Cartelera

Tres pintoras. Linda Kohen y Anelina de la Quintana homenajean a Eva Olivetti.

El Museo Gurvich, referente internacional de la obra del maestro José Gurvich, reúne en esta exposición a las pintoras Eva Olivetti, Linda Kohen y Angelina de la Quintana. Gurvich, uno de los discípulos más cercanos a Joaquín Torres García, expande desde su accionar en el campo de las artes visuales el legado del genial creador del universalismo constructivo, insoslayable referente dentro de los movimientos del siglo XX.

Gurvich transmite con apasionado humanismo la necesidad del artista de indagar en busca de la propia voz empleando los valores plásticos, generando así, una unidad capaz de develar la realidad contemporánea con sentido espiritual. " lo que es verdaderamente plástico es la verdad espiritual, y la naturaleza en si es algo más..." escribía el maestro.

En este sentido, las pintoras presentes, con fisonomía propia, vinculan su obra con el sentido de libertad impartido por el maestro. Las tres compartieron su docencia en la década del 60 . Fue un momento de grandes conmociones en la sociedad que se transmitía a la expresión artística. La presencia de las mujeres aporta nuevas miradas que se deslizan a la creación del arte. En este contexto, su creación detenta su visión dotada de los instrumentos de la poética transmitida por José Gurvich que desde los márgenes del constructivismo, asegura una apertura hacia la libertad.

El homenaje a Eva Olivetti de Linda Kohen y Angelina de la Quintana, es también un homenaje a un sistema de valores en la expresión artística que superando las dicotomías de lo actual, permanece en el arte uruguayo.

Angelina desde Europa, ligada a tradición del TTG, continua el desarrollo de su obra, mientras realiza una importante tarea docente, recibiendo en ambos casos el reconocimiento del medio. Eva y Linda compartieron un largo trecho de más de cincuenta años en el arte y en la vida familiar. Sus obras particulares se desarrollaron sin duda en tiempos paralelos y circunstancias similares.

Acerca de la personalidad de José Gurvich, Eva relata: Un día yo no tenía ganas de pintar, él me hizo un cuadro, me escribió arriba: Un cuadro se pelea. Y me dijo "te lo firmo, por si algún día vale algo." (Obra expuesta en sala)

"Estar con él era un placer, no solo era un gran pintor, era una persona maravillosa de una bondad, y de una intelectualidad... se interesaba por todo y era chistoso."

Escribió Linda Kohen: "Creo que fue en 1947 o quizás 1948, Eva Brager, se casó con mi hermano, Mario Olivetti. Se transformó en mi cuñada. Fuimos desde ese momento, no sólo cuñadas, sino hermanas, y al poco tiempo fuimos cuñadas, hermanas, amigas! Desde que yo era niña, yo dibujaba y pintaba. Eva no. No sólo no pintaba, sino que afirmaba con total convicción que no sabía dibujar. Al tiempo, Eva dibujó y se transformó en una extraordinaria pintora. Pasamos años hermosos, privilegiados. Salíamos juntas a pintar, nos sentábamos en el rincón que más nos conmoviera ese día, y así mañana tras mañana surgían nuestros paisajes urbanos.

Desde que Eva empezó a pintar se evidenció su enorme talento, un talento muy especial. Ella misma lo dijo en algún momento, que parecía como que algún poder extraño dirigiera su quehacer, como que entrara en Eva el Arte, la Pintura, a través de su alma.

Siempre tuve hacia Eva un sentimiento de admiración. Sentía y siento como que estábamos en dos mundos diferentes, dos planos diferentes. Yo estaba en la pintura, el estudio, el trabajo. Eva estaba por encima, estaba como milagrosamente integrada al Universo a través de su pintura.

Entrar en una obra de Eva es una experiencia casi mística, algo que ocurre raramente aunque se esté frente a una excelente pintura."

Curadora: Sarah Guerra