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Ficha

Resumen

Ricky (Kris Hitchen) y su familia han estado luchando contra las deudas desde la crisis financiera del año 2008. Afortunadamente para ellos se presenta una gran oportunidad para conseguir tomarse un respiro y optar, incluso, a algo de independencia gracias a una nueva furgoneta. La familia decide crear una franquicia de entregas a domicilio. Es un trabajo duro, pero la familia se muestra decidida a mantenerse unida, sin importar las dificultades que aparezcan en el camino.

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Comentario de Cartelera.com.uy

Vigencia absoluta

Ken Loach es uno de esos cineastas que no sorprenden en relación a la temática que presenta en sus trabajos. A sus 85 años y tras una vasta trayectoria poniéndose del lado de los más perjudicados y oprimidos - a mi juicio lo más logrado de su obra ha estado en Tierra y Libertad (1995), El viento que acaricia el prado (2006) y La parte de los ángeles (2012) - y tras anunciar varias veces su despedida, aquí está con una historia en donde vuelve a dejar en claro que poco le interesa la imparcialidad y que sus convicciones siguen siendo las mismas de sus primeros trabajos de cincuenta y tantos años atrás.

En este caso, la trama se centra en los Turner, una familia compuesta por una pareja en el entorno de los 40 años, un hijo adolescente y una niña próxima a entrar en esa etapa. Luego que una de las tantas crisis los dejara con muchas dificultades económicas, el hombre consigue un trabajo como repartidor de encomiendas, pensando que esta vez la posibilidad de encarar una actividad independiente y que los saque de las penurias económicas - sumado a la labor de cuidadora de ancianos de su mujer - estaba al alcance de la mano. Lo que no tuvo en cuenta es que esa tarea traería consigo una serie de obligaciones arbitrarias - 14 arduas horas diarias de trabajo es solo una de ellas - y casi ningún derecho ni cobertura social.

De la mano del habitual guionista de Loach, Paul Laverty, seremos testigos de cómo muchas veces los sacrificios y el amor de una familia se contamina con el abuso de poder, la burocracia y la falta de verdaderas oportunidades aún para quienes están dispuestos a poner todo de sí mismos en pos de lograr la superación. Todo esto está descripto con el habitual oficio narrativo del veterano cineasta, sin ocultar durezas y con ese estilo directo y muchas veces lacerante de alguien decepcionado con el sistema y a quien la realidad parece darle cada vez más razones para ese descontento.

Algo que a Loach y a Laverty les interesa poner a salvo es el incuestionable amor que esa familia siente entre sí, hecho que se ve reflejado en situaciones entrañables y hasta con un tenue humor como resguardo.

Hay un momento clave en la historia, quizás el más duro aunque no el más explícito. Es cuando luego de un suceso que no conviene adelantar, la mujer hace catarsis en una institución médica; sus razones eran más que justificadas, sin embargo, ninguno de los allí presentes, todos ellos de la misma clase trabajadora, alzó su voz en solidaridad, limitándose a esperar que el desganado empleado dijera sus nombres, para por fin ser atendidos.

El elenco, compuesto por profesionales y amateurs, es otro punto alto del film, debiéndose destacar la luz y la ternura de quien tiene el papel de la hija de los Turner, Katie Proctor.

Muchas veces acusado de panfletario y exagerado, la realidad sigue empeñada en demostrar que esas situaciones límites que muchas veces Loach describe, están, existen y forman parte de la vida de muchas personas, y más que probablemente cada vez de mayor cantidad de ellas. Vigencia absoluta.

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy