Cartelera

Ficha

Resumen

En 2006, un grupo de ladrones llevó a cabo el que es considerado uno de los robos más famosos y creativos de la historia argentina al asaltar exitosamente una sucursal del Banco Río en Acassuso. Esta es la historia detrás del robo.

Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

Plata, ricachones y rencores

El robo en 2006 de la sucursal Acassuso del Banco Río en Buenos Aires, seguro iba a contarse en una película. Es que todo lo que tuvo y tiene que ver con el caso forma parte de eso tan argentino - y no solo argentino - de explotar mediáticamente al máximo cualquier asunto. Y más aún si alguno de los personajes en cuestión puede tener una chance, al menos mínima, de formar parte de "la farándula". El que no se disparara un solo tiro, que las armas fueran de juguete y que los delincuentes, además de una gran planificación, mostraran un indudable ingenio a la hora del hurto, que nunca pudo ser cuantificado realmente, fueron notorio material de cultivo que el estreno de la película revivió.

Ante todo, y para que quede claro, estamos básicamente ante una comedia. Y realmente hay que concluir en el acierto del director Ariel Winograd (sus trabajos hasta ahora han sido en general correctos, destacándose Vino para robar y Cara de queso, su debut en el largo en 2006) en relación al tono elegido. Ante un asunto del que la gran mayoría conoce sus pormenores, si la película hubiera optado por un policial liso y llano, la propuesta hubiese corrido el gran riesgo de agotarse en sí misma.

La trama se presenta a grandes rasgos con tres partes bien definidas. Al principio, se brinda una breve aunque eficaz presentación de los personajes, poniendo el énfasis en el dúo formado por el ideólogo Fernando Araujo - coautor del guión junto a Alex Zito - y el uruguayo Mario Vitette, asaltante profesional y también financista de la operación. En esos momentos se plantea un juego de opuestos que se sostiene en las muy buenas actuaciones de Diego Peretti y Guillermo Francella, respectivamente. Luego pasamos al segmento de más duración que es el asalto propiamente dicho, para el que se incorporan tres ladrones más, y cuando aparece la figura del negociador Mario Sileo, encarnado de gran forma por Luis Luque. En el tercio final, asistimos al destino posterior de cada uno de ellos.

Ese tono de comedia cercana al costumbrismo y matizada con algún toque policial, logra que nunca se pierda el interés en el relato; las situaciones de humor no están banalizadas y la narración posee un dinamismo por demás adecuado. Tampoco hay glorificación de delincuentes ni bajada de línea, ya que la tentación era grande por la habitual identificación del público con el ladrón que roba a otro ladrón. No es menor el hecho de que en 2006, cuando se dio el atraco, estaba muy fresco todavía el asunto del corralito de 2001, con los bancos como blanco de todas las críticas y sospechas.

Otros aciertos notorios están en rubros técnicos de gran destaque. En especial la disfrutable banda sonora con Calamaro, Sinatra y The Kinks y una gran potencia visual de la mano del director de fotografía Félix Monti.

Lo mejor que se puede decir de esta película es que está a la altura de la ocurrente apostilla que dejaron los ladrones encima de uno de los tantos cofres de seguridad hurtados. Tres de esas palabras están en el título de esta nota.

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy