Matrix: revoluciones

Matrix: revoluciones

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  • Titulo original: The Matrix revolutions
  • Dirección: Larry Wachowski -Andy Wachowski
  • Género: Acción-Ciencia ficción
  • Protagonistas: Keanu Reeves - Laurence Fishburne
  • País: Estados Unidos Año: 2003
  • Duracion: 2h09'
  • Elenco: Carrie-Anne Moss - Hugo Weaving - Harold Perrineau Jr.
  • IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

En Matrix: Revolutions, Neo (Keanu Reeves) se convertirá en un superhéroe hecho y derecho y continuará protegiendo a Zion de los ataques de la Matriz. ¿La humanidad estará a salvo gracias al nuevo Mesías? De esta forma, Neo, Trinity (Carrie-Ann Moss), Morpheus (Laurence Fishburne) y el resto de los personajes de la película que revolucionó el cine en 1999 regresan a la acción y prometen un tercera y última entrega realmente espectacular.

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Comentario de Cartelera.com.uy

Parte de la religión

Es una cuestión de fe: uno cree en lo que quiere creer. Como Neo, que cree que podrá parar las balas con la mano, y va y lo hace. Lo mismo debe ocurrirle a los fanáticos de la saga Matrix, que parecen desbordar de admiración ante cada nuevo episodio. Para ellos, al parecer, todo tiene sentido, todo encaja, todo “cierra”. En parte los envidio; por no creer ciegamente en todo lo que veía seguramente me perdí la diversión.

Pero no siempre fue asi: la primera Matrix tenía una muy buena idea desarrollada dentro de una excelente forma cinematográfica, que además se daba el lujo de innovar como hacía años una película no lo hacía. Hay un antes y un después de Matrix, al menos en lo que a técnica cinematográfica se refiere, y eso nadie lo pone en duda. La primera Matrix era excitante, atrapaba la atención desde el comienzo y no te largaba, porque querías saber qué suerte iba a correr ese pobre hacker al que querían hacerle creer que era “el elegido”. No entendías muy bien todo lo que le decía la Pitonisa, esa señora simpática que horneaba galletitas, pero sacabas que detrás de sus palabras había un mensaje oculto, algún tipo de código indescifrado que te llevaba a pensar que los hermanos Wachowski eran tipos realmente inteligentes. La próxima vez que la vea voy a entender todo, decías. Pero no te importaba, porque mientras tanto las imágenes y la aventura eran increíbles, y además había emoción, cosa que no debe faltar en ninguna película en la que está en juego el destino del hombre.

En mayo de 2003 vino la segunda. Un fiasco, por ser generoso. Primera cosa: ¿me vas a decir que no podían resumir toda la continuación en una sola película? ¿Hacía falta dividirla en dos? Obvio –apuntaría el gerente de marketing de Warner Bros.-, porque así la gente pagará dos entradas y comprará dos DVDs. Suena lógico. Y a parte del público le gustó, así que algo bien hicieron.

En mi opinión, Matrix recargado era un embole con unos pocos efectos interesantes (después de la primera, ¿alguien se sorprendió realmente?) y muchas escenas interminables: eterna danza rave en las cavernas de Zion (en cámara lenta); eterna conversación entre Harold Perrineau Jr. y su esposa (personajes a los que prácticamente no conocíamos, por lo tanto no nos importaban); eterna conversación entre Neo y el senador-consejero-ministro de Zion, mientras la ciudad dormía; eterna pelea de Neo con 425 Smiths (llegaba un punto en que empezabas a divertirte descubriendo a los dobles de Hugo Weaving); eterna persecución en la autopista (donde juro que me dormí un poco; abrí los ojos y seguía pasando lo mismo)...

Matrix: revoluciones mejora un poco el trámite cinematográfico. Ya no hay tantos tiempos muertos como en Recargado, y por lo menos un plano de la película logra quitar el aliento: ese en que Neo congela hasta las gotas de lluvia en medio de la pelea final con Smith.

Pero la sensación general de la segunda parte permanece: se dicen las cosas más banales sobre el destino, la libertad y el amor sin que quede muy claro –como dice Zapiola- por qué se supone que todo esto sea trascendente, por qué hay que tomárselo en serio. Me quedo con la teoría de quienes dicen que es sólo un entretenimiento, y que no hay que pensar demasiado. De acuerdo, esa es mi postura (si una película es para ser pensada, entonces que me hagan un intervalo en el medio y luego, después de pensar, me sigo divirtiendo), pero así y todo Matrix 2 y 3 no ofrecen el suficiente entretenimiento como para poder ignorar sus puntos flacos de argumento, sus personajes que aparecen y desaparecen, sus resoluciones de última hora y sus peleas sin fin, donde todo es posible.

Prefiero conservar el recuerdo de la primera, aquella sorpresa de 1999 en la que un solitario hacker era entrenado para salvar al mundo de la opresión de las máquinas. “No conozco el futuro”, decía Neo al final. “No vine a decirles cómo va a terminar esto, vine a decirles cómo va a empezar”. Y salía volando y tu imaginación volaba con él, porque cuando la pantalla se pone oscura y empiezan a correr los créditos uno también ingresa a un mundo donde todo es posible.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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