Amor sin escalas

Amor sin escalas

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Presentado por
  • Titulo original: Up in the air
  • Dirección: Jason Reitman
  • Género: Comedia dramática-Romance
  • Protagonistas: George Clooney - Vera Farmiga
  • País: Estados Unidos Año: 2009
  • Duracion: 1h49'
  • Elenco: Anna Kendrick - Jason Bateman - Amy Morton - Melanie Lynskey
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Ryan Bingham (George Clooney) es un experto en reducir personal en empresas a través de todo el país, por lo cual su rutina es un viaje casi permanente en aviones. Cuando su estatus se ve amenazado por la llegada de una colega más joven y arrogante, Ryan comienza a replantearse su propia vida. Nominada a seis premios Oscar, incluyendo mejor película, director, actor y actriz de reparto (Vera Farmiga y Anna Kendrick).

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un film sobrio y ligero, a medio camino entre la comedia romántica y la mirada hacia lo cruel, cínico y competitivo que es el mundo del empleo en una economía en crisis. Lo más destacable es la actuación de George Clooney al frente de un buen elenco.

Pasajeros en tránsito

Me gustan los aeropuertos. No soy precisamente un viajero frecuente, pero en los últimos años he tenido diferentes oportunidades de viajar y he desarrollado una rara fascinación por el mundillo interno de esos espacios que son de tránsito por definición, y en los que uno sólo está esperando. Esperando que pasen las horas, que nuestro vuelo aparezca finalmente confirmado en las pizarras, que ese anuncio de retraso – por favor – no nos afecte. Esperando en la fila del check-in, en la puerta de abordaje, en las tiendas del free shop, en las cafeterías.

Para uno cada viaje, cada aeropuerto, cada embarque sigue siendo una experiencia nueva, que por ahora está lejos de agotar la capacidad de asombro o sensación de extrañeza (porque estar en un aeropuerto puede llegar a ser una experiencia parecida a un sueño… o a una pesadilla). Pero al mismo tiempo he aprendido a reconocer a esos tipos que se mueven en ese universo como peces en el agua, totalmente familiarizados con los códigos, los procedimientos, los tiempos. Juro que una vez vi a un hombre cepillarse los dientes mientras se afeitaba y se acomodaba el nudo de la corbata, con habilidad asombrosa. Hay muchos viajeros que en los aeropuertos se sienten y actúan como si estuvieran en su propia casa.

Ryan Bingham es uno de esos tipos. Trabaja para una compañía que se especializa en reducción de costos (léase: personal) para otras compañías alrededor del país. Y su tarea consiste precisamente en ir a esas empresas y comunicar la mala noticia a los empleados que han sido despedidos (o, citando su protocolo políticamente correcto, cuyos puestos “ya no están disponibles”). Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. De manera que Ryan Bingham vive saltando de avión en avión. En el último año pasó más de 300 días fuera de “casa”, y está a punto de alcanzar las millas que lo conviertan en uno de los pocos miembros de una exclusiva élite de viajeros.

Claro que vivir todo el tiempo “en el aire” tiene su precio: Ryan Bingham (papel perfecto para un siempre efectivo George Clooney) no tiene vínculos afectivos con nadie, ni siquiera con su familia directa (hermanas, cuñados, sobrinos), para quienes es prácticamente un pariente lejano. De más está decir que no tiene pareja, y su “casa” (lugar de residencia en tierra firme) es un apartamento casi vacío. Su verdadero hogar lo lleva en la maleta. No parece sentirse a disgusto con eso. De hecho es un tipo más bien cínico (no queda claro si fue siempre así o si se convirtió en cínico como consecuencia de su trabajo y su estilo de vida, como forma de defensa) y hasta demuestra cierto rechazo ante la idea de asistir al casamiento de su hermana menor (Melanie Lynskey).

Su estabilidad comienza a tambalearse cuando la compañía para la que trabaja, con la intención de reducir costos operativos, decide mantener en tierra a sus trabajadores, quienes ahora harán el mismo trabajo de siempre (despedir gente a nombre de otras empresas) por video conferencia, desde la seguridad de un escritorio y una computadora con web cam. Para Bingham esto es inadmisible, porque hay una ética en lo que hace (dar la cara, hacer sentir al despedido – aunque sea mentira – que no se lo está dejando en la calle sino ofreciéndole una oportunidad). Pero sobre todo – aunque no lo admita - porque permanecer en casa todo el año implica enfrentarse a una vida vacía de vínculos, carente de afectos.

Todo el comienzo es bastante prometedor, con su descripción de las rutinas de Bingham (tanto de viaje como de trabajo) y la irrupción de una joven aparentemente muy segura de sí misma (Anna Kendrick, de la saga Crepúsculo) que representa todo aquello que Bingham no es ni desea. Y si bien el viaje que emprenden juntos luce un poco forzado en función de la historia, contiene algunos buenos momentos y una casi constante lucidez en los diálogos y en el perfil de los personajes. Lo mismo puede decirse del vínculo que Bingham establece con otra viajera frecuente (la estupenda Vera Farmiga) con la que tiene una excelente comunicación desde el principio. Es perfecta para él, porque también se siente cómoda con ese estilo de vida y hasta se excita con los pequeños lujos y comodidades de su rutina. Ella misma se lo dice de la manera más directa posible: “soy igual a vos, pero con vagina”.

Pero entonces aparece el amor, y ahí la película pierde un poco el rumbo. El engañoso título castellano sugiere una comedia romántica que Up in the Air no es, por más que haya en el medio una cierta forma de romance. Pero el guión de Jason Reitman y Sheldon Turner (basado en una novela de Walter Kirn) parece olvidar a cierta altura todo el planteo dramático inicial sobre lo impersonal, cruel y competitivo del mundo del empleo en una economía capitalista, y cómo eso afecta a un tipo cínico con “licencia para despedir”, justo en tiempos de crisis financiera. Hay interesantes y breves viñetas de personajes (en las que aparecen un par de rostros familiares como los de J.K. Simmons, el papá de Juno, y Zach Galifianakis, el gordito de Qué pasó ayer?) que intentan ponerle rostro humano al desempleo. Pero resulta mucho más efectiva la serie de testimonios “reales” que aparece al comienzo y al final de la película, donde no son actores sino verdaderos trabajadores quienes comentan ante la cámara lo que le hace a la dignidad de una persona perder el empleo.

Quizás tenga que ver con las expectativas de cada uno, pero no puedo dejar de pensar que Up in the Air hubiese sido una película mucho más interesante si hubiera continuado por esa senda en lugar de volcarse hacia una historia de amor y reencuentro con los afectos (incluyendo una boda, expectativas, indecisiones, y hasta alguna decepción). Al final es la vieja historia del hombre endurecido por el sistema que se ablanda un poco, aceptando la idea de que establecer relaciones, casarse, formar una familia, etc., es una meta loable después de todo, y que quien elija otro camino estará condenado a ser un pobre solitario y desgraciado toda su vida. Es un mensaje “redentor” muy parecido al que contenía Gracias por Fumar (2005), el primer largo de Jason Reitman, que también tenía que ver con ciertas prácticas corporativas.

Por suerte al final la película vuelve a su rumbo, incluyendo alguna revelación capaz de afectar incluso a un tipo como Bingham y de relativizar precisamente esa idea de que “sentar cabeza” es la llave hacia la felicidad. La vida es un poco más compleja que eso.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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