Descubriendo el País de Nunca Jamás

Descubriendo el País de Nunca Jamás

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Presentado por
  • Titulo original: Finding Neverland
  • Dirección: Marc Forster
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Johnny Depp - Kate Winslet
  • País: Inglaterra-Estados Unidos Año: 2004
  • Duracion: 1h46'
  • Elenco: Julie Christie - Radha Mitchell - Dustin Hoffman
  • IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Londres, 1904. El exitoso dramaturgo escocés James Mathew Barrie (Johnny Depp) enfrenta la reacción tibia de la educada sociedad de la Inglaterra eduardiana ante el estreno de su última obra teatral. Genio literario de su tiempo, aburrido de los mismos viejos temas, Barrie siente la clara necesidad de una seria inspiración. Inesperadamente, ésta le llega un día durante su paseo diario por los Jardines de Kensington en Londres, cuando conoce a la familia Llewelyn Davies: cuatro niños huérfanos de padre, todos ellos encantadores, y su bella madre, recientemente viuda (Kate Winslet).

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Comentario de Cartelera.com.uy

El hombre que quería ser Peter Pan

Hay todo un atractivo detrás del proceso de creación de los clásicos literarios. Y a no ser que se trate de una autobiografía, mostrar ese proceso tiene mucho de juego entre la ficción y la realidad. Michael Cunningham (y quienes adaptaron su novela al cine) hizo un excelente trabajo en Las Horas al retratar a una deprimida Virginia Woolf escribiendo las primeras páginas de su novela “Mrs. Dalloway”, e intercalar su lucha con sus demonios internos y su necesidad creadora con la travesía de otras dos mujeres que décadas después se reflejarían en sus palabras.

Hay muchos otros ejemplos, pero en cualquiera que se piense siempre resulta que las grandes obras, o las más interesantes, surgieron de momentos conflictivos en la vida de sus autores. Parece ser que el “Peter Pan” de James M. Barrie fue un caso similar. Frustrado por la fría recepción de su última obra, a la que él mismo no le tenía mucha fe, y hundido en un matrimonio aburrido y gélido, el escritor escocés re descubrió su inspiración al conocer a la familia Llewelyn Davies compuesta por la joven y bella Sylvia, recientemente viuda, y sus cuatro adorables hijos. Pero es quizá en el pequeño Peter, tal vez el más reservado y sensible de todos, que Barrie encuentra una suerte de espejo de sí mismo que lo lleva a concebir una fantasiosa historia (e inusual para sus antecedentes) sobre un niño que se negaba a crecer y que podía volar al País de Nunca Jamás.

La relación de Barrie con esos seres necesitados de afecto está bien observada, especialmente por la complicidad del autor con esos cuatro chicos que terminan por convertirse en algo así como sobrinos postizos. Y es obvio que algo pasa entre él y Sylvia, si bien el guión de David Magee (sobre pieza teatral de Allan Knee) no profundiza en un costado romántico más allá de las habladurías de una conservadora sociedad eduardiana. Pero es en ese espíritu lúdico de la historia, en esa necesidad de seguir jugando, creyendo en lo imposible, e imaginando más allá de la edad que se tenga, que la película gana la complicidad del espectador. Hay toques de humor y fresca sensibilidad, y Johnny Depp se desenvuelve como pez en el agua.

Pero sobre la segunda mitad la historia se torna más dramática. La pérdida de la inocencia está a la vuelta de la esquina, y Barrie quisiera pero no puede evitar que esos niños (ni siquiera él) se enfrenten a las duras realidades de la vida.

El director Marc Forster (un alemán criado en Suiza que llamó la atención con el drama Monster’s Ball, por el que Halle Berry obtuvo un Oscar en 2002) demuestra bastante creatividad al fusionar el mundo real con la puesta en escena del mundo imaginario que forma parte de los juegos de Barrie y sus compinches. Pero carece de sutileza; por momentos se le va un poco la mano con el despliegue de fantasía. Lo mismo ocurre con algunos diálogos, donde los personajes (particularmente la esposa de Barrie) dice todo lo que piensa; creo que la película se hubiera beneficiado de más silencios, de sugerir más un tipo de relación -que por otro lado ya había quedado clara- a explicitar todos los sentimientos de los personajes. Uno tiene la sensación, por momentos, de estar viendo un capítulo de Montaña Rusa (de acuerdo, no es tan así, pero creo que captaron la idea).

Lo mismo ocurre también con la emoción. El asunto tiene buenas intenciones, pero, ¿cómo no conmoverse con el primer plano de un niño con grandes ojos llorosos? Es obvio que Forster quedó encantado con el pequeño Freddie Highmore (Peter) y quiso aprovecharlo. Y ciertamente el nene actúa mejor que muchos adultos; algunos de los mejores momentos de la película le pertenecen. Pero, otra vez, la sutileza, en mi opinión, podría haber sido mucho más contundente.

Todo esto no impide que Finding Neverland sea una película disfrutable y, finalmente, sí, conmovedora. Es que hay que ser un poco de piedra para permanecer indiferente al sufrimiento de un niño, aunque esté ocurriendo en la pantalla.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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