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Resumen

J. J. Abrams (director de Misión Imposible III, creador de las series Lost y Alias) es el encargado de narrar la increíble historia del viaje inaugural del U.S.S. Enterprise, la nave espacial más avanzada jamás creada. Al frente de una joven tripulación, el granjero de Iowa James Tiberius Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto), proveniente del planeta Vulcan, deben encontrar la forma de detener a un ser malvado cuya misión de venganza amenaza a toda la humanidad.

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras: Un buen entretenimiento, liviano y efectivo, con algo que ofrecer tanto a los seguidores de la saga como a quienes no conocen nada de Star Trek.

Jóvenes reclutas

Nunca fui un fanático de la serie, ni de la original de los años ‘60, creada por Gene Roddenberry, ni de The Next Generation, que se emitió entre 1987 y 1994. Mucho menos de sus derivados, como Deep Space Nine (1993-1999), Voyager (1995-2001) o Enterprise (2001-2005), que –con todo respeto- me parecen buenos ejemplos de televisión clase B (bueno, todas lo eran, ¿no?). Apenas vi algunas de las películas que se hicieron, empezando por la primera dirigida por Robert Wise, de 1979, que debo haber visto en VHS alguna tarde a mediados de los ’80. Sin embargo, las que más recuerdo son las de los ’90, en particular la última que se hizo con el elenco original (Star Trek VI: The Undiscovered Country, de 1991) y la primera de la “nueva generación” (Generations, 1994), encabezada por el Capitán Jean-Luc Picard que hizo famoso a Patrick Stewart mucho antes que los X-Men. Hubo otras (se hicieron en total diez películas de Star Trek), pero no lograron captar mi atención.

Nunca fui un fanático de la serie, dije, pero sé reconocer cuando la estoy pasando bien en el cine. Y me da la sensación de que esta película, que imagina el origen de la tripulación del Enterprise, tiene algo que ofrecer tanto a quienes no saben nada de Star Trek como a quienes son realmente fanáticos. Los verdaderos Trekkies serán quienes digan si aquí hay algo de la mística que dicen que posee el universo Star Trek o si, en cambio, es apenas un mero pasatiempo que no hace honor a su origen. En cualquier caso, el pasatiempo funciona, en mi opinión.

El mérito es del director y productor J. J. Abrams, quien ya supo reflotar una saga cinematográfica alicaída como Misión Imposible (2006) y además es el creador de Lost, uno de los últimos fenómenos de culto –nos guste o no- de la televisión estadounidense. El tipo parece conocer alguna fórmula secreta para alcanzar el éxito. O, en todo caso, es un buen narrador y un hábil creador de entretenimientos ligeros y efectivos. Además de un formidable equipo de producción con lujos en dirección de arte, fotografía, montaje y efectos visuales, su gran acierto ha sido la elección de un elenco certero, con un hallazgo (ayudado por los artistas del maquillaje) en el joven Spock que hace Zachary Quinto.

Uno puede hacer el ejercicio de compararlos con los actores originales, pero lo mejor es aceptar que es otra generación y que lo que importa es el espíritu de cada personaje. Quizás el rebelde James T. Kirk que hace Chris Pine sea un poco arrogante de más, pero si uno revisa capítulos la de serie original comprobará que había una sutil ironía inconformista en el Kirk de William Shatner, como si el capitán no terminase de aceptar el rol que le había tocado a bordo del Enterprise. Este Kirk tiene una actitud más “siglo XXI”, pero de eso se trata, ¿no? La fidelidad tiene un límite, y ese límite es la barrera que separa la identificación de un público objetivo que hoy es joven y adolescente y que en su mayoría no comparte los mismos códigos que las viejas series de TV.

Yo señalaría dos puntos flojos: en el casting, la presencia de Winona Ryder como la madre humana de Spock (¿se supone que tengo que creerme que es la madre de un tipo de veintitantos, por más que sea del planeta Vulcano?). Y el villano Nero que hace Eric Bana bajo quilos de maquillaje; no es que él esté mal, pero no se trata de un villano de peso. Por más que sus acciones sean terribles, no llega a convertirse en una verdadera amenaza para la tripulación del Enterprise, algo que confirma la manera facilonga que se deshacen de él.

Son detalles menores, al menos al lado del inocente vigor y sentido del humor que campean, al son de una excelente partitura de Michael Giacchino. Y se agradecen dos guiños muy particulares: la aparición especial de un veteranísimo Leonard Nimoy (el Spock original) y la presencia del británico Simon Pegg en el papel de Scott; estupendo comediante y guionista –aunque no muy conocido todavía-, Pegg es un fanático de la ciencia ficción, como lo demuestra su personaje en Spaced, serie cómica que creó en 1999 junto al mismo equipo y elenco con que hizo las brillantes sátiras Shaun of the Dead (2004) y Hot Fuzz (2007). Si no viste nada de esto, más vale que te las consigas cuanto antes.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy