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Ficha

Resumen

En 2005, el periodista de Los Angeles Times Steve Lopez (Robert Downey Jr.) buscaba una nota de tapa cuando se encontró con Nathaniel Ayers (Jamie Foxx), un músico callejero de extraordinario talento y formación clásica, pero afectado por esquizofrenia. Esta película describe ese encuentro y cómo afectó profundamente la vida de ambos. Para su primera película ambientada en Estados Unidos y en tiempo presente, el director inglés Joe Wright (Orgullo y Prejuicio, Expiación, deseo y pecado) eligió una historia real que sucedió en la ciudad de Los Ángeles en 2005. Y la guionista Susannah Grant (Erin Brockovich) se encargó de adaptar el libro que cuenta esa historia desde el punto de vista de uno de sus protagonistas, el periodista Steve Lopez.

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Una película sobre periodismo y marginalidad, sobre el poder redentor del arte y la solidaridad humana, sostenida por dos buenas actuaciones de Jamie Foxx y Robert Downey Jr.

Ciudad de ángeles

Para su primera película ambientada en Estados Unidos y en tiempo presente, el director inglés Joe Wright (Orgullo y Prejuicio, Expiación, deseo y pecado) eligió una historia real que sucedió en la ciudad de Los Ángeles en 2005. Y la guionista Susannah Grant (Erin Brockovich) se encargó de adaptar el libro que cuenta esa historia desde el punto de vista de uno de sus protagonistas, el periodista de Los Ángeles Times Steve Lopez.

Lopez necesitaba una nota de tapa para su periódico – y acababa de sufrir una fuerte caída andando en su bicicleta - cuando se encontró con Nathaniel Ayers, un vagabundo que tocaba el violín en una plaza bajo la sombra de un monumento a Beethoven (algo nada casual). Tras una breve charla, Lopez escuchó la palabra “Juilliard” y creyó que podría tratarse de una buena historia (cómo es que un estudiante de una de las academias más prestigiosas del país terminó viviendo en la calle). Su vinculación con Ayers, y la imprecisa amistad que surgió a partir de ese encuentro (Ayers sufre esquizofrenia), fueron tema de varias columnas que publicó en Los Ángeles Times (editadas luego como libro), dando cuenta también del efecto que tuvo esa relación en la vida de ambos.

El hecho de que el punto de vista narrativo sea precisamente el de Lopez da pie a variadas reflexiones sobre el ejercicio del periodismo, el estado de los medios impresos a comienzos de siglo XXI, y los límites que existen – o que deberían existir – entre un periodista y su/s sujeto/s. Porque en determinado momento Lopez comienza a incidir en la vida de Ayers (primero regalándole un chelo en desuso, luego consiguiéndole un lugar donde poder tocar, otro donde vivir, quizás la posibilidad de un concierto…). En general el tratamiento es sobrio, aunque hay momentos en que se explicitan demasiado algunos aspectos del asunto que (desde la perspectiva de Lopez) ya habían quedado claros.

Quizás donde la película flaquea un poco es precisamente al intentar transmitir la experiencia individual de Ayers. Jamie Foxx (ganador de un Oscar por encarnar a Ray Charles) se esfuerza – y por lo general consigue – que su retrato sea creíble e intenso, pero desde el punto de vista cinematográfico Wright cae en cierta banalización al intentar dar un vuelo poético al efecto que produce la música en Ayers. Por otro lado, el contraste entre la belleza musical que el tipo logra extraer de sus instrumentos y el caótico e indiferente ir y venir de la ciudad, es una idea interesante que el director explota sin llegar del todo a buen puerto. Tampoco parecen aportar demasiado los flashbacks sobre la infancia y juventud de Ayers, que se crió en Cleveland, Ohio, durante el apogeo de la lucha por los derechos civiles y fue uno de los pocos estudiantes negros de su época en Juilliard.

Hay, eso sí, algunos apuntes sobre marginalidad, salud mental, reinserción social y solidaridad hacia el prójimo que no suelen ser frecuentes en el cine industrial estadounidense. En ese sentido El Solista aporta otra mirada sobre la experiencia individual y colectiva de vivir en una gran ciudad como Los Ángeles, junto a títulos como Ciudad de Ángeles, de Robert Altman (1993), Magnolia, de Paul Thomas Anderson (1999), Colateral, de Michael Mann (2004) o Crash, de Paul Haggis (2005). Y, sobre todo, es una reivindicación del poder redentor del arte y de la solidaridad humana con buenas actuaciones, razones más que suficientes para acercarse a verla.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy