La caída del Halcón Negro

La caída del Halcón Negro

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Presentado por
  • Titulo original: Black Hawk down
  • Dirección: Ridley Scott
  • Género: Drama bélico
  • Protagonistas: Josh Hartnett - Ewan McGregor
  • País: Estados Unidos Año: 2001
  • Duracion: 2h23'
  • Elenco: William Fichtner - Tom Sizemore - Eric Bana - Ewen Bremner
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

La Caída del Halcón Negro relata lo ocurrido a un grupo de soldados de élite norteamericanos enviados a Mogadiscio, Somalia, en octubre de 1993 como parte de una operación de paz de las Naciones Unidas. Su misión: secuestrar a dos importantes tenientes somalíes fieles al gobernante Mohamed Farrah Aidid, como parte de una estrategia para sofocar la guerra civil y la hambruna que estaba arrasando al país africano. Pero lo que debía ser una operación militar pacífica de unas pocas horas, se convierte en una mortal zona de combate cuando dos de los helicópteros ‘Halcón Negro’ -aparentemente invencibles- son derribados sobre la ciudad.

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Comentario de Cartelera.com.uy

La antesala del infierno

Hay dos formas de ver una película como Black Hawk Down: como un alegato de inspiración patriótica (teniendo en cuenta consideraciones políticas) o como narración bélica desde un punto de vista estrictamente cinematográfico. Uno no puede dejar de pensar un poco en las dos posibilidades mientras sale del cine, aunque es menos probable discutir su eficacia en términos narrativos que su objetividad ideológica.

No es que el film sea una propaganda pro-estadounidense; a diferencia de, por ejemplo, Rescatando el soldado Ryan (que tenía, hay que decirlo, sus momentos de maestría cinematográfica) el film no termina con una bandera de Estados Unidos flameando al viento, sino con el interior de un avión militar lleno de ataúdes, cuya compuerta se cierra dejando la pantalla en absoluta oscuridad. El dato no es menor, y tal vez haya que atribuirlo al hecho de que Ridley Scott (a diferencia de Spielberg) es inglés, por lo que -en principio- no le debiera interesar el mensaje patriótico.

Obviamente, el punto de vista es norteamericano y los héroes son, por supuesto, los soldados norteamericanos que llegaron "en misión de paz" a poner orden en un país del Tercer Mundo arrasado por la guerra civil y la hambruna. Dicen que 300.000 somalíes habían muerto de hambre antes de la intervención militar de Estados Unidos; lo que no dicen es cuántos somalíes más han muerto desde entonces. En un momento, uno de los tres únicos personajes africanos del film que tienen diálogo, le asegura a un soldado norteamericano secuestrado que, en Somalía, siempre va a haber violencia. "Así es nuestro mundo", dice. Y es una forma de decir, al mismo tiempo, que "así NO es ese otro mundo llamado Estados Unidos", donde al parecer no hay violencia y, cuando la hay, es porque viene de afuera (y entonces hay que salir a atacar).

Lo que pasa es que uno, aunque no quiera, es un espectador manipulado, y, como tal, tiene pocas posibilidades de evitar sentir compasión por los protagonistas de la película, es decir, los soldados norteamericanos. Después de todo, lo que vemos en la pantalla son un grupo de jóvenes inexperientes atrapados por una multitud enfurecida, cuyo comportamiento se asemeja mucho al de simios salvajes (y esto es así; si no me creen, vean cómo se trepan a los restos de uno de los helicópteros caídos). Y lo único que queremos es que los dejen en paz, que puedan escapar del fuego enemigo y llegar a casa sanos y salvos, a reunirse con su mamá. Malditos yanquis, cómo nos compran. Hacen lo que quieren con nosotros... Un ejercicio interesante sería contar la historia desde el otro bando, pero eso nunca va a pasar, al menos en Occidente (cuya capital es, como se sabe, Estados Unidos).

Lo que es innegable es la fuerza cinematográfica con la que Scott describe la acción. La batalla en Mogadiscio abarca casi cuatro quintas partes de la duración del film, y es un despliegue de recursos narrativos de impecable factura: la fotografía de Slawomir Idziak (ex colaborador de Krysztof Kieslowski), el montaje de Pietro Scalia (ganador de un Oscar), el diseño de sonido (tambien premiado), además de la música de Hans Zimmer, y, por supuesto, la reconstrucción en locaciones de Marruecos, a cargo del diseñador de producción Arthur Max, de esa Mogadiscio que parece la antesala del infierno.

Por todo eso, y por una reconstrucción de la violencia que no da respiro, Black Hawk down puede ser una experiencia demasiado fuerte para estómagos delicados. Los amantes de la acción bélica, en cambio, se verán reconfortados por una de las películas más realistas del género. Eso sí, no esperen Rambo ni Comando; aquí los héroes no se la llevan de arriba, no son Stallone ni Schwarzenegger. Este es un drama y, como en todo drama, se sufre. Aún cuando la moraleja final sea algo así como "la guerra es un mal, pero un mal a veces necesario".


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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