Mi vida sin mí

Mi vida sin mí

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  • Titulo original: My life without me
  • Dirección: Isabel Coixet
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Sarah Polley - Amanda Plummer
  • País: España-Canadá Año: 2003
  • Duracion: 1h46'
  • Elenco: Sarah Polley - Amanda Plummer - Scott Speedman - Leonor Watling - Deborah Harry
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: VHS DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

¿Qué puede hacer una mujer si, a los 23 años, enamorada y madre de dos niñas pequeñas, con toda la vida por delante, recibe un diagnóstico que le anticipa unos pocos meses de vida? Ese es el punto de partida de Mi Vida Sin Mí, película de la barcelonesa Isabel Coixet (Cosas que nunca te dije).

Ann (Sarah Polley) tiene veintitrés años, dos hijas, un marido cariñoso (Scott Speedman) que pasa más tiempo desocupado que trabajando, una madre que odia al mundo (Deborah Harry), un padre que lleva diez años en la cárcel, un trabajo como empleada de limpieza nocturna en una universidad a la que nunca podrá asistir durante el día… Vive en una casa rodante instalada en el jardín de su madre, en las afueras de Vancouver. Esta existencia gris cambia completamente tras un examen médico. Desde ese día, paradójicamente, Ann descubre el placer de vivir.
Lo primero es hacer una lista de todo eso que le hubiera gustado hacer en la vida, y que por una razón u otra no ha podido todavía. La lista incluye desde lo más mundano hasta lo más sublime, desde cambiarse el corte y el color del pelo hasta hacer el amor con un desconocido. De repente, la existencia de Ann se abre de par en par, y la fuerza vital que palpitaba latente en ella florece en una fuerza serena pero indestructible.

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Comentario de Cartelera.com.uy

Cosas que hacer antes de morir

“Lo peor de hacer una película es tener que hablar sobre ella”, ha dicho la catalana Isabel Coixet. “Y todavía es peor hablar de uno mismo en relación a la película. ¿Por qué esta película y no otra? ¿Por qué este personaje? ¿Por qué esta melancolía? ¿Esta oscura esperanza, tanta lluvia?”

Hay preguntas que no deberían hacerse. Y hay cosas que no deberían decirse, ni tratar de explicarse. Como Mi vida sin mí, la nueva película de Coixet (Cosas que nunca te dije) que le valió el Goya al mejor guión adaptado. A partir de un cuento de Nancy Kincaid originalmente titulado "Pretending the bed is a raft" (haciendo de cuenta que la cama es una balsa), la directora y guionista (y, en un ejercicio de autoría extremo, también camarógrafa) ha creado una de las películas más hermosas que se hayan filmado sobre eso tan extraño y tan temido que es el tiempo que queda antes de morir.

La película posee una rara cualidad femenina. Quiero decir que es poco probable que un director de cine hombre haya creado y entendido un personaje como el de Anne, que actúa como actúa en lugar de salir corriendo a pedir ayuda. El milagro de Isabel Coixet es hacer que Ann (una estupenda Sarah Polley) sea lo suficientemente humana y enigmática como para que su experiencia nos llegue a todos, hombres y mujeres, con una intensidad poco frecuente en el cine de hoy.

Un médico incapaz de mirarte a los ojos. Una canción de amor escuchada dentro de un auto, mientras llueve. Un último pastel que queda en una cafetería abierta de noche. Un marido casi perfecto, una madre quejosa “a la que las cosas no le salieron como soñaba”, dos hijas preciosas. Y por todo eso, por esos breves momentos y por esas personas, la necesidad irrefutable de seguir con vida mientras haya vida. Y el deseo de no herir, de no preocupar, de que nada cambie aún cuando ya no estés.

Es curioso. Tal vez porque el estilo y el tono de Isabel son poco melodramáticos y no fuerzan al extremo la cuerda de la emoción, o tal vez sencillamente porque uno no estaba “in the mood”, es decir, en el estado emocional adecuado, la película, en el cine, me resultó bella y fascinante, pero no necesariamente emotiva. Mi acompañante, por el contrario, dejó sus lágrimas en la sala más o menos desde la primera media hora en adelante. Sin embargo, ahora que estoy escribiendo sobre ella, reflexionando sobre ella, sobre sus personajes y sus sensaciones, mientras escucho (tal vez no por casualidad) la versión de “Nothing compares 2u” que hace Jimmy Scott en un disco con la música que Almodóvar escuchaba mientras escribía Hable con ella… Ahora, digo, a dos semanas de haberla visto, me inunda una emoción que por alguna razón no me llegó frente a la película.

El cine nos tiene reservados esos misterios. El efecto y la fuerza de una película se nos pueden hacer presentes cuando menos lo esperamos.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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