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Resumen

Selkirk, pirata rebelde y egoísta, es el piloto del Esperanza, galeón inglés que surca los mares del sur en busca de tesoros. A falta de buques enemigos, los corsarios se entretienen apostando y en poco tiempo Selkirk ha desplumado sus ahorros presentes y futuros, ganándose le enemistad de la tripulación y sobretodo del capitán Bullock, quien decide abandonarlo en una isla desierta... Primer largometraje del animador uruguayo Walter Tournier, creador de Los Tatitos y varios cortos de animación cuadro a cuadro.

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Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Gracias al gran talento y la creatividad artesanal de la que hacen gala Walter Tournier y su equipo, esta primera película de animación uruguaya sortea con éxito el desafío de impresionar a su público.

 

Viajes de creatividad y talento

 

Diez años duró el proceso que tuvo como resultado el primer largometraje animado del cine uruguayo. Walter Tournier, director y mayor responsable en varios aspectos del trabajo, posee una calificada trayectoria en lo que refiere a un estilo de animación llamado stop motion. Dicho estilo podría resumirse, a grandes rasgos, en fotografiar mínimos desplazamientos de muñecos - a razón de 24 fotografías por segundo - editando las fotos de tal forma que al proyectarlas en continuidad y a ese ritmo se origina la sensación de movimiento.

 

Si bien no es la primera vez que la obra del creador de Los Tatitos se ve en pantalla grande (Tonky y sus amigos, estrenada en 2009, presentaba una selección de cortos didácticos y divertidos), el hecho de que esta película sea distribuida por Buena Vista - empresa perteneciente a Disney - le asegura una resonancia acorde a su gran calidad artesanal. Esto posibilitó algo inédito en la historia del cine uruguayo, ya que el filme se estrenó simultáneamente, además de en nuestro país, en Argentina, Chile y Perú.

 

En lo que respecta al argumento, la historia recrea libremente las peripecias del pirata escocés Alexander Selkirk, que allá por principios del 1700 fue abandonado - y al cabo de unos años rescatado - en una isla desierta por sus compañeros de correrías. Estas bandas de piratas iban tras los tesoros de los barcos españoles que surcaban por aquellos tiempos el Cabo de Hornos. Se dice que las andanzas de Selkirk inspiraron al escritor inglés Daniel Defoe para crear al personaje de su novela más conocida: Las aventuras de Robinson Crusoe (1719).

Demás está decir que el estilo de animación empleado en este trabajo es muy diferente al que hoy vemos generalmente. El cada vez más usado - y abusado - 3D y las imágenes digitales creadas por computadoras que todo lo pueden, generan una imponencia y una espectacularidad que seguramente tienen mayor chance de seducir a una platea infantil muy habituada a ese tipo de despliegues. De todos modos, el gran talento y la creatividad de la que una vez más hacen gala Tournier y su equipo sortean con éxito el desafío de impresionar a ese público, a la vez que producen admiración en quienes sabemos cómo se llega al resultado que se ve en pantalla.

 

Otros elementos muy disfrutables son la banda sonora a cargo de Carlos Villavicencio, en la que interviene gente como Edu Lombardo, Leonardo Croato, Pablo Routin y Hugo Fattorusso, y la gracia de los rostros de algunos personajes. Vale mencionar que el diseño de esos muñecos - que próximamente estarán en una exposición temática en la Torre de Antel - estuvo a cargo del ilustrador Tunda Prada, quien se inspiró en algunos pescadores, habitantes reales de Cabo Polonio.

 

En lo estrictamente argumental, la historia no llega a alcanzar las excelencias de las destrezas técnicas ya mencionadas. En especial en la primera parte de la anécdota, cuando tiene lugar el viaje en el barco y antes de que Selkirk sea abandonado, se perciben ciertas redundancias y excesos en la duración de escenas que buscan una comicidad pocas veces encontrada. Ya en el último cuarto de película, donde se recrea la estancia del pirata en la isla, la narración adquiere mayor ritmo y amenidad. Asimismo, en esos tramos se pone énfasis en aspectos morales y éticos sin que en ningún momento se subestime a ese público infantil que supone el segmento mayor al que va dirigido este valioso trabajo.

 

Por Pablo Delucis para Cartelera.com.uy