Güeros

Güeros

Presentado por
  • Titulo original: Güeros
  • Dirección: Alonso Ruizpalacios
  • Género: Comedia dramática
  • Protagonistas: Tenoch Huerta - Sebastián Aguirre
  • País: México Año: 2014
  • Duracion: 108'
  • Elenco: Ilse Salas - Leonardo Ortizgris - Sophie Alexander-Katz
  • IMBD
  • Tipo: Película
Presentado por

Ficha

Resumen

Güeros narra el encuentro entre Sombra (Tenoch Huerta) y su hermano menor, Tomás (Sebastián Aguirre), quien lo visita en la Ciudad de México tras algunos sucesos desafortunados en casa de su madre. La llegada del joven Tomás imprime energía a la monótona vida de Sombra y su amigo Santos (Leonardo Ortizgris), la cual parece estar en pausa tras la huelga de la UNAM. Juntos, deciden emprender un viaje para encontrar a un legendario músico que escuchaban de niños, y cuyo paradero es desconocido desde mucho tiempo atrás. Esta búsqueda los llevará a través de las fronteras invisibles de la Ciudad de México.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Una película verdaderamente independiente, original, juguetona, cinéfila pero no vacía en su cinefilia. Y también, por supuesto, un homenaje a esa Ciudad de México donde persisten los mitos, las utopías, las agitaciones sociales, los odios y amores...

 

Luces y sombras en la ciudad

 

En México, "güero" es como se le dice, medio despectivamente, a una persona de pelo rubio. No es el caso de Sombra (Tenoch Huerta), tampoco el de su amigo Santos (Leonardo Ortizgris), más castaño pero lejos de ser rubio. Pero sí podría ser el caso de Tomás (Sebastián Aguirre), lo suficientemente blanquito como para ser considerado "güero" en un país de población mayormente indígena. Lo curioso es que Sombra y Tomás no parecen hermanos, es algo que salta a la vista; tampoco se explica si son medio hermanos, si alguno es adoptado o qué. Tal vez se trate de un pequeño detalle en el que no debería repararse, simplemente uno de los tantos contrastes de la película.

 

Porque de eso se trata: contrastes. Los contrastes de una ciudad inmensa y caótica como el D.F., de sus tipos humanos, de sus clases sociales, de sus culturas, de sus tradiciones, de sus días y sus noches. Tal vez el término "güeros" refiera más que nada a eso, a una forma de establecer diferencias no tanto físicas sino sociales. Porque Sombra y Santos son, después de todo, unos pinches burguesitos, unos nenes acomodados sin muchas preocupaciones, con apartamento alquilado y sin trabajo (al menos no que se sepa), y que para colmo están en plena "huelga de la huelga" (inspirada en una verdadera movilización estudiantil que paralizó la Universidad Nacional de México en 1999). No viven en el lujo, es cierto (roban electricidad de los vecinos, la mugre se acumula a su alrededor), pero al parecer se trata más de viveza o vagancia que de verdadera necesidad. Pertenecen a una clase media sin privilegios, digamos. Y ni siquiera tienen la consciencia social ni el compromiso ideológico como para sumarse a la lucha.

 

Tomás - ese adolescente cuya madre envía a la ciudad, probablemente superada por sus problemas de disciplina - es quien llega a alterar la apática rutina de Sombra y Santos. Pero lo que realmente los saca de ella es la idea de salir en busca de ese mítico personaje que es Epigmenio Cruz, un músico del que se dicen cosas como "pudo haber salvado al rock nacional", o que "hizo llorar a Bob Dylan". Salir tras su pista es si se quiere el "McGuffin" (citando el artilugio de Hitchcock) que los guionistas Alonso Ruizpalacios y Gibrán Portela ponen en marcha para movilizar a sus personajes a través de la Ciudad de México, lo que convierte a Güeros en una suerte de road movie urbana donde tiene tanta importancia todo lo que sucede en el camino como la comprobación de si efectivamente van a llegar a su objetivo.

 

Ruizpalacios, a la altura aquí de su primer largometraje (y uno de los más premiados de 2014), elige un poderoso blanco y negro (tal vez la mejor manera de filmar contrastes) y un formato 4:3 que hace décadas está en desuso (el mismo que empleó Xavier Dolan en otra de las películas más premiadas del año pasado: Mommy). También se inspira en la Nouvelle Vague para ubicar y mover la cámara (a veces suave y contemplativa, otras veces agitada como sus personajes), pero es inevitable no pensar también en el cine de Jim Jarmusch o Wim Wenders, y en la poesía visual que logran extraer de escenarios urbanos mientras son recorridos por criaturas errantes.

 

Los tres protagonistas de Güeros, en particular la pareja de hermanos, están en busca de una especie de ideal, de algo que los conecta con un pasado probablemente más feliz (Cruz era el músico preferido de su padre, a quien perteneció el casete que Tomás escucha insistentemente en su walk-man), y en el camino van descubriendo algunas realidades cercanas y distantes a la vez: el movimiento estudiantil, algunos ambientes snobs e intelectuales, algunos desclasados o marginales. Pero siempre con una mirada poética y sentimental, más que social o antropológica.

 

Y esto es lo que hace tan diferente a Güeros no sólo del cine mexicano de la actualidad, al menos ese que suele denunciar los problemas de emigración, narcotráfico y violencia (del que tal vez Heli y La jaula de oro son quizás los ejemplos más premiados y difundidos en festivales), sino también del cine latinoamericano en general, ese que está viviendo su mejor momento a nivel de producción y reconocimiento mundial. Mientras una buena parte de los nuevos cineastas busca el nuevo "blockbuster latino", ese producto que llene salas ofreciendo la misma imagen repetida de "lo latino", Ruizpalacios se la juega por una película verdaderamente independiente, original, juguetona, cinéfila pero no vacía en su cinefilia.

 

Una obra que es, en todo caso, un homenaje al cine más puro, ese tipo de cine capaz de despertar vocaciones y generar nuevos cineastas apasionados por el arte de contar historias en sonidos e imágenes. Y también, por supuesto, un homenaje a esa Ciudad de México donde persisten los mitos, las utopías, las agitaciones sociales, los odios y amores, las luces y las sombras.

 


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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