Mal día para pescar

Mal día para pescar

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  • Titulo original: Mal día para pescar
  • Dirección: Álvaro Brechner
  • Género: Comedia dramática
  • Protagonistas: Gary Piquer - Jouko Ahola
  • País: Uruguay-España Año: 2009
  • Duracion: 102'
  • Elenco: Antonella Costa - César Troncoso - Bruno Aldecosea - Alfonso Tort
  • IMBD
  • Tipo: Película

Ficha

Resumen

Basada en un cuento de Juan Carlos Onetti, la cinta narra las peripecias de Orsini (Gary Piquer), un empresario pícaro, cínico e ingenioso que se hace llamar "Príncipe", y de su representado, Jacob van Oppen (Jouko Ahola), un forzudo, envejecido e incontrolable ex campeón mundial de lucha libre. Buscando mantener viva la épica que un día les unió, ambos se embarcan en una gira por pueblos perdidos de Sudamérica que los lleva a la ciudad de Santa María. Primer largometraje del director uruguayo Álvaro Brechner (Mr. Kaplan, La noche de 12 años).

Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Un film no sólo impecable en su realización y en todos los aspectos técnicos, sino sobre todo una historia fascinante que recrea a la perfección la pintura de ambientes y personajes del relato de Onetti.

La sorpresa, ese riesgo tan temido

El director uruguayo Álvaro Brechner, poseedor de valiosos antecedentes en cortos, hace gala en su primer largometraje de una importante cuota de audacia y talento. El basar este trabajo en un cuento - Jacob y el otro (1965) - de ese escritor con mayúscula, complejo y de culto que fue Juan Carlos Onetti, suponía de alguna forma un riesgo que - con las cartas a la vista - fue sorteado con creces.

Entre los valores que tiene la película está el haber logrado recrear cabalmente ese clima mágico y melancólico que el escritor reflejó tan claramente en su obra. Si bien el guión (ideado por Brechner y uno de los protagonistas, el actor español Gary Piquer) presenta algunos cambios con respecto a la historia original - en el final está el más notorio -, los ambientes y la pintura de los personajes son un retrato fiel del espíritu que emana del texto.

El vínculo del cine con Onetti no ha sido frecuente. En forma directa, esa relación aparece en films que recrean algunos reportajes que concedió de no muy buena gana y en la adaptación poco feliz de un par de sus cuentos (El infierno tan temido, El astillero). Además supervisó el guión de una película de 1975 dirigida por Héctor Olivera, basada en un cuento de Jorge Luis Borges (El muerto); fue referencia indirecta en El Dirigible (1994) de Pablo Dotta; y le dedicó un cuento (Bienvenido, Bob) a su amigo y crítico de cine Homero Alsina Thevenet, el recordado HAT.

El film cuenta la historia de dos antihéroes europeos, perdedores y casi marginales: un gigante luchador, de aparentes pocas luces, y su apoderado, un pícaro estafador de exquisitos modales que se jacta de ser “príncipe”. En su peregrinar de buscavidas llegan a Santa María - esa ciudad creada desde el imaginario onettiano - donde el destino, con forma de una pequeña y terca mujer y su corpulento novio, les tiene preparada alguna sorpresa que los sacará de su rutina.

En el transcurso de la historia van apareciendo, correctamente amalgamados, distintos estilos y tonos narrativos. Con alguna guiñada de fábula “fellinesca”, y en el marco de una atmósfera con elementos de un sutil western, se conjuga lo tragicómico de la buena comedia picaresca con situaciones de una tensión dramática creciente y bien manejada. La narración se vuelve sumamente entretenida, y la profundidad y la vitalidad con que se muestra ese mundo decadente, estático y donde la soledad es el denominador común, generan una creciente expectativa sobre el curso que van tomando los acontecimientos.

Si a todo esto le sumamos que los detalles técnicos están cuidados al extremo, no es difícil concluir acerca de la calidad del trabajo. Más allá de estas bondades valorables en sí mismas, las razones que hacen que el film dé el salto y se transforme definitivamente en una obra fascinante pasan por otro lado, y refieren a la dupla luchador-apoderado. Ya desde lo meramente argumental seduce y emociona toda esa sensibilidad que se desprende del juego de aparentes opuestos que esta pareja, con reminiscencias quijotescas, acciona a cada paso. Cada diálogo, cada mirada que cruzan, toda la sorpresa que se van generando mutuamente, conmueve y hace reflexionar sobre la hondura y la esencia del ser humano, con sus miserias y con sus aspectos más sublimes.

Para despertar tales sensaciones, las actuaciones tenían que ser acordes y realmente eso sucede. El gigante, el finlandés Jouko Ahola, detrás de su pétreo físico no disimula en sus ojos una angustia y una soledad no deseadas que el alcohol no logra disimular. Mediante una cuidada y para nada ampulosa gestualidad logra componer un personaje entrañable. Y qué decir del “Príncipe Orsini”, interpretado magistralmente por Gary Piquer. Su pícaro gracejo vaya uno a saber proveniente de qué dialecto, su peculiar escala de valores que nunca abandona y que lo hace llegar siempre hasta el borde de un abismo al que nunca caerá, se reflejan en un porte y en una sonrisa seductora y casi convincente para sus interlocutores.

Su andar, distante en su esencia, mágico y sereno aún en las circunstancias más apremiantes, estuvo a la altura de las páginas que lo inspiraron. Para pintarlo de la manera más auténtica posible, lo mejor es que el propio Onetti lo recuerde: “… el movedizo marchaba con una irrenunciable dignidad, con una levantada sonrisa diplomática, como flanqueado por soldados de gala, como si alguien, un palco con banderas y hombres graves y mujeres viejas, lo esperara en alguna parte…”.


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

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