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Ficha

Resumen

Fernando (Gastón Pauls), un hombre solitario y atormentado, consigue trabajo como sereno nocturno en un depósito próximo a ser demolido. El edificio es enorme, con varios pisos y alas interconectadas por una confusa red de pasillos y escaleras. Una noche, Fernando escucha ruidos extraños y encuentra abierta una reja que debería estar cerrada. A partir de ese instante ya nada será lo mismo…

Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: El suspenso está generalmente bien dosificado y no se recurre al golpe bajo aún en algún pasaje que genera algún sobresalto en el espectador. Los ambientes ominosos y desoladores están muy bien logrados, teniendo especial destaque en este aspecto la fotografía de Diego Pavese.

Laberintos culposos

El primer estreno del año del cine uruguayo tuvo su origen en la visita que hicieron los directores Oscar Estévez - guionista de La casa muda (2010), de Gustavo Hernández - y Joaquín Mauad (debutante en el largo) a un inmenso depósito casi en ruinas que reunía todas las características para ubicar, en sus impensados laberintos, alguna historia interesante.

Antes de profundizar en el análisis del filme, no puede dejarse de lado el bienvenido detalle de que esta película inaugura un nuevo - y muy cómodo - espacio cinematográfico dotado de un gran nivel de imagen y sonido, ubicado en la Sala B del Auditorio Nelly Goitiño, y que tendrá como base de su programación al cine nacional y latinoamericano.

Volviendo a la historia, lo primero que puede decirse es que estamos ante un más que correcto thriller sicológico, que con aquel enorme y desolado edificio como marco y personaje importante a la vez, bucea en la atormentada mente de quien justamente desempeña la función que da nombre al filme. En su desarrollo, el suspenso está generalmente bien dosificado y no se recurre al golpe bajo aún en algún pasaje que genera algún sobresalto en el espectador. Se intuye, se percibe que el protagonista carga con un tormento muy grande, y la razón podría deberse a un amor actual o pasado, o acaso a alguna culpa que por algún motivo no puede redimir.

Los ambientes ominosos y desoladores están muy bien logrados, teniendo especial destaque en este aspecto la fotografía de Diego Pavese. El elenco presenta muy buenas labores; Gastón Pauls da credibilidad a su atormentado personaje, mientras que los uruguayos César Troncoso y Álvaro Armand Ugón son un eficaz complemento desde sus roles secundarios.

En el marco de todas estas virtudes, no puede soslayarse un detalle de guion que en determinado momento le quita cierto interés al relato: una revelación muy importante no aparece planteada en el momento adecuado, ya que se aleja del tono austero que predomina en la anécdota y le da casi una resolución explícita al foco central del asunto. A pesar de este reparo no menor, los méritos anteriormente reseñados tienen suficiente peso como para que este film genere interés y abra una expectativa hacia nuevos trabajos de sus realizadores.

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy