La carretera

La carretera

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  • Titulo original: The road
  • Dirección: John Hillcoat
  • Género: Drama-Aventura
  • Protagonistas: Viggo Mortensen - Kodi Smit-McPhee
  • País: Estados Unidos Año: 2009
  • Duracion: 1h51'
  • Elenco: Robert Duvall - Guy Pearce - Molly Parker - Charlize Theron
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Sobre una novela de Cormac McCarthy (el mismo autor de Sin lugar para los débiles) ganadora del Premio Pulitzer, un relato postapocalíptico que narra la supervivencia de un hombre (Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee) a través de una tierra árida y desierta destruida por un misterioso cataclismo.

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  • A&E

    • Viernes 26 de Abril

      • 23:20

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Una película agobiante, notablemente realizada y narrada. Tan dura y desoladora como el futuro posible que describe.

Un futuro posible

El espectador cinematográfico tuvo un contundente acercamiento al universo del escritor Cormac McCarthy a través de la adaptación que de su novela No Country for Old Men (publicada en 2005) realizaron los hermanos Coen (Sin lugar para los débiles, 2007). La Carretera (The road) fue su siguiente novela, y le valió el Premio Pulitzer de ficción en 2007. La paternidad tardía (nació en 1933 y tuvo descendencia recién bordeando los 70) le inspiró a escribir las desventuras de un padre y su hijo en una Norteamérica posapocalíptica. Al igual que No Country…, La Carretera es un relato sombrío ambientado en un mundo hostil en el cual “el hombre” intenta sobrevivir a pesar de la violencia, el individualismo y la más absoluta carencia de valores.

Hay una radicalización de los extremos, sin embargo: el universo de No Country… era fácilmente reconocible y contemporáneo (a pesar de estar ambientada a comienzos de la década del 80), mientras que el mundo de La Carretera (en un futuro indeterminado que podría ser nomás mañana) es uno devastado por un cataclismo de origen no muy claro, que pone a prueba lo mejor (y lo peor) de la naturaleza humana. El mundo tal como lo conocemos ya no existe: no hay combustible, ni comida, ni seres vivos (salvo unos pocos humanos, divididos entre quienes intentan sobrevivir solitariamente como pueden y hordas de caníbales que van por ahí cazando personas indefensas para alimentarse) ni, lo peor de todo, esperanza. Todo lo cual contribuye a convertir el relato en algo muy perturbador e inquietante, porque nada garantiza que nuestro futuro no se parezca a esto, después de todo. Y mucho menos que seamos capaces de permanecer del lado de “los buenos”…

Esto, además del entrañable y conmovedor vínculo entre padre e hijo, constituye el aspecto más atractivo del relato: la conservación de los valores de cada uno, de nuestra más esencial humanidad, en medio de una situación límite que pone en riesgo ya no sólo nuestra existencia sino la de nuestros seres más queridos. Es sumamente interesante el retrato de un padre que se esfuerza por todos los medios en preservar la vida de su hijo (que es todo inocencia, a pesar de haber crecido en un ambiente salvaje en que el ser humano es la única especie en extinción) y al mismo tiempo inicia él mismo cierta degradación que lo lleva a cometer actos de injusticia impensables en circunstancias más normales. Es en esos momentos en que se justifica la inocencia aún intocada del hijo, como contrapeso ante el “vale todo”. La ausencia de nombres propios (incluso el hombre se refiere a su hijo como “el chico”) refuerza la idea de que no estamos tanto frente a personajes como a alegorías de la raza humana.

La película es agobiante, dura, desoladora. Quien vaya buscando algo parecido a Exterminio (Danny Boyle) o Soy Leyenda (Francis Lawrence), donde había ejércitos de zombies acechando a los solitarios protagonistas, se verá decepcionado. La Carretera se inscribe más bien en el tono dramático y “realista” de Niños del Hombre (Alfonso Cuarón), aunque con mucha menos acción (entendiendo “acción” por escenas de violencia, enfrentamientos, despliegue físico y efectos visuales). Hasta la ausencia de un “clímax” en el sentido clásico del cine típico hollywoodense y de un enemigo fácilmente identificable (el enemigo aquí, en todo caso, es el contexto), convierten a esta obra en un producto atípico e incluso incómodo, tan así que no figuró en las nominaciones de premios a lo mejor del 2009, por más que es mucho mejor película que varias que sí lo hicieron.

El director John Hillcoat, nacido en Australia en 1961 pero criado en Canadá, se toma su tiempo para narrar la travesía de padre e hijo rumbo al sur, en busca de lo que se supone es un clima menos inhóspito. Apela a unas pocas reflexiones en off por parte del protagonista (otro excelente trabajo de Viggo Mortensen) y recrea un mundo gris, ocre y marrón, húmedo y barroso, donde ya casi no hay vegetación verde ni luz directa de sol (gran trabajo del director de fotografía español Javier Aguirresarobe y del diseñador de producción Chris Kennedy). Apenas unos breves flashbacks arrojan algo de información sobre el pasado reciente, y en particular sobre la desintegración familiar y social que trajo el cataclismo, que para esta familia en particular significó la progresiva desesperación de la madre del chico (Charlize Theron), que terminó en una especie de suicidio. A lo largo del relato, la música de Nick Cave y Warren Ellis subrayan ese clima opresivo y también aportan algo de poesía.

Sólo el final, quizás demasiado optimista y precipitado en el momento justo, no está a la altura de una película por lo demás notable, tan dura y desoladora como el futuro posible que describe.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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FILM/675

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