21 gramos

21 gramos

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  • Titulo original: 21 grams
  • Dirección: Alejandro G. Iñárritu
  • Género: Drama-Thriller
  • Protagonistas: Sean Penn - Naomi Watts
  • País: Estados Unidos Año: 2003
  • Duracion: 125'
  • Elenco: Benicio Del Toro - Melissa Leo - Charlotte Gainsbourg
  • Sitio oficial IMBD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

En esta historia de esperanza y humanidad, de resistencia y supervivencia, las vidas de Paul (Sean Penn), Jack (Benicio Del Toro) y Christina (Naomi Watts) se ven unidas por un trágico accidente. Antes y después de este suceso, la historia va recogiendo los pedazos de esas vidas que ya existían y los que quedaron. Y con todas ellas va armando un rompecabezas donde confluyen la necesidad de amor, de venganza, y la promesa de redención. 21 gramos es la primera película en inglés del dúo mexicano compuesto por Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, director y guionista de Amores Perros (2000) y Babel (2006).

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Comentario de Cartelera.com.uy

De santos y pecadores

Quienes hayan visto Amores Perros, la anterior colaboración entre el director Alejandro González Iñárritu y el guionista Guillermo Arriaga -que les valió una nominación al Oscar a la mejor película extranjera para México-, se darán cuenta que 21 Gramos, su primera película hecha en Estados Unidos, tiene muchos puntos en común. También es una historia desarmada en varias partes y contada con saltos en el tiempo, aunque en este caso se trata de la misma historia contada desde tres puntos de vista: los de sus personajes implicados. En Amores Perros también había un accidente que le cambiaba la vida a varias personas, pero a partir de allí no había interacción entre sus protagonistas. Lo que vuelve a estar presente es esa reflexión sobre cómo las casualidades de la vida se convierten en causalidades y cómo, así de repente, un accidente puede alterar algunas vidas para siempre.

Lo que queda claro tras este segundo largometraje de la dupla mexicana es que su interés está en historias dramáticas, densas, en lo peor –y también lo mejor- del ser humano que suele aflorar en situaciones límite, y en la solidaridad y la esperanza aún en los momentos más oscuros. Como en Amores Perros, en 21 Gramos hay también personajes que parecen condenados al sufrimiento, y otros que buscan castigo por sus pecados y también quienes intentan redimirse, vengarse, o simplemente amar. Hay maridos y esposas, padres e hijos, hermanos y hermanas, amigos y amantes. Hay gente que muere y otra que va a nacer –o renacer-, gente que pierde seres queridos y otra que los recupera. Y lo más grandioso de todo es que no hay buenos ni malos: todo el mundo es pecador, todo el mundo es mártir, todo el mundo es santo. Todos son seres humanos imperfectos, heridos, maltratados, sorprendentes.

Como buena película sobre el dolor y la pérdida, 21 Gramos es una experiencia dolorosa, poco placentera. Una película jodida, entendámonos. Y algo confusa, quizá. A diferencia de Irreversible o Memento, no parece haber una gran justificación para dar saltos permanentes en el tiempo narrativo (aunque también a diferencia de aquellos dos antecedentes, aquí no se va “de atrás para adelante”, sino que constantemente se está yendo hacia el pasado, para luego volver al “presente” y volver a saltar al pasado). Aunque tal vez lo que Arriaga y González Iñárritu intentan decir es que no importa el orden de los eventos; todo está interconectado –todos estamos interconectados- y en cualquier momento cualquier cosa que pase puede disparar algo que a su vez provocará esta otra reacción que a su vez hará posible que... etcétera, etcétera. O tal vez se trate simplemente de jugar con un rompecabezas cuyas piezas desordenadas funcionan como lo que son: pedazos de un todo que se empezará a comprender a medida que se arma el conjunto.

De la misma manera, 21 Gramos comienza como un cuadro confuso de situaciones más o menos incomprensibles, al punto de que pasada fácil media hora de película muchos espectadores tienen la sensación –justificada- de que no están entendiendo nada. Y la respuesta puede ser el rechazo, como cuando uno desaprueba tajantemente que se juegue con su inteligencia. Sin embargo, vale la pena tener paciencia, porque poco a poco las piezas irán cayendo en su lugar, el sendero de cada personaje comenzará a tener sentido y, sobre todo, se empezará a entender de qué viene todo el asunto: ni más ni menos que las historias de tres personas fatalmente unidas por un accidente que no debió haber ocurrido, y que cambiará sus vidas para siempre.

Para dejar aún más en claro que la mano viene densa, González Iñárritu “ensucia” su imagen como lo hacía en Amores Perros (el director de fotografía, Rodrigo Prieto, es el mismo en ambas películas), y nos obliga a convivir muy de cerca con sus personajes mediante una cámara inquieta e invasora. Perturba sutilmente con la música compuesta por el argentino Gustavo Santaolalla, sólo una parte más del notable diseño de sonido de Martín Hernández. Pero sobre todo conmueve hasta la médula mediante la fortaleza de cinco interpretaciones descollantes: las de Benicio Del Toro, Melissa Leo (que interpreta a su mujer), la rubia Naomi Watts, la francesa Charlotte Gainsbourg, y el gran Sean Penn, sin duda el mejor actor norteamericano de su generación. Uno sabe que está ante muy buen cine –y ante un gran director- cuando para conmovernos no hace falta más que un excelente grupo de actores, una cámara y una buena historia.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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