Nine - Una vida de pasión

Nine - Una vida de pasión

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Presentado por
  • Titulo original: Nine
  • Dirección: Rob Marshall
  • Género: Musical
  • Protagonistas: Daniel Day-Lewis - Marion Cotillard
  • País: Estados Unidos-Italia Año: 2009
  • Duracion: 1h58'
  • Elenco: Nicole Kidman - Penélope Cruz - Sophia Loren - Judi Dench
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Musical
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Ficha

Resumen

El director Rob Marshall (Chicago) ha reunido a un elenco espectacular en esta adaptación del musical de Broadway, inspirado a su vez en la icónica película 8 y 1/2, de Federico Fellini (1963). Guido Contini (Daniel Day-Lewis) es un famoso director de cine que está a punto de iniciar la filmación de su muy esperada novena película cuando súbitamente todo en su vida comienza a derrumbarse, desde su creatividad hasta su ferviente vida amatoria. El elenco, la banda sonora y el despliegue visual son los principales atractivos.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un musical desparejo, de gran despliegue visual, con algunos pasajes olvidables y otros muy bien logrados. Lo mejor es el elenco (en especial Daniel Day-Lewis y Marion Cotillard) y el recuerdo del maestro Federico Fellini, en quien se inspira.

El mejor trabajo del mundo

Hay un parlamento en Nine, que de hecho se ha usado en el tráiler de la película, dicho por la diseñadora de vestuario que encarna Judi Dench: “Dirigir una película es un trabajo muy sobrevalorado. Solo tenés que decir sí o no. ¿Qué más tenés que hacer? Nada. ‘Maestro, ¿esto tiene que ser rojo?’ Si. ‘¿Verde?’ No. ‘¿Más extras?’ Si. “¿Más lápiz labial?” No. Si. No. Si. No. Eso es dirigir.” Y aunque el parlamento es ingenioso – sobre todo dicho por la gran Judi Dench – cualquier cinéfilo que se precie de tal sabe que es una simplificación del arte de dirigir una película. Ser director de cine implica algo un poquito más complicado que eso: implica tener algo que decir, algo que contar, ser poseedor de una visión sobre las cosas y dominar un lenguaje con el cual comunicar esa visión. Y defenderla hasta el final. Hasta el corte final.

Si por algo es recordado el maestro Federico Fellini (1920-1993) es por haber sido poseedor de una visión sin igual y defenderla contra viento y marea, dando como resultado un puñado de obras maestras que permanecen entre lo mejor del cine italiano y mundial de todas las épocas. Una de esas obras maestras es la fascinante 8 y Medio (1963), película que se iba a llamar “La bella confusione” (la bella confusión) pero que finalmente se tituló así porque Fellini consideraba que antes había dirigido seis largometrajes, co-dirigido otro (Luces de Varieté, con Alberto Lattuada) y realizado episodios para dos filmes (contando cada uno como media película), siendo uno de ellos Boccaccio ’70 (1962). Total: 8 y medio.

Elegir un título que no significara nada más significativo que eso tenía sentido: después del éxito mundial de La Dolce Vita (1960), Fellini se encontró con que todo el mundo esperaba con ansias su nueva película, pero él no sabía qué película hacer. Así que hizo una película sobre un director de cine famoso que viene de hacer una película exitosa y que no sabe qué película va a hacer a continuación… Era su film más autobiográfico, y versaba sobre un director de cine con bloqueo creativo. En el primer párrafo quizás me faltó decir que ser director de cine también implica hacer películas a como dé lugar, aún contra las limitaciones propias.

Ganadora del Oscar a la mejor película extranjera, 8 y Medio dio lugar a un musical de Broadway llamado Nine, creado por Arthur Kopit (libro) y Maury Yeston (música y letras), y estrenado en 1982. Y, algunos años después, a una versión cinematográfica a cargo del director Rob Marshall (Chicago, Memorias de una Geisha). ¿El ‘nueve’ del título será porque sus autores consideraron que la obra valía lo mismo que media película de Fellini? En todo caso, Nine posee una línea argumental muy similar a la de 8 y Medio. Aquí también hay un director de cine llamado Guido (Daniel Day-Lewis) que, en medio un bloqueo creativo, vive una suerte de fantasía en la realidad entre sus recuerdos de infancia y sus conflictos con las mujeres de su vida, incluyendo a su esposa (Marion Cotillard), su amante (Penélope Cruz), su estrella (Nicole Kidman) y hasta el fantasma de su ‘mamma’ (Sophia Loren).

Hay dos o tres razones de peso como para no descartar de plano la idea de ver un musical inspirado en Fellini. Una es el cuidado visual con que está servido el espectáculo, con gran despliegue de escenografías, vestuarios, coreografías, y un fascinante empleo de la iluminación artificial, sobre todo en el estudio donde se desarrollan las fantasías de Guido.

Otra es su atractivo elenco, irregular en rendimiento tanto actoral como vocal pero con algunos grandes aciertos (casi todos europeos). La mejor cantante es por lejos Fergie (Stacy Ferguson), ex miembro del grupo Wild Orchid que convierte su “Be Italian” en uno de los momentos musicales altos de la película. A su lado la terrajada “a lo Shakira” de Kate Hudson es uno de los momentos más olvidables. Daniel Day-Lewis es capaz de dar intensidad y complejidad incluso a un estereotipo como Guido Contini (si hay un actor capaz de calzarse los mismos zapatos que Marcello Mastroianni, es él); y la francesa Marion Cotillard demuestra que lo de La Vie en Rose no fue casualidad: estamos ante una actriz magnífica capaz de conmover al espectador con apenas unos minutos en pantalla. Como si fuera poco, se revela (especialmente en “Take it all”) como una estupenda bailarina y cantante. Nicole Kidman, cuyo look recuerda a la Anita Ekberg de La Dolce Vita (esa escena en la fuente no es casualidad), está pintada. Y Penélope Cruz, que está muy bien, en realidad no hace nada demasiado diferente a lo que ya demostró en el drama italiano Non ti muovere (2004) y en Vicky Cristina Barcelona (2008); su numerito de minita sexy que pierde la cabeza por un tipo ya la está encajonando un poco.

Pero el motivo principal es el maestro Fellini. No porque haya algo de él en este musical bastante bien logrado, sino porque – así como dediqué la mitad de esta crítica a hablar de él – la visión de Nine es una buena excusa para repasar su brillante filmografía. O, en el caso de quien no haya tenido aún el privilegio, para descubrirlo. Se encontrarán con un director de cine que es en parte mago, en parte animador de circo, domador de bestias, encantador de serpientes. Un seductor, un bon vivant, un visionario, un loco. Un hombre que tenía el mejor trabajo del mundo.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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