Hostal

Hostal

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Presentado por
  • Titulo original: Hostel
  • Dirección: Eli Roth
  • Género: Terror
  • Protagonistas: Jay Hernandez - Derek Richardson
  • País: Estados Unidos Año: 2005
  • Duracion: 1h35'
  • Elenco: Jan Vlasák - Eythor Gudjonsson - Barbara Nedeljakova
  • IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Dos aventureros universitarios norteamericanos, Paxton y Josh, recorren Europa como mochileros junto con su nuevo amigo Oli, un islandés al que han conocido por el camino. No parecen querer otra cosa que sexo y drogas, y finalmente son seducidos por otro viajero con lo que estaban buscando desesperadamente: un albergue en un apartado pueblo eslovaco lleno de mujeres de Europa del este tan hermosas como desesperadas por turistas extranjeros. Lo que no saben es que allí les espera una pesadilla imposible de imaginar, aún por la mente más perversa…

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Quienes busquen lo más parecido a una pesadilla a cambio del precio de una entrada, saldrán bastante satisfechos. Sólo para amantes del género.

La galería del horror

Esta película promete hacer por los hostales de Europa del este lo mismo que Psicosis hizo por los moteles de carretera: crear un mito aterrador. La diferencia está en que el villano de Psicosis era un solitario desequilibrado, mientras que en Hostal la amenaza es algo mucho más extendido, ¡y estremecedoramente posible! En todo caso, es muy probable que quien vea Hostal se lleve la misma impresión de Eslovaquia que la que alguien de allá pueda tener de Uruguay después de Submerged, la película de Steven Seagal.

Hostal se inscribe en la línea de nuevas películas de terror como El Juego del Miedo (Saw), películas de bajo presupuesto con un argumento más o menos original (al menos no se trata de otra remake, o de la enésima versión americana de una película de horror japonesa) donde el perpetrador de los males posee una mente tan desquiciada que parece imposible. Sin embargo, lo perturbador de ambas películas (y en especial de Hostal, ya que Saw aún tenía algo de humor muy negro de la que Hostal carece, al menos cuando la cosa se pone espesa) es que el horror, por más increíble que parezca, es perfectamente posible.

A partir de aquí se hace difícil no revelar algunos detalles de la historia; si seguís leyendo y no viste la película, podrías ver arruinadas varias “sorpresas”

La historia de la humanidad está llena de ejemplos que dan cuenta de la creatividad del ser humano para torturar, atormentar, y dar muerte al prójimo. Es la forma más aberrante de ejercer el poder: la capacidad de decidir sobre la vida del otro. Puede tratarse de un asesino en serie, un militar torturador, o un amable hombre de negocios y buen padre de familia que simplemente desea ejercitar su sadismo a cambio de algunos miles de dólares. De hecho, el director Eli Roth afirma haberse inspirado en cierta industria clandestina de Tailandia, donde por una buena suma de dólares alguien puede disponer de la vida de otro ser humano para saciar su sed de sangre a gusto. En un mundo donde el dinero (casi) todo lo puede comprar, ¿es de extrañar que esto suceda realmente? Por todo esto, se hace difícil ver una película como Hostal con el sólo objetivo de pasarla bien y entretenerse un rato. Sí, es entretenida, pero tan entretenida como puede ser tu peor pesadilla.

Conviene decirlo claramente: la película es escalofriante, revulsiva, enfermiza. Pero un par de aspectos impide que uno la descarte de plano como un mero ejercicio gore (más allá de esa constante curiosidad morbosa que todos tenemos, en menor o mayor medida). En primer lugar hay una buena construcción cinematográfica que está latente desde la secuencia misma de títulos de apertura, una sucesión de planos oscuros con inquietante sonido ambiente de fondo, que da cuenta de que alguien está lavando algún lugar lleno de sangre (podría ser un matadero o un frigorífico; después sabremos de lo que realmente se trata). Aparece el nombre del director y guionista Eli Roth, cuyo único antecedente conocido es Cabin Fever (2002), un efectivo aunque finalmente trillado asunto de terror sobre jóvenes contaminados por un extraño virus.

Poco antes vimos el nombre de Quentin Tarantino como productor ejecutivo (Quentin es algo así como el “padrino” del proyecto, a quien se homenajea en la propia película con una escena en la que un televisor emite imágenes de Pulp Fiction doblada al eslovaco). No es la única tarantineada: cuando alguien está a punto de cortarle una oreja a un sujeto atado a una silla, es imposible no recordar a Michael Madsen y su navaja de afeitar cercenando a aquel policía en Perros de la Calle (1992). Solo que el perturbador cinismo de Tarantino da paso aquí al más puro y liso espanto.

La película empieza como una suerte de Viaje Censurado un poco más zarpado, con los elementos típicos de una comedia adolescente donde sólo importa la diversión, las drogas y, por supuesto, las chicas. Cumpliendo una de las reglas de oro del cine de terror (según la primera Scary Movie), quienes han tenido sexo serán, tarde o temprano, boleta. Y promediando la película los dos protagonistas, atraídos como moscas por la promesa de sexo desenfrenado, habrán caído en lo más parecido que uno pueda imaginar al infierno en la Tierra (lo que no deja de ser un cuestionamiento moral; por suerte a Dios se lo dejó afuera de esto). Las aventuras del comienzo habrán dado lugar, entonces, a una galería de lo macabro que no tiene comparación en el cine reciente (al menos en el cine norteamericano).

Y es aquí donde Roth exhibe buen oficio: en lugar de abusar una vez más de todos los lugares comunes del género (los típicos golpes de efecto, como esas cámaras por detrás del hombro que se acercan a alguien mientras la música crece, sólo para distender revelando que era un amigo, o un gato) se la juega por generar tensión y por hacer creíble el padecimiento de los protagonistas más que por mostrar carne y sangre en exceso (que la hay). Sabe cortar la escena en el momento justo, trabaja muy bien la banda sonora (apelando a sonidos mucho más tenebrosos que una música inquietante, de la que nunca abusa), y se defiende en la dirección de actores, donde nadie apesta (cosa habitual en este tipo de cine) y hasta extrae un excelente rendimiento de parte de Jay Hernández.

En el debe habría que poner que la película demora en empezar (recién se pone interesante promediando el metraje), que en algún momento es groseramente explícita (como cuando el tipo tiene que cortar ese ojo colgante..., un asquito innecesario), y que trivializa a uno de los villanos –el ejecutivo norteamericano- casi hasta el extremo de la caricatura (algo que había evitado con el hombre del tren), intentando de esa manera ofrecer una forma de explicación que no se hace del todo necesaria.

No es una obra maestra, y ni siquiera alcanza los niveles de escalofrío de clásicos del género como El Loco de la Motosierra (1974), de Tobe Hooper. Pero es mucho más original y perturbadora que mucha basura que anda en la vuelta, y por lo menos, a partir de cierta altura, al menos se toma en serio a sí misma. Quienes busquen lo más parecido a una pesadilla a cambio del precio de una entrada, saldrán bastante satisfechos.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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