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Resumen

La vida de una familia de cultivadores de duraznos, en un pequeño pueblo de Cataluña, cambia cuando muere el dueño de su gran finca y su heredero vitalicio decide vender la tierra, amenazando repentinamente su sustento. La segunda película de Carla Simón (Verano 1993) ganó el Oso de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de Berlín 2022.

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Comentario de Cartelera.com.uy

El último verano

El segundo largo de la española Carla Simón se hizo esperar 5 años. Tras la sorprendente y exquisita Verano 1993 (2017), ese segundo trabajo era esperado con mucha expectativa. Alcarrás - nombre del pueblo catalán donde tiene lugar la historia, y que también parte de sucesos medianamente autobiográficos de Simón - confirma que estamos ante una cineasta sensible, talentosa y que sin abandonar en ningún momento la linealidad y la sencillez en el planteo, impregna a sus relatos de profundidad y emoción de manera genuina y sin golpes bajos. En esa conjunción, y en la aguda observación de sus personajes, está el sello distintivo de su cine. La película ganó el Oso de Oro en la edición 2022 del Festival de Berlín.

La anécdota comienza cuando la familia Solé recibe la notificación de que próximamente tendrá que abandonar las tierras en las que han cosechado duraznos durante décadas. El abuelo Rogelio, ya retirado, había acordado con un apretón de manos la propiedad de terrenos que, ahora, la nueva generación de los dueños originales reclama para la instalación de paneles solares. Luego del verano ya no podrán cosechar, aunque sí vivir en la casa ya que fue lo único que se firmó en aquel momento.

El clan Solé, desde el ya citado Rogelio, pasando por hijos, yernos y nietos, viven de y para los cultivos. Cada uno irá procesando esa especie de duelo de distintas maneras. Por ejemplo, el director actual e hijo mayor Quimet, no se resigna y sigue su vida sin plantearse qué será de su futuro. Su forma de asumir la nueva realidad se expresa en su insistencia ante su hijo Roger en relación a sus estudios, en su carácter - que explota más de lo que su esposa paciente y contenedora quisiera - y en su continuo dolor de espalda, una más que probable somatización. Sus hermanas y cuñado tienen una actitud bien distinta, mientras que los adolescentes tratan de seguir con las vivencias propias de su edad, y los niños no pueden disimular ni en sus juegos un ambiente tenso aunque nunca carente de cariño y amor.

La cámara de Simón está al servicio del guion, esta vez compartido entre la directora y Amau Vilaró. Por momentos fija, reparando en cada uno de esos personajes en sus más mínimos y cotidianos gestos y también muchas veces en mano, con tomas furiosas e intensas que completan lo que muchas veces no está dicho en palabras. En forma y en concepto, Simón no disimula un estilo muy cercano e influido por el neorrealismo hasta en la elección de un elenco en su totalidad amateur, al que la directora ubica en tonos justos y eficaces.

Mientras la realidad sigue su curso, el final sorprenderá a la familia en una agradable velada, y el tono agridulce habitual en el relato, tomará su más pura y clara expresión. La misma claridad de una cineasta que ya forma parte de lo más valioso del cine español actual, que por éste y otros trabajos confirma que está pasando por uno de los mejores momentos de los últimos tiempos. Vale.

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy