Cinco días sin Nora

Cinco días sin Nora

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Presentado por
  • Titulo original: Cinco días sin Nora
  • Dirección: Mariana Chenillo
  • Género: Comedia dramática
  • Protagonistas: Fernando Luján - Cecilia Suárez
  • País: México Año: 2008
  • Duracion: 1h32'
  • Elenco: Angelina Peláez - Ari Brickman - Enrique Arreola
  • IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Luego de divorciarse tras 30 años de matrimonio, José (Fernando Luján) descubre el cuerpo sin vida de su ex esposa. Antes de suicidarse, Nora elaboró un plan para que su ex marido tenga que hacerse cargo del velorio según la tradición judía, algo que fastidia enormemente a José, agnóstico y malhumorado. Sin embargo, una misteriosa foto olvidada bajo la cama de la difunta provocará una serie de encuentros y desencuentros mientras se espera el plazo marcado por el ritual: esos cinco días sin Nora.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Hay un humor soterrado en la manera como la directora y guionista observa a sus personajes, con mucho más cariño y picardía de los que cabrían en una historia que arranca, después de todo, con un hecho trágico.

Rituales

Hasta cierto punto, casi todas las historias que cuenta el cine versan sobre el amor o sobre la muerte. Esta película de la mexicana Mariana Chenillo lo hace sobre los dos. Lo interesante es que no se inscribe dentro de la tradición mexicana más folklórica o, digamos, pintoresca (la de las calacas, el tequila y las rancheras), sino que se ubica dentro de la comunidad judía, que podríamos llamar una “minoría” en la sociedad azteca, tan católica. Pero más interesante aún es que el protagonista (un sobrio y convincente Fernando Luján) es un agnóstico y malhumorado que no calla nada de lo que piensa, ni siquiera frente a rabinos bastante ortodoxos. Con lo cual la película, que es una comedia dramática de discreto humor negro, contiene algunas críticas hacia una ritualidad religiosa bastante conservadora que poco tiene que ver, en general, con los verdaderos sentimientos y necesidades humanas.

Después está la historia de amor, que no es otra que la del propio José con su ex esposa (ahora difunta), Nora. Por alguna razón - que el protagonista intenta explicar en algún momento, sin demasiada convicción – tras 30 años de inestable matrimonio ambos se divorciaron, pero permanecieron viviendo calle por medio. De esta manera José siguió pendiente de los devaneos emocionales de Nora, una mujer que intentó quitarse la vida 14 veces, hasta que al decimoquinto intento lo consiguió gracias a tres frascos de pastillas. Lo original de esta curiosa historia de amor es que no está dicha, pero es evidente en la actitud con que José se queda en el apartamento de Nora a ofrecerle una especie de “compañía post mortem”, mientras se cumple el plazo (según la tradición judía) para el entierro. Y todo a pesar de su evidente y creciente malestar con los rituales, la burocracia, los visitantes y familiares que empiezan a llenar la casa, mientras el cuerpo de Nora se mantiene frío bajo hielo seco en el dormitorio.

Hay un humor soterrado (apenas llevado hasta cierto desparpajo en algún momento breve, como ese en que las niñas encuentran un “juguete” inesperado en uno de los cajones de la abuela) en la manera como la directora y guionista observa a sus personajes, como si se tomara el asunto con la seriedad justa y con mucho más cariño y picardía de los que cabrían en una historia que arranca, después de todo, con un hecho trágico. Y cuando se sabe que esta es la historia de los abuelos de la propia Chenillo, queda claro que se trata de una forma de homenaje sentido y cálido, como si a través del cine ella intentara forzar a sus abuelos a hacer las pases. Y de algún modo lo logra.

Y logra algo más aún: convertir a Nora, la única ausente (salvo por un par de discretos planos iniciales y algunos flashbacks que reconstruyen su juventud junto a José, además de su frío cadáver, claro), en el personaje más interesante de la película. Aunque ya no esté en pantalla, uno se hace una idea bastante clara de cómo era en vida esa mujer “manipuladora” - según José -, ya sea a través de su maniática planificación del menú y los ingredientes para las festividades del Pesaj (todo prolijamente guardado y etiquetado en tuppers en la heladera) o del “accidental” extravío de una fotografía del pasado cuyo hallazgo disparará revelaciones hasta ahora insospechadas. Tiene mucho sentido, al final, que una película sobre la muerte esté marcada tan fuertemente por una ausencia. Porque además, como toda buena película sobre la muerte, es ante todo una reafirmación de la vida y de los vivos.

Cinco Días sin Nora oficia así de presentación de una realizadora que promete, y que exhibe un fino pulso narrativo para conducir su material sin excesos ni brillos formales, pero sí con una fina observación de personajes, situaciones y sentimientos. Es, además, una bienvenida muestra de un cine mexicano que, salvo raras excepciones más comerciales, no suele llegar a las carteleras montevideanas. E incluye en el rol de Rubén, el hijo de la pareja, la presencia de Ari Brickman, un interesantísimo cantautor que justo vino a Montevideo a presentar su música coincidiendo con el estreno.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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