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Resumen

La historia se desarrolla durante poco más de 24 horas, en las cuales un joven matrimonio de Nueva York tiene que separarse por causa de un viaje de negocios del marido. Mientras él (Sam Worthington) viaja a Filadelfia junto a una atractiva compañera de trabajo (Eva Mendes), ella (Keira Knightley) se reencuentra con Alex (Guillaume Canet), un antiguo amor que está de paso en la ciudad…

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Películas sobre la infidelidad hay muchas, pero si esta es interesante a pesar de todo es porque su mirada va un poco más allá de eso. Y cuenta además con un atractivo y rendidor elenco.

 

Altas fidelidades

 

Desconocía la existencia de esta película, hasta que hace poco menos de un año, en un avión, comencé a ver los créditos y quedé enganchado desde la primera escena. No es un mérito menor captar la atención de un pasajero incómodo, que suele tener miedo a volar, en una pantallita de 12 pulgadas y sin la menor información previa sobre la película. Pero así fue.

 

Quizás fuera la presencia de Sam Worthington, un actor más identificado con héroes de acción (Avatar, Terminator: la salvación, Furia de Titanes), en un rol "serio", vestido de traje y - por una vez - sin un arma entre las manos o alguna criatura generada digitalmente que combatir. Tal vez fuera la nariz fina y los pómulos salientes de Keira Knightley, componiendo a una mujer que claramente no era la típica heroína romántica vestida de época que ya le hemos visto hacer demasiadas veces. Tal vez fuera la incómoda tensión emocional con la que comienza una película que, evidentemente, trata sobre un matrimonio todavía joven (y social y económicamente acomodado) que se encuentra en crisis.

 

La narración es fragmentada, discontinua, casi como si se tratase de un film de la Nouvelle Vague que cambiase el París de los años 60 por la Manhattan del siglo XXI. Pero es solo una impresión inicial; luego la película toma carriles más tradicionales, más convencionales, al menos en su forma narrativa. Bien podría haber sido una película de Woody Allen sin Woody Allen, una suerte de Maridos y esposas con mucha menos ironía y entre gente más yuppie que intelectual.

 

Resulta que la directora de este cuadro doble sobre la infidelidad (o sobre la posibilidad de) es una iraní nacida en Teherán pero criada en California, Estados Unidos. Estudió literatura inglesa en Harvard y escribió un par de guiones antes de embarcarse en esta, su primera película como directora y también guionista. Que haya nacido en Irán es algo que no se trasluce en la película (quiero decir: Mira Nair puede filmar en Estados Unidos, pero su nacionalidad india exuda en cada fotograma), pero que sea mujer quizás ayude a explicar por qué sus personajes femeninos tienen un poco más de carácter que el habitual, por qué son mujeres que toman decisiones, que se arriesgan y que no esperan cruzadas de piernas y entornando los ojos a que el hombre sea necesariamente quien dé el primer paso.

 

Películas sobre la infidelidad hay muchas (bastaría con mencionar Closer, Atracción fatal, Infidelidad, Secretos íntimos, entre otras) pero si Last Night (que quiere decir "anoche" más que "la última noche") es interesante a pesar de todo es porque su mirada va un poco más allá de eso; tiene que ver más con las razones para la infidelidad que con la infidelidad misma. Con las expectativas no colmadas y los acostumbramientos; con la excitación de lo nuevo y lo desconocido; con el deseo y la posibilidad al alcance de la mano; con las oportunidades perdidas y los reencuentros con viejos amores en el mejor (o peor) momento. Y, por supuesto, con los celos, ese problema, y con el concepto de posesión que se esconde detrás del rótulo de "marido y mujer" y del "hasta que la muerte los separe".

 

Massy Tadjedin exhibe una gran seguridad para ser una directora debutante, sobre todo en la conducción de un elenco sobrio y parejo donde está muy bien su pareja principal pero también el francés Guillaume Canet, y sobre todo la hermosísima Eva Mendes, quien había tenido hasta ahora escasas oportunidades de lucimiento como actriz dramática. Y en un disfrutable y fugaz papel secundario reaparece Griffin Dunne, el recordado protagonista de Después de hora (1985), aquella alocada comedia de Martin Scorsese igualmente ambientada a lo largo de una noche interminable en Manhattan. 

 

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy