La maldición de la flor dorada

La maldición de la flor dorada

+12 años Ver comentarios
Presentado por
  • Titulo original: Man cheng jin dai huang jin jia
  • Dirección: Zhang Yimou
  • Género: Drama épico
  • Protagonistas: Chow Yun Fat - Gong Li
  • País: Hong Kong-China Año: 2006
  • Duracion: 1h54'
  • Elenco: Chow Yun Fat - Gong Li - Jay Chou - Liu Ye - Li Man - Chen Jin - Qin Junjie - Ni Dahong
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
Presentado por

Ficha

Resumen

Este ambicioso drama épico, ambientado en la China del siglo X durante la Dinastía Tang, reúne al director Zhang Yimou (Héroe) con su primera musa y ex pareja, la gran Gong Li. La actriz encarna a la enfermiza emperatriz en medio de una lucha por el poder, en la que el emperador (Chow Yun Fat) y sus dos hijos también son piezas clave. Mientras tanto, una creciente rebelión rodea el palacio, al igual que las flores doradas.

Publicidad

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Mucho brillo y color y poca sustancia dramática en esta tragedia épica que emula tanto a Shakespeare como a Kurosawa. Vale la pena sólo por su aspecto visual y, sobre todo, por la siempre intensa Gong Li.

Rojo, dorado, acero y negro

Viendo esta película queda claro por qué eligieron a su director, Zhang Yimou, como responsable de realizar la puesta en escena de las ceremonias de inauguración y de clausura de los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. Lo que sobresale en este melodrama imperial de época es el lujo (chino y chirriante, pero lujo al fin) y sobre todo el despliegue de extras, que por momentos no tiene nada que envidiarle a las hordas de orcos de El Señor de los Anillos, solo que uno sospecha que los miles de extras a las órdenes de Yimou no fueron generados por computadora (después de todo, población les sobra…). El director se muestra como un experto movilizador de masas y también como ejecutor de peleas, algunas de mucha violencia, si bien las escenas de acción no exhiben la elaboración coreográfica y la belleza plástica de sus dos inmediatas antecesoras, Héroe (2002) y La Casa de las Dagas Voladoras (2004), con las cuales La Maldición… conforma una suerte de trilogía sobre el wuxia, el género épico de las artes marciales en China.

Este último período en la obra del Yimou –tal vez el cineasta chino más conocido de la actualidad- marca cierto distanciamiento respecto a sus temas y estilos anteriores. Las primeras películas del director se caracterizaban por su austeridad, si bien siempre mantuvo un gran cuidado por el aspecto visual (después de todo Yimou comenzó su carrera como director de fotografía); austeridad que calzaba a la perfección con la exploración de relaciones de poder dentro de pequeñas comunidades rurales, como en Sorgo Rojo (1987), Ju Dou (1990) o Qiu Ju (1992), todas ellas protagonizadas por su primera musa y compañera, Gong Li. Con Esposas y Concubinas (1991), que era una excelente película, introduce su mirada en ambientes menos populares donde las relaciones de poder se volvían, si se quiere, más perversas; el tratamiento visual se hacía también más impactante, confirmando que Yimou era no sólo un incisivo retratista de la vida oculta en la China del siglo XX sino también un formidable poeta de la imagen.

Una segunda etapa, tal vez menos interesante, lo mostró a medio camino entre sus orígenes y esta nueva atracción por el brillo formal (más parecido a la manera como el cine de Occidente suele retratar al Lejano Oriente, como lo demuestran El Último Emperador o la más reciente Memorias de una Geisha): allí se ubicarían Vivir (1994), La Reina de Shanghai (1995), Ni uno menos (una preciosa pequeña película) y El Camino a Casa (ambas de 1999), en la que trabajaría por primera vez con su segunda musa, Zhang Ziyi. Tras el suceso internacional de El Tigre y el Dragón (2000), de su colega taiwanés Ang Lee, muchos vieron como una movida comercial su incursión en las artes marciales a partir de Héroe, protagonizada nada menos que por Jet Li, la mayor estrella del cine de acción de origen chino. El propio Yimou reconoce que tanto Héroe como su siguiente La Casa de las Dagas Voladoras (en las que volvió a contar con Zhang Ziyi) son películas comerciales que suele hacer para poder concretar proyectos más personales. Eso no quita, por cierto, que se trate de películas bien logradas; si bien en ambos casos la historia parecía figurita repetida, era innegable que su principal atractivo era la formidable calidad visual, capaz de mantener la atención del espectador en el desfile de formas y colores que poblaban la pantalla en cada escena. Como cuadros animados, diría una compañera que supo apreciarlos.

Casualmente con esa misma compañera concurrí a ver La Maldición…, y no pudimos salir de la sala estando más de acuerdo: mucho ruido y pocas nueces. Y mucho color, habría que agregar. La frase no refiere tanto al famoso dicho como a la obra de Shakespeare, en quien es imposible no pensar ante el desfile de relaciones viciadas, intrigas palaciegas, enfrentamientos de poder, pasión, locura, traición y muerte que se ciernen como una gran tormenta sobre la familia imperial. Al frente de la misma hay un sádico emperador (Chow Yun Fat, otra estrella china exportada en su momento a Hollywood) y una sufrida emperatriz (la siempre espléndida Gong Li) y, en medio de ambos, tres hijos que correrán distinta suerte según a quién le juren fidelidad. Todo es muy jodido, muy sangriento y –hay que decirlo- bastante previsible, sobre todo para quien haya leído y/o visto alguna versión de El Rey Lear o Macbeth o sus adaptaciones libres a cargo del gran maestro Akira Kurosawa, Ran (1985) y Trono de Sangre (1957) respectivamente, a quien Yimou parece querer emular. ¿Que la mayor parte del público de hoy en día no ha leído a Shakespeare ni tiene la menor idea de quién fue Kurosawa? Probablemente, pero no me pidan que reverencie a un cineasta contemporáneo sólo por volver a plantear asuntos que la literatura y el cine ya han ofrecido mejor en el pasado.

En todo caso, la habilidad de Yimou (¿oportunismo?) está en mezclar esa tradición del melodrama trágico con el wuxia (La Maldición… es, por momentos, una película de acción) y –una vez más- en servirlo con una admirable calidad visual, en este caso mucho más impresionista que impresionante. Es que llega un momento en que uno se siente verdaderamente abrumado por semejante exceso de color, donde predominan el rojo del palacio (y de la sangre) y el dorado de los trajes y de los crisantemos. Es como ver una gran ópera –sin lírica- o, mejor aún, como presenciar un anticipo de lo que será la ceremonia inaugural de Beijing 2008… De lo que uno nunca se cansa es de ver en acción la poderosa intensidad de Gong Li, que tras convertirse en una estrella internacional (Memorias de una Geisha, Miami Vice) volvió a inspirar al director con el que dio sus primeros pasos.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

Comentarios
FILM/1369

Publicidad

Publicidad