Una mente brillante

Una mente brillante

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  • Titulo original: A beautiful mind
  • Dirección: Ron Howard
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Russell Crowe - Jennifer Connelly
  • País: Estados Unidos Año: 2001
  • Duracion: 2h14'
  • Elenco: Ed Harris - Adam Goldberg - Paul Bettany
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

En 1947, John Forbes Nash Jr. (Russell Crowe) llegó a Princeton para estudiar un posgrado en matemáticas. Su única obsesión parecía ser realizar un gran descubrimiento, tener una gran idea. Y de hecho, su estudio de la teoría del juego – la matemática de una competencia – logró contradecir audazmente las doctrinas de Adam Smith, el padre de la economía moderna. Pero su ascenso luminoso a la estratosfera intelectual cambió drásticamente de dirección cuando su inteligencia intuitiva fue dominada por la esquizofrenia. Enfrentándose a retos que han destruido a muchos otros, Nash luchó contra la enfermedad con la ayuda de su devota esposa Alicia (Jennifer Connelly), llegando a ganar el premio Nobel en 1994.

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Comentario de Cartelera.com.uy

Una fórmula y un gran actor

Películas sobre genios sufridos ha habido muchas. Y, sí, suelen gustar y ganar el Oscar. Seguramente Ron Howard y su productor Brian Grazer (socios en la empresa Imagine Entertainment) lo sabían cuando se interesaron por la biografía de John Nash, luego de leer un artículo periodístico sobre el matemático ganador del Nobel.

Lo que suele suceder con las biografías cinematográficas, y Una Mente Brillante no es la excepción, es que más que contar una vida objetivamente, -y con más razón cuando el protagonista aún se encuentra con vida- lo que se busca es homenajear al biografiado. Es comprensible, por supuesto, pero me pregunto cuánta objetividad se pierde en el camino. De esa manera, el espectador se apiada del personaje, lo eleva fácilmente a la categoría de héroe y hasta llega a derramar alguna lágrima por sus padecimientos y triunfos. Así suele ser, y la fórmula casi nunca falla.

En este caso, Howard y Grazer tomaron el guión que Akiva Goldsman escribió a partir de un libro de Sylvia Nasar, y se concentraron en los logros matemáticos de Nash y -muy especialmente- en su enfermedad psiquiátrica. Lo han dicho públicamente: su intención era aprovechar la historia de Nash para hacer una película sobre las enfermedades mentales, sobre lo difícil que es su diagnóstico y lo más difícil aún que suele ser su superación. Para ello, evitaron algún otro aspecto de la vida del hombre (hay versiones que le atribuyen experiencias homosexuales, pero a Howard no le interesó escarbar en este rumor no comprobado) y, finalmente, lo que han hecho es fundamentalmente una historia de amor, en la cual Alicia Nash cobra un gran protagonismo al convertirse en el apoyo necesario para que su esposo luche contra su terrible enfermedad.

La película no está mal, y de hecho se anota un par de recursos muy inteligentes: hace al espectador partícipe de la esquizofrenia paranoide que aqueja al protagonista, por lo cual es bastante fácil entender qué le sucede y lo que significó para Nash enfrentar la dura realidad (no así cómo se originó el problema); y hasta se permite hacer reír a su audiencia con la propia conducta del personaje, de manera de quitarle parte del gran peso dramático que el tema podría haber alcanzado. De esa manera, el film no es una carga para el espectador sino un relato muy entretenido.

Quizá por eso el resultado está lejos de llegar a ser una gran película: el tratamiento es previsible, a veces -y sólo a veces- manipula la emotividad del espectador y, en definitiva, tiene ese dejo de cosa ya vista, más allá de sus valores propios. Estos incluyen la fluida (y hasta, por momentos, imaginativa) narración que consigue Howard, un director comercial pero muy talentoso, que ha hecho de todo y entre cuyas películas se cuentan cosas muy entretenidas como Todo en familia (1989), Llamarada (1991), Apollo 13 (1995) y El Rescate (1996).

Junto a Howard, dos personas evitan finalmente que la película se convierta en una versión para la gran pantalla de esos telefilmes mediocres sobre "la historia de...": Jennifer Connelly y Russell Crowe. La primera está recibiendo este año el reconocimiento que debió haber merecido el año pasado por su asombrosa actuación en Réquiem para un Sueño (de Darren Aronofsky). Del segundo ya se ha dicho demasiado, incluso que podría llevarse un segundo Oscar consecutivo como mejor actor, lo cual no sorprendería en absoluto. Su interpretación de Nash es realmente buena, aunque por momentos la técnica supera al sentimiento (o sea, a veces es más evidente que está "actuando" al personaje y no "viviéndolo"). Pero el detalle no logra empañar una labor más que estimable, que logra transmitir toda la genialidad y vulnerabilidad de aquella mente brillante.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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