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Ficha

Resumen

A las 8:02 de la mañana, el detective de la policía de Nueva York Jack Mosley (Bruce Willis) recibe una misión aparentemente sencilla. El delincuente Eddie Bunker (Mos Def) está citado para testificar ante un gran jurado a las 10 en punto y le debe trasladar de la celda al juzgado, a 16 calles de distancia. Cuando Jack, que tiene serios problemas con el alcohol, mete a Eddie en el asiento trasero de su coche y se dispone a atravesar Nueva York en hora pico de la mañana, no se da cuenta de que le sigue una furgoneta. Es que alguien quiere muerto a Eddie antes de que llegue a testificar, y no parará en su intento a lo largo de esas 16 calles…

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: El oficio del director Richard Donner (Arma Mortal) convierte a este policial de rutina en un digno entretenimiento.

Duro de matar

Bruce Willis tiene experiencia en esto de encontrarse en el lugar equivocado a la hora equivocada. De hecho, el hombre es una estrella porque una Navidad se le ocurrió pasar a saludar a su ex esposa que trabajaba en una torre de Los Ángeles. Dieciocho años después de aquella primera Duro de Matar, Bruce vuelve a hacer lo que mejor sabe hacer (y lo que ha hecho tantas veces) en una película que demuestra que la fórmula, cuando está bien aceitada, sigue funcionando.

Como ya no está tan atlético como John McClane (papel que encarnó por última vez, por el momento, en la tercera parte de 1995) ahora le queda mejor el rol de policía venido a menos, tan venido a menos que cojea, bebe todo el tiempo, y poco más que se ha convertido en el “ché pibe” del departamento, el que se queda cuidando la escena del crimen hasta que llegan los verdaderos detectives. En uno de esos mandados, a las ocho de una mañana cualquiera, le toca trasladar a un delincuente particularmente hablador hasta un juzgado en el que debe declarar como testigo, a 16 cuadras del lugar. El resto es historia conocida: durante el traslado alguien quiere matar al detenido, Bruce lo salva, y al poco rato llegan más policías ordenándole que lo entregue ya que, a partir de allí, ellos se encargan. Está visto: los malos son los policías, que tienen motivos para querer silenciar al testigo, pero por suerte allí está nuestro héroe para demostrar que siempre hay una oportunidad para redimirse.

Si el asunto funciona, a pesar del exceso de lugares comunes, es gracias al oficio del director Richard Donner (responsable de la saga de Arma Mortal); la película tiene buen ritmo (prácticamente toda la narración sucede en tiempo casi real) y escenas de acción bien resueltas, haciendo un buen uso de calles, callejones y corredores de Nueva York. Además el guión de Richard Wenk (que había escrito y dirigido Como Caído del Cielo, una comedia romántica con Andy García) ofrece un buen equilibrio entre sus varios momentos de tensión (previsibles, sí, pero efectivos) y algunos toques de humor servidos, sobre todo, a través del personaje que compone Mos Def de manera disfrutable. Hay varios facilismos, claro, y hasta algunos agujeros de la trama que es mejor pasar por alto, pero aún así 16 Calles logra ganarse un lugar en ese subgénero policial que son las películas sobre policías corruptos.

No será Sérpico (1973), ni siquiera Día de Entrenamiento (2001), pero merece tenerse en cuenta como digno entretenimiento. Ni más ni menos.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy