La demora

La demora

Todo público Ver comentarios
Presentado por
  • Titulo original: La demora
  • Dirección: Rodrigo Plá
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Roxana Blanco - Carlos Vallarino
  • País: Uruguay-México-Francia Año: 2012
  • Duracion: 1h24'
  • Elenco: Oscar Pernas - Cecilia Baranda - Julieta Gentile
  • Sitio oficial IMBD
  • Tipo: Película
Presentado por

Ficha

Resumen

Agustín (Carlos Vallarino) se olvida de las cosas; está envejeciendo y lo sabe. Su hija María (Roxana Blanco) nunca está sola, cuida de todos, duerme poco y trabaja demasiado; su agobio va en aumento. La relación entre estos dos seres que se quieren y a la vez se incomodan de pronto se rompe. Tercer largometraje del uruguayo Rodrigo Plá, luego de las mexicanas La zona (2007) y Desierto adentro (2008).

Publicidad

Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Sin juicios ni veredictos, el filme acierta plenamente al poner al espectador en la piel de personajes de carne y hueso. En el rubro actoral destacan la sobriedad emocional de Roxana Blanco y el debut de Carlos Vallarino.

Cuando el olvido no espera

La primera película filmada en nuestro país por Rodrigo Plá - uruguayo que vivió 30 años en México - confirma y profundiza las virtudes asomadas en sus anteriores trabajos. La zona (2007), que tuvo aquí exhibición comercial, y Desierto adentro (2008), exhibida en un festival de Cinemateca, ya mostraban a un cineasta inquieto tanto en formas como en concepto y que no se conforma con analizar únicamente la superficie de las cuestiones - en general nada sencillas - que trata en sus películas.

El origen de La demora está en un cuento titulado "La espera", cuya autoría corresponde a la también uruguaya Laura Santullo, pareja de Plá, su coguionista habitual y también residente en tierras aztecas durante muchos años. La historia gira alrededor del conflicto de María quien, inmersa en una más que complicada situación económica, vive en una pequeña casa junto a sus tres hijos - dos niños y una chica preadolescente - y su padre Agustín. El anciano tiene problemas de memoria (por más que nunca se la nombra, la palabra Alzheimer sobrevuela la situación) y presenta en la convivencia las vicisitudes propias de alguien de su edad.

Ante ese panorama y a través de una mirada poco atenta, no sería muy difícil inferir que estamos ante una anécdota cargada al extremo de dramatismo y pesimismo, cosa que está muy lejos de suceder. En función de un guión que cuida sobremanera el no caer en golpes bajos, y de un lenguaje cinematográfico que por momentos alcanza niveles de suma calidad, bien podríamos decir que este trabajo - a pesar de los pesares - habla de una infrecuente historia de amor con hasta algún toque de moderado optimismo. Con el correr de los días - es de esas películas que dejan material para seguir pensándola y sintiéndola - esa sensación se hace más notoria.

Lo dicho no quiere decir que no seamos testigos de la angustia y las preocupaciones de los personajes y que, a medida que el relato avanza, la intensidad dramática no sea de verdad importante. Sin juicios ni - mucho menos - veredictos, el filme acierta plenamente cuando pone al espectador en la piel de personajes de carne y hueso. Sus reacciones, ante el duro presente que les toca vivir, no siempre tendrán a la mente fría como aliado.

El mejor ejemplo es cuando la desesperación va ganando al personaje y los actos de María. Contradicciones, dualidad, incertidumbre, todo eso está en lo que siente por su padre. Por supuesto que también amor, pero contaminado por no poder ni saber afrontar una situación para la que no recibe ayuda de ningún tipo, ni familiar ni de los estamentos destinados a fines sociales. Sólo ella y nadie más que ella - como pasa a menudo con los problemas que realmente definen nuestras vidas - sabe lo que significa afrontar esa realidad de la que nadie es culpable, pero que está ahí sin dar tregua ni respiro.

Es de subrayar que, como ya fue apuntado, en ningún momento se apela al golpe bajo. Ante semejante historia, cualquier detalle no cuidado podía haber derivado hacia excesos emocionales que hubieran rebajado la calidad de una obra con muchos puntos altos. Los estados de ánimo se reflejan con una austeridad no carente de sentimiento y con los estallidos solo imprescindibles, más notorios en los gestos y en las actitudes que en las palabras. En este sentido, es muy importante una cámara que muchas veces deja casi fuera de foco, de espaldas y en un tono que parece desvanecerse, todo lo que no sea central y decisivo para los personajes principales.

En la parte técnica es de resaltar la deliciosa fotografía a cargo de María Secco - otra uruguaya residente en México - y, en lo que tiene que ver con las actuaciones, Roxana Blanco - en una labor de por sí compleja - trasunta una emoción que contagia y conmueve. Esta vez, la anécdota y el personaje están a la altura de su talento, cosa que no había acontecido en sus antecedentes cinematográficos. Mención aparte merece Carlos Vallarino, un arquitecto jubilado que debutó en la actuación, en el rol de Agustín. Sus gestos y su porte disimulan ese debut y trasuntan todo el desamparo que su rol requería.

La Demora es la quinta película uruguaya que se exhibe simultáneamente en nuestras carteleras comerciales en estos días. Enhorabuena ese hecho inédito. Y también sea bienvenido que trate sobre el verdadero amor. Ese que no siempre necesita de un lecho de rosas y que también - quizás en la mayoría de los casos - asoma y sale a la luz entre espinas. En eso, justamente, está el alma de esta historia.


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

Comentarios
FILM/6273

Publicidad

Publicidad