Batman: el caballero de la noche

Batman: el caballero de la noche

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Presentado por
  • Titulo original: The Dark Knight
  • Dirección: Christopher Nolan
  • Género: Acción
  • Protagonistas: Christian Bale - Heath Ledger
  • País: Estados Unidos Año: 2008
  • Duracion: 152'
  • Elenco: Michael Caine - Maggie Gyllenhaal - Gary Oldman - Aaron Eckhart
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

En esta exitosísima secuela de Batman Inicia (2005), el Caballero de la Noche (Christian Bale) y el jefe de policía James Gordon (Gary Oldman) unen fuerzas con el nuevo fiscal-estrella de Ciudad Gótica, Harvey Dent (Aaron Eckhart), para detener a un psicótico criminal apodado “el Guasón” (Heath Ledger, en una apabullante actuación que le mereció varios reconocimientos póstumos, entre ellos el Globo de Oro y el Oscar).

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En los siguientes canales

  • HBO Plus

    • Jueves 28 de Marzo

      • 17:20

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Estupendo cine de entretenimiento, con algunos momentos brillantes y varios estiramientos. Lo mejor, por lejos: la descollante actuación póstuma de Heath Ledger como el Guasón definitivo. Quizás el primer blockbuster de culto del siglo XXI.

Cosa seria

Ya no quedan dudas de que las películas de superhéroes, casi todas adaptaciones del universo del cómic, son el principal producto de exportación que está generando Hollywood de unos años a esta parte. Y dentro de semejante panorama de saturación queda poco lugar para las sorpresas; las franquicias se vuelven cada vez más tediosas y previsibles (un claro ejemplo es la saga de El Hombre Araña a cargo de Sam Raimi, sobre todo a la altura de su tercera parte).

Dentro del género, sin embargo, Batman es un caso aparte. No sólo es uno de los personajes más populares e interesantes (y la estrella de DC Comics) sino también uno de los más adaptados a formato audiovisual. Sin contar la serie de televisión y la película protagonizadas por Adam West en la segunda mitad de los ’60, y tantas otras versiones animadas para la pantalla chica, la creación de Bob Kane ha llegado al cine seis veces en los últimos 19 años. Y los resultados han sido dispares y –al menos hasta ahora- en pares: Tim Burton sorprendió con su exitosa versión de 1989, aunque su bizarro esteticismo gótico llegó casi a la perfección en Batman Vuelve (1992); Joel Schumacher debe ser uno de los directores más repudiados en la historia del cine por lo que hizo en Batman Forever (1995) y, sobre todo, en Batman & Robin (1997), dos berretadas kitsch que casi nadie recuerda (o quiere recordar). Y entonces apareció el inglés Christopher Nolan, que había llamado la atención con dos buenos ejemplos de cine negro (Memento e Insomnia), y –luego de algunos años de cambio de manos y especulaciones- propuso un retorno a los orígenes del personaje, más oscuro, más realista y mucho más complejo desde el punto de vista tanto visual como psicológico.

Su Batman Inicia (2005) inyectó una energía a la saga que despertó el interés no sólo de los fanáticos del cómic sino de millones de cinéfilos que vieron, quizás por primera vez (y con perdón de Burton) una versión de Batman verdaderamente cinematográfica. Porque más allá de algunos aspectos objetables (pocos) del guión, lo de Nolan era cine puro, servido no sólo con brillos de realización sino con innegable pulso narrativo. La fórmula vuelve a repetirse, con algunos cambios, en esta esperadísima secuela donde se hace más evidente la influencia en el director de la relectura que del personaje hizo Frank Miller en Batman: The Dark Knight Returns (Batman: el Regreso del Caballero Oscuro). Publicada por DC Comics entre febrero y junio de 1986, la visión de Miller reintrodujo a Batman como un personaje psicológicamente más sombrío que el que el público de la era Reagan recordaba; un Batman más fiel al original de los años ’30, que después de todo había sido creado en el contexto de una gran depresión económica y social en Estados Unidos y de ascenso del nazismo en Europa, es decir, una época de grandes incertidumbres en el mundo.

La Ciudad Gótica que proponía Nolan en Batman Inicia era una suerte de Manhattan posmoderna y sucia, más bien caótica, casi como la Los Angeles futurista de Ridley Scott en Blade Runner. Algo de eso hay en esta Ciudad Gótica de El Caballero de la Noche, que es menos sucia pero no menos caótica, quizás más identificable con cualquier gran ciudad norteamericana de la actualidad, de esta época que también es densa, posmoderna e inquietante. Una época donde, nos guste reconocerlo o no, también reina el caos. Y en ese sentido la visión de Nolan y su hermano Jonathan (autores del guión basado en una historia de Christopher Nolan y David S. Goyer) es siniestra, porque no ofrece demasiadas esperanzas. A diferencia de las películas sobre superhéroes aquí no hay un clásico “final feliz”, ni Batman es el salvador perfecto que le ofrezca tranquilidad a las masas (dentro y fuera de la pantalla). El mundo de Ciudad Gótica es un mundo mucho más jodido que, por ejemplo, la Nueva York de Peter Parker, donde el villano de turno puede provocar el caos pero finalmente “Spidey” llegará a tiempo y la gente aplaudirá su hazaña, y todos se irán a dormir contentos y tranquilos. No, Bruce Wayne/Batman tiene demasiadas dudas sobre su rol de “vengador anónimo”, o “justiciero”, palabras que se usan en la película pero que suenan vacías cuando se trata de definir a un personaje que a veces confunde de qué lado de la línea está, o al menos de qué lado debería estar para ser realmente un justiciero. Un “freak”, “¡como yo!” diría el inteligentísimo y desquiciado Guasón que hace Heath Ledger.

Lo cual nos lleva a dedicarle un párrafo a este personaje y a este actor, tal vez la mayor pérdida joven que ha sufrido Hollywood (y el cine en general) desde la muerte –también por sobredosis- de River Phoenix en 1993. Cualquier descripción de lo que hizo Ledger con su personaje puede sonar vacía o exagerada; es mucho mejor ir a verlo. Su Guasón es divertido, oscuro, impredecible, anárquico, cínico, temeroso (y temerario) y sobre todo no tiene absolutamente nada que perder. Ni siquiera quiere deshacerse de Batman, su archienemigo, porque en ese caso, ¿cuál sería la diversión? El Guasón de Ledger es como un niño loco cuyo patio de recreo es una gran ciudad, y Batman su compañerito de juego más preciado. No hay un solo momento de Heath Ledger que no provoque fascinación, complicidad, miedo, y es posible que al principio impresione un poco más de la cuenta porque uno sabe que se trata de una actuación póstuma; sin embargo, casi enseguida uno se olvida que está viendo a Heath Ledger, fallecido a los 28 años en enero de 2008, y simplemente cae rendido ante lo que es no sólo una gran actuación sino un personaje perfectamente diseñado en todos sus aspectos, incluyendo vestuario, maquillaje y peinado. Yo no sé si Ledger va a ganar un Oscar póstumo, aunque es muy probable; lo que sí sé es que la suya fue una carrera tan breve e intensa como notable. Y que su Guasón ya ingresó a la historia del cine como uno de los mejores villanos, a la altura del Al Pacino de Dick Tracy o el John Malkovich de En la línea de fuego (o una cruza de ambos).

Impresiona, realmente. Y ante semejante presencia es medio inevitable pensar que, cuando el Guasón no está en pantalla, El Caballero de la Noche es una película menos interesante. Sobre todo porque la complejidad de Batman es menos compleja de lo que aparenta, y sus conflictos internos no justifican una duración de dos horas y media (sin contar la risible voz grave y rasposa que le pusieron a Christian Bale cuando está disfrazado). Y porque Maggie Gyllenhaal no fue un gran reemplazo para la insulsa Katie Holmes, y su personaje sólo es una excusa para justificar la rivalidad entre Wayne y Harvey Dent (un estupendo Aaron Eckhart). Aún con esos reparos, esta segunda Batman de Nolan sigue siendo muy buen cine, con algunos momentos brillantes y una de las bandas sonoras (a cargo de James Newton Howard y Hans Zimmer) más impresionantes y efectivas de los últimos tiempos.

A juzgar por el récord de recaudación, los comentarios, y hasta por el ranking en IMDb que la pone entre los primeros lugares como una de las favoritas históricas de los usuarios, parecería que estamos ante un verdadero fenómeno, quizás el primer blockbuster de culto del siglo XXI. Cuánto de este fenómeno perdurará en el tiempo es algo difícil de prever hoy; lo cierto es que nadie que la haya visto olvidará jamás el “Why so serious?” de Ledger, escondido tras su máscara de Guasón definitivo.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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