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Ficha

Resumen

Esta es la historia de un grupo de trabajadores portuarios de la zona de Vigo, al norte de España, a los que la reconversión industrial deja en la desocupación. Sin nada que hacer más que tomar y conversar, estos viejos amigos vivirán como si todos los días fueran domingo, buscando algo que hacer para mantener su dignidad personal. El relato se inspira en la historia real de un grupo de 90 desempleados de esa ciudad portuaria, donde además se realizó la filmación. Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián 2002 y ganadora de cinco premios Goya, incluyendo mejor película, director y actor principal (Javier Bardem).

Comentario de Cartelera.com.uy

Los prescindibles

Los hemos visto, los lunes de mañana, agolpándose frente a la puerta de El País en la Plaza Cagancha, leyendo los avisos de trabajo clasificados pegados contra el vidrio. Los hemos visto haciendo colas interminables frente a comercios y empresas que les pagarán poco, o no les pagarán nada. O acodados en la barra de un bar a las tres de la tarde, cuando se supone que todo el mundo está “haciendo algo por la vida”. Y volviendo a la noche medio borrachos, posiblemente a enfrentar otra discusión con su esposa.

Si Los Lunes al Sol es una película tan humana, tan sensible y tan reveladora es porque hemos visto esos personajes acá nomás, a la vuelta de la esquina. Hemos sido o somos nosotros mismos, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros padres, nuestros hijos, nuestros compatriotas. Y en cualquier caso hemos sido testigos o protagonistas de los efectos del desempleo: la frustración, la vergüenza, la impotencia, la baja autoestima, la depresión, la pérdida de la dignidad. Un hombre al que le falta trabajo es un hombre incompleto, y sus carencias se evacúan como se puede: el ocio, el alcohol, los amigos. Los amigos.

Los Lunes al Sol es una película sobre la dignidad, sobre la amistad en los malos tiempos, sobre los pequeños actos de rebeldía que el ser humano debería permitirse de vez en cuando. Y sobre el sentido de pertenencia, a un puesto de trabajo, a un grupo humano, a una comunidad. Fernando León de Aranoa conoce de barrios (ya había ganado el Goya como mejor director y guionista por Barrio, precisamente, en 1998), pero sobre todo conoce de gentes, de individuos, y de historias que merecen ser contadas. Y posee una mano brutal para buscar con la cámara sus miradas, sus gestos, sus pasos.

Es una película en la que aparentemente “no pasa nada”: un viaje en ferry, un lunes al sol en la costa, muchas charlas de boliche, un partido de fútbol robado, algunas conquistas, muchos fracasos. Y un puñado de hombres heridos porque se les ha negado el derecho al trabajo, que dependen uno del otro para sobrevivir el trago amargo. Casi nada. “Si cae uno caemos todos”, dice el Santa de Javier Bardem (actorazo) mientras revela que su terquedad y su egoísmo en realidad esconden el gran dolor de un hombre que se ha sentido prescindible.

Y así y todo se las ingenia para ser un cuento esperanzador, tierno, agridulce, donde a pesar de los bajones queda –siempre debería quedar- lugar para la risa. Ya sea un lunes al sol, entra las máquinas de la fábrica o bajo las luces de la oficina.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy