Slumdog millionaire: ¿Quién quiere ser millonario?

Slumdog millionaire: ¿Quién quiere ser millonario?

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Presentado por
  • Titulo original: Slumdog millionaire
  • Dirección: Danny Boyle
  • Género: Drama-Romance
  • Protagonistas: Dev Patel - Anil Kapoor
  • País: Inglaterra-Estados Unidos Año: 2008
  • Duracion: 2 horas
  • Elenco: Irrfan Khan - Freida Pinto - Madhur Mittal - Saurabh Shukla
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Slumdog millionaire cuenta la historia de Jamal (Dev Patel), un adolescente analfabeto que creció entre la explotación y la miseria en un barrio marginal de Mumbai. Mientras participa exitosamente en la versión india del programa "¿Quién quiere ser millonario?" (sólo para llamar la atención de su amada), es interrogado por un inspector de policía que sospecha que ha hecho trampa. Ganadora de 8 premios Oscar 2009, incluyendo mejor película, director y guión adaptado (sobre novela de Vikas Swarup).

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un cuento de hadas moderno, brillantemente servido para encantar. Tiene humor, picardía, sensibilidad, romance, suspenso y una estupenda banda sonora. Y no hay que tomárselo demasiado en serio.

Millones

Danny Boyle no lo debe poder creer. La expresión –mezcla de felicidad y sorpresa- con la que ha subido a recoger cada premio que ha ganado Slumdog Millionaire en meses recientes denota la satisfacción de alguien que saborea las mieles de un éxito sinceramente inesperado. No es que su película no tuviese ingredientes para lograrlo (después de todo es un claro ejemplo de eso que en Hollywood llaman “crowd-pleaser”, algo así como “encantador de multitudes”), pero es que –más allá de un par de éxitos comerciales como Trainspotting (1996) o Exterminio (2002)- su filmografía no había alcanzado hasta ahora una aprobación tan unánime entre el público y la crítica. Slumdog Millionaire, que costó 15 millones de dólares y que Warner Bros. consideró lanzar directamente en video (en su lugar la distribuyó Fox Searchlight), lleva recaudados sólo en Estados Unidos más de 80 millones de dólares, además de haber ganado premios como el Globo de Oro, el BAFTA (premio de la Academia de Cine Británica), premios del público en festivales como los de Toronto y St. Louis, y los premios de los Sindicatos de Actores, Productores, Guionistas y Directores de Estados Unidos, además de numerosos reconocimientos de la crítica.

Todo esto hace prever una arrasadora cosecha de Oscars en la entrega del 22 de febrero, a la que Slumdog Millionaire va con 10 nominaciones. Algo previsible después de una racha de películas ganadoras en años recientes que incluyen un drama lacrimógeno (Million Dollar Baby), un drama social (Crash), un policial violento (Los Infiltrados) y un thriller sombrío (Sin lugar para los débiles). Ya es hora de que la Academia haga lo que mejor sabe hacer: premiar películas no necesariamente magistrales pero que eleven el espíritu del público y sobre todo de la industria. Porque Slumdog Millionaire no es ninguna obra maestra, sino simplemente un buen entretenimiento atractivamente servido por un director muy habilidoso. Quiero decir que no es la mejor película del año, lo que no significa que no se merezca al menos una gran parte del éxito que está teniendo.

Es un cuento de hadas moderno, ni más ni menos. Uno ambientado en una cruda realidad social muy contemporánea (la de más de 150 millones de niños pobres que hay en India, el segundo país más poblado de la Tierra) de manera de que el público no sienta que está presenciando simplemente una fantasía, sino que eso que sucede en la pantalla es real (o pudo serlo). Y aunque la historia no sucedió realmente (sino que está basada en la primera novela del indio Vikas Swarup) tiene los pies metidos en uno de los grandes temas de nuestro tiempo (la pobreza) y cuenta la historia de cómo un individuo –uno entre millones- logra sobrevivir a ella, ya sea porque: a) hizo trampa; b) tuvo suerte; c) es un genio; o d) está escrito.

El comienzo de la película, con esos niños siendo perseguidos por la policía por los alrededores y el interior de un gigantesco asentamiento en Mumbai, hace recordar a otro éxito internacional reciente que también llamó la atención del Oscar. En Ciudad de Dios (2002), un adolescente también lograba salir de la pobreza –en ese caso el escenario era una favela de Río de Janeiro- gracias a una mezcla de sensibilidad y talento para la fotografía. Jamal Malik también crece entre el desamparo, la explotación y la mugre de un barrio pobre (“slumdog” es una expresión denigrante que quiere decir algo así como “perro de asentamiento”) y también logra salir de la miseria en base a una sensibilidad diferente (ciertamente se diferencia de su hermano Salim, que es más insensible y pendenciero y por ende –o al menos así lo indica la sabiduría popular- más propenso a sobrevivir y adaptarse a la dura calle). Pero sobre todo en base a una gran facilidad para asimilar información general y usarla hábilmente en su beneficio.

Y acá está la clave para entrar de lleno en la propuesta y dejarse seducir por el cuento de hadas: uno no debe cuestionar que a Jamal le hagan justo preguntas cuyas respuestas encontrará en situaciones que vivió personalmente desde chico. No es algo de lo que uno sea demasiado consciente durante la película (Boyle no da tiempo a que uno se haga preguntas), pero sí al final, o incluso durante una segunda visión. Y no es un detalle menor. En todo caso, hay que aceptar que Jamal –un chico lúcido e inteligente desde pequeño- absorbió una cantidad enorme de datos sobre cultura general que algún día, quizás, pudieran servirle de algo. Ese día llegó, y Jamal está dentro de un estudio de televisión frente a un conductor suspicaz (el inefable Anil Kapoor) que no está contento con que un “perro de asentamiento” se convierta en millonario tan fácilmente.

Así entra en juego el inspector de policía (un estupendo Irrfan Khan, a quien vimos en El Buen Nombre y Todo Corazón), decidido a arrancar la confesión de que Jamal ha estado haciendo trampa. También tenemos que aceptar que un oficial que aplica la tortura con extrema facilidad (después de todo Jamal no está acusado de terrorista, ni de matar a nadie) vaya revelando de a poco cierta humanidad. Es que no hay buenos ni malos absolutos en Slumdog Millionaire, al menos no entre los tres antagonistas de Jamal: el conductor, el inspector, y su hermano Salim, que vendría a ser algo así como el Zé Pequeño de esta historia (para volver a Ciudad de Dios). En cambio el propio Jamal y su amada Latika (Freida Pinto) sí son héroes intachables, los Romeo y Julieta de esta historia de amor… aunque sin final trágico.

Boyle emplea la misma visión de la pobreza del brasileño Fernando Meirelles (ultra estetizada, efectista, encantadora, en definitiva un poco frívola), con la diferencia de que Ciudad de Dios era mucho más brutal en su retrato de la violencia (quizás la mayor consecuencia de la pobreza extrema). Lo de Slumdog Millionaire es, repito -y más allá de algún apunte sobre explotación infantil, prostitución y crimen- un inocente cuento de hadas, y como tal funciona casi a la perfección. Está brillantemente filmada, editada y sonorizada; posee un estupendo elenco encabezado por Dev Patel (toda una revelación), en el que Boyle vuelve a demostrar (como en Millones) ser un estupendo director de niños, aunque habría que preguntarse si aquí el mérito no corresponde quizás a su co-director indio Loveleen Tandan. Tiene humor, picardía, sensibilidad, romance y suspenso, y una estupenda banda sonora a cargo de A.R. Rahman.

Y como para confirmar que no hay que tomársela demasiado en serio, Boyle termina la película con un homenaje al cine musical de Bollywood, la industria cinematográfica de la India y principal mercado productor y exhibidor del mundo. No deja de ser irónico que los indios (al menos muchos de ellos) estén celebrando el éxito internacional de una película filmada en India y que emula el cine de Bollywood, pero concebida y financiada en el primer mundo. Me hace acordar al pueblo de Kenia donde nació el padre de Barack Obama, festejando como propio el triunfo electoral del nuevo presidente de Estados Unidos. Cuestiones de la globalización, supongo.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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