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Ficha

Resumen

Él es fascinante, irónico, nostálgico. Ella está llena de vida, es inteligente, pasional y vive el momento. Cuando se encuentran, se enamoran al instante. Sólo después, creciendo uno al lado del otro, sus personalidades van evolucionando y se transforman. Él se vuelve más despreocupado y ella, en cambio, más melancólica.

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Comentario de Cartelera.com.uy

La memoria, ese eterno resplandor

El devenir y la evolución del vínculo amoroso es hasta ahora el motivo principal en las dos películas del director italiano Valerio Mieli. Diez inviernos (exhibida en Uruguay en 2010 en una muestra que abarcaba óperas primas de directores europeos) contaba de manera clásica la historia de amor entre dos personas que - como el título lo alude - solo se vieron a lo largo de diez inviernos. En el caso de Ricordi? hay un cambio radical en el estilo.

Aquel clasicismo del primer trabajo da lugar a una anécdota en la que no hay un orden cronológico lineal, y que se va tejiendo a través de los recuerdos de la pareja central. Él y Ella (así se los llamará a lo largo del film) nos cuentan su vínculo en un constante ir y venir en el tiempo y con el pasado fundiéndose con el presente permanentemente. En esos roles, vale decir que es tan solo correcto el trabajo de los jóvenes Linda Caridi y Luca Marinelli.

Luego de un comienzo que refiere al momento en que la pareja se conoce, en el que la fuerte atracción tanto física como intelectual se muestra de forma intensa y luminosa, el relato tomará un tono más melancólico e intimista. Esto sucede en especial cuando los recuerdos que toman la escena son los de Él, mientras que cuando la misma situación es evocada por Ella, algunos hechos se ven diametral y curiosamente opuestos. Es justamente en esa contradicción que la película lleva a interesantes reflexiones en torno a cómo juegan el pasado y los estados de ánimo en personas que - aparentemente - vivieron las mismas situaciones y cómo lo vivido afecta al presente mucho más de lo que a veces creemos.

Por momentos, Mieli cuenta todo esto al borde de la solemnidad, pero sale bien parado en base al inteligente y original uso de situaciones cuando, por ejemplo, son los sentidos los que dan paso a los recuerdos. Hay un gran trabajo en la edición de Desideria Reyner, decisivo en una película de este tipo. Algunas perceptibles referencias a El árbol de la vida de Terrence Malik o a Eterno resplandor de una mente sin recuerdos de Michel Gondry, y a clásicos del género romántico como Casablanca de Michael Curtiz o Con ánimo de amar de Wong Kar-Wai, aportan también una cuota de bienvenida frescura en momentos en que la historia tiende a volverse un tanto repetitiva.

La sugestiva fotografía de Daria D'Antonio y momentos musicales en que Bach y Tchaikovski se adueñan de la escena, aportan también un toque de poesía a una historia delicada, sutil y que enfrenta al ser humano a sus lados más profundos, vitales y complejos.

 

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy