Amorim y Figari. Lazos de amistad y creación

Pedro Figari y Enrique Amorim

  • Muestra: Amorim y Figari. Lazos de amistad y creación
  • Género: Técnicas varias

Ficha

Resumen

Amorim y Figari. Lazos de amistad y creación 


El Museo Figari cumple diez años y lo celebra con una serie de exposiciones e intervenciones curatoriales en museos e instituciones amigas. Bajo el título Figari y sus contemporáneos se busca establecer un diálogo entre las obras de Pedro Figari y el círculo de sus artistas amigos y allegados. Al mismo tiempo, se intenta poner en relación el acervo patrimonial de los museos uruguayos siguiendo un mismo eje transversal que los une en la temática figariana.

Enrique Amorim (Salto, 1900-1960) y Pedro Figari (Montevideo, 1861-1938) se conocieron seguramente en Buenos Aires, ciudad en la que coincidieron en los primeros años de la década del veinte del siglo pasado.

En 1923 el joven escritor Enrique Amorim incluyó en su primer libro de narrativa el cuento "Las Quitanderas", historia de un amor trágico entre un adolescente y una quitandera, es decir, una prostituta ambulante que viaja por el campo en una carreta, junto con otras mujeres. Volverá a publicar dicho cuento en un opúsculo de 1924, sumándole una disquisición sobre el origen del término "quitanderas". (Amorim obsequiará un ejemplar de este libro dedicado a Figari, en exhibición).

Un año más tarde, el escritor incorpora el relato a su tercera publicación, Tangarupá (1925), y finalmente, el mismo tema, ampliado, verá luz en su obra cumbre, la novela La carreta (1932). Pedro Figari inspirado en esta famoso narración concibe una serie de óleos titulados "Quitanderas". Es un caso singular de apropiación consciente (y consentida por el escritor salteño) como no hizo otra el pintor. Pues en el resto de sus series remite a sucesos reales y a costumbres camperas.

El destino opera de formas curiosas. Según Juan Carlos Welker, Figari, estando en París, le habría prestado un ejemplar de Tangarupá al escritor francés Adolphe Falgairolle, que lo plagia y publica el relato La Quitandera en 1929. Entonces Amorim con la ayuda del poeta uruguayo-francés Jules Supervielle (que introduce a Figari en el ambiente parisino en 1925) denuncia el plagio en periódicos franceses. Todo contribuye a agigantar la leyenda del gran relato del escritor salteño.

En esta pequeña muestra concebida por el Museo Figari en colaboración con el Museo Gallino de Salto, se pueden apreciar algunas trazas del rico intercambio entre los amigos. Uno le regala libros y le dedica poemas, otro lleva sus temas a coloridos cartones. Ambos mantienen una sostenida correspondencia epistolar, y así van tejiendo una amistad hecha de historias fantásticas y reales.


Fuente: Museo Figari

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