La guerra silenciosa

La guerra silenciosa

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  • Titulo original: En guerre
  • Dirección: Stéphane Brizé
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Vincent Lindon - Mélanie Rover
  • País: Francia Año: 2018
  • Duracion: 113'
  • Elenco: Jacques Borderie - David Rey - Olivier Lemaire - Isabelle Rufin
  • IMBD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

Dos años atrás, la fábrica de Perrin, con 1100 empleados, firmó un acuerdo para que sus trabajadores aceptaran un recorte salarial, con el fin de salvar a la compañía y prometiendo a cambio proteger sus puestos de trabajo durante al menos cinco años. Ahora, la compañía ha tomado la decisión de cerrar. Los trabajadores, liderados por Eric Laurent (Vincent Lindon), se niegan a aceptarlo e intentan recuperar su trabajo.

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

La verdadera guerra


El cine del francés Stéphane Brizé siempre va hasta el hueso. Trabajos como Mademoiselle Chambon (2009), una historia de amor entre dos personas de nivel socio-cultural diferente; Algunas horas de primavera (2012), que planteaba con dureza el difícil vínculo de un hijo con su madre a punto de morir; o El precio de un hombre (2015), en donde un cincuentón pierde su trabajo, son claros ejemplos de un cine muy alejado de lo superficial. Si bien el tono empleado puede variar, lo que no se altera es la profunda humanidad que, a pesar de situaciones no demasiado gratas, genera una gran empatía en el espectador.


En guerre (título original mucho más apropiado que la traducción con la que se estrena por estos lares), nos sumerge prontamente y sin preámbulos en la lucha de un sindicato. La filial francesa de una fábrica de autopartes alemana, desconociendo acuerdos anteriores, se dispone a despedir a los 1100 obreros que allí trabajan. Los trabajadores tienen como su cara más visible y combativa a Laurent Amédéo, un luchador idealista que carga sobre sus hombros la tarea de confrontar con una patronal intransigente que, sin otro argumento que la "rentabilidad", no cede ante los reclamos gremiales.


Con un registro cercano al documental, y una cámara generalmente en mano que se involucra explícitamente en marchas, manifestaciones y ocupaciones, el filme no elude largas sesiones en donde los obreros se reúnen con la patronal y representantes de un gobierno sólo en apariencia neutral. En ese marco, los pequeños avances serán celebrados como grandes triunfos por más que las consecuencias de la especulación financiera, que toma a los trabajadores como la primera opción de ajuste, sobrevuela cuasi fatalmente el ambiente.


El desgaste pasa factura y empiezan las divisiones entre el propio gremio. Algunos ven la salida solamente desde el clamor colectivo y por lo tanto no piensan en otra opción que seguir la lucha, mientras que otros prefieren optar por los despidos incentivados de una empresa que, a pesar de balances innegablemente positivos en lo económico, prefiere trasladar la filial a Rumania, donde la mano de obra es mucho más barata.


A diferencia de sus trabajos anteriores, esta vez Brizé elige no descomprimir y hace de esta película una experiencia necesaria, ardua, intensa y sin concesiones tanto en su forma - el mejor ejemplo son esas agotadoras reuniones donde no faltan gritos y enojos varios - como en su concepto. En la temática y hasta en la visión de la realidad planteada, es imposible no remitirse al cine de Ken Loach, de Laurent Cantet y en especial al de los hermanos Dardenne, sobre todo en lo relativo al sin sentido de muchas situaciones cada vez más comunes.


Vincent Lindon, el actor habitual de Brizé, brinda otra notable labor como ese sindicalista duro e idealista, del que solo sabemos que está por ser abuelo y que está separado de su esposa. Lindon es el único actor profesional del reparto, los demás roles son llevados a cabo por amateurs que interpretan lo que realmente son en su vida real: sindicalistas, empresarios, etc.


Otros aspectos que Brizé no deja de lado son el papel de una prensa a la que solo parece interesarle cuánto de amarillismo puede vender y, también, la apatía de los que no se ven - por ahora - afectados por el drama del despido.


Estas últimas consideraciones quizás puedan explicar por qué la presencia del propio Stéphane Brizé en Uruguay presentando el filme pasó prácticamente inadvertida, mientras que por todos los medios tratan de que estemos al tanto de todos los detalles del entredicho de moda en la farándula. Seguramente la razón a esgrimir sea la misma: rentabilidad.

 


Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy

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