Secretos íntimos

Secretos íntimos

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Presentado por
  • Titulo original: Little children
  • Dirección: Todd Field
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Kate Winslet - Patrick Wilson
  • País: Estados Unidos Año: 2006
  • Duracion: 2h10'
  • Elenco: Jennifer Connelly - Noah Emmerich - Jackie Earle Haley - Gregg Edelman
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Little Children se centra en un grupo de habitantes de un suburbio norteamericano cuyas vidas se entrecruzan de forma sorprendente y posiblemente peligrosa en parques, piscinas y calles de su pequeña comunidad. Pocas veces una película desnudó tan bien la vida suburbana como esta adaptación de la novela de Tom Perrotta (el mismo autor de La Elección, llevada al cine por Alexander Payne). Es como si a Belleza Americana (1999) la hubiese dirigido Todd Solondz, el disector (sí, con S) que hizo Felicidad (1998) y Storytelling (2001), dos de las más incisivas miradas a la habitual disfunción familiar que se esconde detrás del “sueño americano”.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un drama inteligente, tenso y reflexivo sobre la insatisfacción, el deseo, la infidelidad y las perversiones de un puñado de habitantes suburbanos. Excelente dirección y elenco.

El hambre

Hay varios niños en esta película, empezando por Lucy y Aaron, los hijos de los protagonistas Sarah y Brad (respectivamente), y siguiendo con muchos otros que andan por ahí, ya sea jugando en plazas y parques o chapoteando en piscinas comunitarias. Pero el título original, Little Children (“niños pequeños”, o “niñitos”), le queda mejor a los personajes adultos de esta historia. En varios momentos, tanto Sarah como su vecino Brad, así como el ex policía Larry y el pervertido Ronnie, se muestran como individuos en extremo vulnerables, o desprotegidos, o inmaduros, o irresponsables, o sencillamente crueles como suelen ser los niños cuando agarran de “punto” a un compañerito de escuela o a un vecinito de la cuadra. Para colmo, esa voz en off neutra, que observa y analiza a esas criaturas desde cierta distancia objetiva, imprime un tono ligeramente paternalista, como el de un narrador de cuentos infantiles. Solo que lo que dice no tiene nada de infantil, y se refiere a sueños, deseos, reacciones, sentimientos y frustraciones de gente grande.

¿Será que somos niños toda la vida? ¿Que se nos empuja a asumir responsabilidades de adulto antes de tiempo, antes de estar preparados, o incluso antes de desearlo realmente? Tomemos a Sarah, por ejemplo; es obvio que no es una buena madre, que no tiene pasta para eso. Olvida la merienda de Lucy, le contesta mal y pierde la paciencia muy fácilmente, y sólo parece desear que su marido regrese del trabajo para poder tener, al menos, un rato a solas consigo misma. O Brad, el “rey de la graduación”, el ex adolescente popular y estrella de fútbol juvenil ahora convertido en amo de casa que lleva a su hijo a jugar al parque entre semana mientras su esposa sustenta la casa. El Brad que desearía estar practicando skate en lugar de estudiar para su examen final de abogacía, que ya reprobó dos veces. Qué par de adultos irresponsables… ¿O es una simplificación y nos estamos apurando a juzgar a partir de simples apariencias, como harían Beth, Mary Ann, o como sea que se llamen esas “amas de casa desesperadas” que Sarah observa en el parque con mirada casi antropológica?

Sea como sea, pocas veces una película desnudó tan bien la vida suburbana como esta adaptación de la novela de Tom Perrotta (el mismo autor de La Elección, llevada al cine por Alexander Payne). Es como si a Belleza Americana (1999) la hubiese dirigido Todd Solondz, el disector (sí, con S) que hizo Felicidad (1998) y Storytelling (2001), dos de las más incisivas miradas a la habitual disfunción familiar que se esconde detrás del “sueño americano”. Little Children no alcanza la sordidez de Solondz, pero está cerca; prefiere ser un poco más digerible, como aquella película de Sam Mendes que ganó el Oscar (un premio que Solondz probablemente nunca gane). Todd Field (un actor que pasó detrás de cámaras con el intenso drama familiar En el Dormitorio, de 2001) es un estupendo director de cine que se luce especialmente en la brillante composición de planos, así como en el ritmo tenso que le imprime al relato, generando una incomodidad extraña que acumula presión sin permitir anticipar dónde está la válvula de escape.

El guión, del propio Field junto con Perrotta, tiene algunas de las mejores líneas de diálogo y narración en off del cine norteamericano reciente. Lo que no convence del todo es su acumulación de pequeños personajes y subtramas, que pretende hacer convivir historias paralelas que hubieran merecido películas independientes. La misma acumulación que precipita un final semi coral un poco caprichoso, por no decir moralizante. En realidad no sé si moralizante es la palabra, pero lo cierto es que los personajes terminan por hacer lo “correcto”, lo que las buenas costumbres indicarían. En el caso concreto de los amantes Brad y Sarah, ellos desafían el statu quo pero no lo rompen. Quizá lo que necesitaban probarse era que estaban vivos, como si la vida familiar y el matrimonio establecido fueran parte de una rutina parecida a la muerte. “No es la infidelidad, sino el hambre”, comenta Sarah defendiendo a Madame Bovary, el personaje trágico de Flaubert. Es obvio que, en realidad, se está justificando a sí misma.

Sin embargo, hay que decirlo: es esa no del todo convincente acumulación de personajes la que permite, por otro lado, disfrutar de un elenco formidable. Es poco lo que puede decirse de Kate Winslet que no se haya dicho ya; es una mujer bellísima, lúcida y atrevida a quien la inteligencia le sale por los poros. Su encarnación de Sarah es uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Está muy bien Patrick Wilson, a quien vimos en la miniserie Ángeles en América y haciendo de Vizconde De Chagny en El Fantasma de la Ópera. Y uno quisiera más tiempo en pantalla para Phyllis Somerville y para Jackie Earle Haley, esa madre y su hijo con antecedentes penales cuya relación hubiese merecido toda una película.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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