El hombre de al lado

El hombre de al lado

+9 años Ver comentarios
Presentado por
  • Titulo original: El hombre de al lado
  • Dirección: Gastón Duprat -Mariano Cohn
  • Género: Comedia dramática
  • Protagonistas: Rafael Spregelburd - Daniel Aráoz
  • País: Argentina Año: 2009
  • Duracion: 1h40'
  • Elenco: Eugenia Alonso - Inés Budassi - Eugenio Scopel
  • IMBD
  • Tipo: Película
Presentado por

Ficha

Resumen

Una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. De un lado Leonardo (Rafael Spregelburd), fino y prestigioso diseñador que vive con su familia en una casa realizada por Le Corbusier. Del otro lado Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de autos usados, vulgar, rústico y avasallador. Cuando éste decide hacer una ventana para tener más luz, ahí empieza el problema: cada uno toma conciencia de la existencia del otro. Y un conflicto mínimo puede crecer hasta dimensiones inimaginables.

Publicidad

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras…: Una comedia negra que va virando hacia la tragedia, como reflexión inquietante sobre la convivencia social, la división de clases y la intolerancia hacia el diferente. Gran cuidado plástico y muy buena labor de Daniel Aráoz como vecino “grasa”, maleducado y amenazante.

La ventana indiscreta

Desde Roman Polanski (El Inquilino) hasta Álex de la Iglesia (La Comunidad), pasando por Alfred Hitchcock y mucho cine de entretenimiento hollywoodense, los conflictos entre vecinos han sido un tema recurrente en la historia del cine. Generalmente, cuando se los toma en serio, suelen ser disparadores de tensiones solapadas que comienzan a estallar a partir de mínimos problemas de convivencia.

Mariano Cohn y Gastón Duprat ya se habían presentado como realizadores con El Artista (2008), una suerte de parábola sobre el esnobismo, el arte moderno y la creación. El hombre de al lado, su segundo largo de ficción, funciona precisamente más en el terreno de la parábola que en el del relato cinematográfico, donde exhibe sobre todo un gran cuidado plástico y un inteligente aprovechamiento de los espacios físicos y los encuadres.

A partir de una anécdota mínima (un hombre se queja por la decisión de su vecino de abrir una ventana con vista a la casa del primero), la película va tejiendo una trama que se va enrareciendo progresivamente a medida que se establece un duelo de estatus (social, cultural, de carácter) entre los dos protagonistas. Leonardo (Rafael Spregelburd) es un reconocido diseñador que vive con su familia en La Plata, nada menos que en la Casa Curutchet, diseñada por encargo en el año 1948 por Le Corbusier y la única obra del arquitecto suizo-francés en América Latina. Todo un símbolo de prestigio y estatus que se traduce, entre otras cosas, en la soberbia con la que Leonardo se mueve dentro de su profesión y en el perverso sarcasmo con el que evalúa los trabajos de sus estudiantes. Leonardo sustenta su comportamiento en la falsa estabilidad y el relativo poder que otorga el no sentirse cuestionado, pero cuando eso empieza a cambiar todo su pequeño mundo de certezas comienza a tambalearse.

Eso sucede a partir de que Víctor (un inefable Daniel Aráoz), su vecino hasta ahora ignorado e invisible, decide hacer un agujero en su pared lindante con la casa de Leonardo. Éste lo considera, aparte de una violación a la “legalidad”, una intromisión a su privacidad y la de su familia. Pero Víctor lo único que quiere es “atrapar unos rayitos de sol” de los muchos que recibe la casa de Leonardo. Todo bien, pero no; la voluntad del diseñador de prestigio está por encima de la del vendedor de autos, y Leonardo exige que Víctor cierre el agujero y que todo vuelva a la normalidad. Lo que le molesta, aunque no lo diga, es la presencia del otro. Así comienza una lucha de voluntades que deja al descubierto varias de las miserias y contradicciones de lo que Leonardo representa: esa seudo intelectualidad porteña supuestamente progre que hace convivir en su casa a un cuadro del Che Guevara con una mucama, y que se burla frente a sus amigos del vecino “grasa” mientras, en realidad, el vecino “grasa” le resulta – frente a frente - absolutamente intimidatorio.

La película – escrita por Andrés Duprat, hermano de Gastón – es una comedia negra que va virando imperceptiblemente hacia la tragedia, no tanto por lo que sucede en pantalla (que incluye, sí, un desenlace violento) sino por las perturbadoras reflexiones que genera sobre la convivencia social, la división de clases, el desprecio por quien no comparte nuestros mismos valores, criterios estéticos o formas de comportamiento, y una intolerancia solapada que contiene rasgos fascistoides. Está claro que los cineastas no pretendieron trazar un cuadro social (la película se concentra en su reducido núcleo de personajes y situaciones), pero es imposible no ver en Leonardo a un representante de esa clase media y media alta que desea, en realidad, la desaparición de las amenazantes clases bajas (el clásico “muerte a los planchas” que puede leerse en Facebook o escucharse en la calle). En ese sentido es doblemente inquietante el final, como ejercicio de un poder irresponsable y cruel y como exposición de una doble moral que tapa lo que no quiere ver, ya sea con el silencio, con la omisión, o con una pared de ladrillos.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

Comentarios
FILM/531

Publicidad

Publicidad