Un tal Eduardo

Un tal Eduardo

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Presentado por
  • Titulo original: Un tal Eduardo
  • Dirección: Aldo Garay
  • Género: Documental
  • País: Uruguay Año: 2018
  • Duracion: 84'
  • Sitio oficial
  • Tipo: Documental
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Ficha

Resumen

La nueva película del director Aldo Garay (El círculo, El casamiento, El hombre nuevo) es un retrato emocional protagonizado por fans del cantautor melódico más importante que tuvo el Uruguay, el creador y líder de Los Iracundos, Eduardo Franco.

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Comentario de Cartelera.com.uy

La otra mirada


Si bien la música de Eduardo Franco (1945-1989) había sonado en los oídos de Aldo Garay desde su niñez, el interés del cineasta por la figura del cantante y principal compositor de Los Iracundos creció cuando, estando en Paysandú mientras filmaba el documental El círculo (2008) - codirigido con José Pedro Charlo y acerca del científico y ex tupamaro Henry Engler - se encontró con un busto de Franco en pleno centro de la ciudad.


Los Iracundos (grupo formado en 1959 con el nombre de Blue Kings, tomando luego el nombre que los popularizó) tuvieron su momento de mayor renombre y vigencia desde la segunda mitad de la década del 60 hasta finales de los 70's. Por aquellas épocas no era común que los grupos uruguayos tuvieran la difusión que ellos tuvieron, tanto en la radio como en la televisión. Seguramente, el hecho de ser muy populares en Argentina tuvo que ver en ese aspecto.


Luego de la muerte del líder, varias integraciones se han disputado el nombre de la banda que - vale decir - aún hoy goza de gran popularidad, en especial en países como Perú, Ecuador y Bolivia. El estilo de Franco, compositor de casi toda la obra del grupo y poseedor de una voz quizás no muy potente pero sí muy característica y personal, era directo, de músicas fácilmente identificables y de un decir sencillo matizado con algunos vuelos sutiles y más profundos. En una lista de centenares de temas, se destacaron entre otros "Puerto Montt", "Chiquilina", "La lluvia terminó", "Va cayéndose una lágrima" y "Felicidad, felicidad".


El cine documental de Garay muestra algunos aspectos que ofician a manera de marca en el orillo. El elegir historias de vida que bordean la marginalidad, o que al menos no forman parte a priori del lado más luminoso de la vida; el siempre dejar un espacio para que el espectador complete con su visión algunas razones o comportamientos; y el conmover sin apelar al subrayado o al golpe bajo, poniendo el énfasis en pequeños detalles que en contexto pueden devenir en trascendentes, son los más distintivos. Trabajos como El casamiento (2011) y El hombre nuevo (2015), por ejemplo, son filmes que se destacan entre lo mejor y más valioso que ha dado el documental uruguayo.


Esta vez, la figura elegida brilla con luz propia, lo que podría alejarse de las opciones de sus películas anteriores; sin embargo, el lugar para nada convencional desde el cual Garay aborda a Franco se da de la mano con el criterio mayormente utilizado en su cine. Es que para nada estamos ante un documental biográfico o clásico, que refiera únicamente a entrevistas, material de archivo y canciones. Si bien la película tiene todo eso, la presencia de Franco en esos materiales de archivo, por ejemplo, ocupa un mínimo espacio. La figura y la vida del músico va tomando forma en base al testimonio de personas para los que su vida y su obra tuvo y tiene vital importancia.


Es así que aparecen, entre otros, su hija Giselle, su esposa Dana, que brinda uno de los testimonios más intensos y esclarecedores, y el escultor Velarde Gil, que ha fabricado una escultura del tamaño real del cantante. Resulta pintoresco y hasta llamativo el caso del sicólogo peruano Víctor Azañero, que cada 1º de febrero, fecha de la muerte de Franco, viene hasta Paysandú y además recorre el mundo fotografiándose en cada lugar que visita con la tapa de un disco de Los Iracundos en sus manos. Tampoco falta alguien como Felipe Fagián, que está seguro que recibe mensajes de Franco del "más allá".


Garay capta todo esto con respeto y hasta en determinados momentos parece de exprofeso no querer involucrarse más allá de lo necesario. La buena nota se consolida en una estética especialmente lograda y en un ritmo narrativo acorde con lo que se quiere contar y transmitir. En suma, un trabajo digno de los antecedentes de un director como Garay, que volvió a arriesgar y a ganar.


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

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