Elefante blanco

Elefante blanco

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Presentado por
  • Titulo original: Elefante blanco
  • Dirección: Pablo Trapero
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Ricardo Darín - Jérémie Renier
  • País: Argentina-España Año: 2012
  • Duracion: 1h50'
  • Elenco: Martina Gusman - Miguel Arancibia - Federico Barga
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Elefante blanco narra la amistad entre dos curas, Julián (Ricardo Darín) y Nicolás (Jérémie Renier), que tras sobrevivir un intento de asesinato por parte del Ejército durante su trabajo en Centroamérica, se asientan en una barriada de Buenos Aires para desarrollar su apostolado y labor social. Allí conocen a Luciana (Martina Gusman), con quien lucharán codo a codo contra la corrupción, mal endémico de la zona. Su trabajo les enfrentará a la jerarquía eclesiástica y a los poderes gubernamentales y policiales al arriesgar su vida por defender su compromiso y lealtad hacia los vecinos del barrio.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Un filme que impacta y llega al espectador desde la majestuosidad visual y sonora, pero que no alcanza los mismos niveles de excelencia que algunos antecedentes de Pablo Trapero (en particular El bonaerense).

Realismo, homenaje y dilemas

El elefante blanco que da título a esta película es el nombre de un edificio que fue proyectado, en su momento, como el hospital más grande de América del Sur. El paso del tiempo y en especial la desidia de varios gobiernos de turno hicieron que aquello, pensado para fines tan loables, se transformara en un antro en el medio de la tristemente célebre Villa Lugano. Es hasta ese lugar (donde la sordidez y la degradación humana llegan a niveles que lamentablemente ya no sorprenden) que arriban Julián y Nicolás, dos sacerdotes jesuitas - a manera de homenaje a Mugica, el cura izquierdista asesinado por la triple A - con las buenas intenciones de enfrentar una realidad dominada por la droga, la miseria y los enfrentamientos entre distintas bandas de narcos.

En el lenguaje de la crítica cinematográfica es común hablar de la falta de pretensiones cuando se quiere elogiar una película o una manera de hacer cine. Si hay algo que ha caracterizado los últimos trabajos de Pablo Trapero es justamente lo contrario, ya que es notoria una cuota de trascendencia que ha deparado cambios - de los buenos y de los otros - en su obra. Parece haber quedado lejos el estilo de aquellas primeras películas (sigo pensando que El bonaerense, de 2002, es la mejor) en las que los actores eran desconocidos, cuando no amateurs, y donde con mínimos recursos se las ingeniaba para dotar a las historias de una importante contundencia narrativa. Donde Trapero no ha cambiado es en asumir riesgos y en su continua toma de partido ante las crudas realidades que generalmente retrata.

En esa globalidad de cineasta y obra, Elefante Blanco es un filme que impacta y llega al espectador desde la majestuosidad visual y sonora, pero que no alcanza los mismos niveles de excelencia a la hora de consolidar un marco narrativo que muestra alguna concesión y la exagerada pretensión de cerrar todas las subtramas que abre en su desarrollo.

Profundizando en los aspectos positivos, es indudable que el filme genera conmoción y reflexión. Como ya fue dicho, el principal argumento para lograr esos estados está en un magnífico aprovechamiento de algunos rubros técnicos que dotan al filme de una estructura visual y auditiva de primera. La puesta en escena en los lugares de la Villa, la música del habitual colaborador de Peter Greenaway, Michael Nyman, los tonos de la fotografía de Guillermo Nieto, y la meticulosidad y la precisión de escenas en las que - a pesar de la crudeza de lo narrado - no se puede quitar la vista de la pantalla, demuestran que, en esos aspectos, estamos ante un cine de gran nivel. Entre varios ejemplos, vale citar el largo plano secuencia en que uno de los sacerdotes traslada un cadáver en carretilla por pasillos tenebrosos, generando una sensación de angustia y claustrofobia realmente agobiante.

Otro elemento a favor está en la cuota de credibilidad y realismo que transmite la actuación de la parte no profesional del elenco, y la del actor belga Jéremie Renier en el papel del padre Nicolás. Este gran actor, habitual protagonista de los filmes de los hermanos Dardenne, se integra naturalmente al ambiente tan especial en que se desarrolla la historia. No se puede decir lo mismo esta vez de la composición de Ricardo Darín. Si bien no podemos hablar de una mala actuación, algunas inflexiones un tanto exageradas, quizás vinculadas a un divismo al que algunas veces no escapan tampoco los grandes actores, no generan ni la empatía ni la intensidad que su personaje requería.

En síntesis, estamos ante una película que con las irregularidades mencionadas, luce honesta y muy preocupada a la hora de hincarle el diente a una problemática actual, descarnadamente dura y para la que parece muy lejos la fórmula para al menos mitigarla. Se escuchan ideas.


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

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FILM/6695

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