - David Bowie
  • Sitio oficial IMBD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Londres, 1878. Desde la época en que se conocieron de jóvenes y como magos en ciernes, Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Christian Bale) compiten entre sí. Sin embargo, su amistosa competencia se transforma en una fiera rivalidad, convirtiéndolos en enemigos acérrimos para siempre y consecuentemente poniendo en juego la vida de las personas a su alrededor. Parece mentira que la rivalidad entre dos magos sea tema suficiente para llenar tanto tiempo de película. Sin embargo El director Christopher Nolan (Memento, Batman Inicia) lo logra, principalmente porque se muestra como un hábil prestidigitador que juega con los tiempos, esconde debajo de la manga lo que tiene que esconder, descubre a su tiempo lo que tiene que descubrir, y va dejando pequeñas pistas como para que las revelaciones finales cierren casi perfectamente.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Christopher Nolan presenta la rivalidad entre dos magos como si se tratara de un vistozo y complejo truco de magia cuyo secreto nos es develado.

Abracadabra

Christopher Nolan no es ningún mago, pero de alguna manera se las ha ingeniado para armar ésta, su cuarta película, como si se tratara de un truco de magia. Por si hace falta remarcar la analogía, la voz narradora de Michael Caine (una presencia que eleva el interés de cualquier película) explica que un truco de magia consiste en tres actos: el primer acto se llama “la promesa”, donde el mago muestra algo común y corriente pero que probablemente no lo sea; el segundo acto se llama “el giro”, y allí el mago hace, con eso común y corriente, algo extraordinario. El espectador buscará dónde está el secreto, pero no lo encontrará. Por eso existe un tercer acto llamado “el prestigio”, donde el público verá algo sorprendente que nunca ha visto antes. Se supone que se llama así porque en la espectacularidad de ese último acto (cuyo secreto conviene no develar) radica el prestigio que le permite a un mago destacarse por sobre los demás.

De la misma manera, El Gran Truco (el título original de la película, The Prestige, se refiere explícitamente a ese último acto) estructura su aparentemente compleja narración en tres actos, no sólo como indican los estándares de la industria que las películas deben tener (comienzo, desarrollo y desenlace) sino en realidad para ser ejecutados ante el espectador cinematográfico como un acto de magia de más de dos horas de duración, en cuyo primer acto (“la promesa”) se nos presenta algo aparentemente común (dos jóvenes magos intentando abrirse paso, cada uno a su manera, en el Londres victoriano); en el segundo (“el giro”) eso común sirve para ejecutar algo extraordinario (la rivalidad entre ambos magos queda establecida y, desde ese momento, cada uno intentará superar al otro por todos los medios); y en el tercero (“el prestigio”) el espectador presenciará un desenlace impactante que además le revelará ciertos secretos que ha estado buscando.

Parece mentira que la rivalidad entre dos magos sea tema suficiente para llenar tanto tiempo de película. Sin embargo Nolan lo logra, principalmente porque se muestra como un hábil prestidigitador que juega con los tiempos, esconde debajo de la manga lo que tiene que esconder, descubre a su tiempo lo que tiene que descubrir, y va dejando pequeñas pistas como para que las revelaciones finales cierren casi perfectamente. Es la misma habilidad con que sorprendió (quizás algo exageradamente) cuando estrenó su película Memento (2000), donde narraba en reversa la peripecia de un antihéroe amnésico. Sus dos siguientes películas (el oscuro policial Noches Blancas, de 2002, y la incursión en las fuentes del “caballero oscuro” en Batman Inicia, de 2005) lo confirmaron como un buen director, capaz de entretener a su audiencia sin dejar de otorgarle cierta importancia a la psicología de sus personajes.

Algo de eso se esboza en El Gran Truco, cuyo guión escribió junto a su hermano Jonathan a partir de una novela de Christopher Priest. Aunque quizás pretender analizar en profundidad las motivaciones de estos dos magos sea tomarse la película demasiado en serio. El asunto es más simple de lo que parece, por más que en su superficie luzca entreverado y complejo. Y allí radica de hecho la habilidad de Nolan, en vendernos como entretenimiento disfrutable y original un asunto realmente menor y olvidable (¿acaso no hizo lo mismo con Memento, que más allá de su innovadora estructura narrativa no dejaba de ser una historia más de venganza?).

Lo interesante de El Gran Truco (además de sus vistosos diseño de producción y fotografía, con cuyos responsables Nolan repite un año después de Batman Inicia) es el contexto en que se ubica la historia, una época en que los científicos europeos y norteamericanos no paraban de asombrar al mundo con sus invenciones. En ese sentido, la inclusión de un personaje verídico como Nikolas Tesla (inventor de origen croata y enemigo de Thomas Edison, que ideó un sistema de transmisión de electricidad inalámbrico capaz de transportar energía de un lugar a otro mediante ondas) puede entenderse como un homenaje a aquellos verdaderos magos del desarrollo tecnológico. Después de todo, si no fuera por pioneros como Tesla, Nolan hoy no sería capaz de ejecutar sus vistosos trucos de magia.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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